𝟐𝟔. 𝐍𝐔𝐍𝐂𝐇𝐈

72 11 14
                                    


Capítulo 26

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 26



12 de mayo.




Al día siguiente me dieron el alta, luego de hacerme varios estudios me indicaron que estaba lista para irme y lo principal era que tuviera mucho cuidado con mis heridas. Reposo total por esta semana, yo solo asiento a todo lo que me dice, incluso a los medicamentos que me dan. Alastor es quien se encarga de escuchar todo y preguntar, parece genuinamente preocupado por esta situación.

Me termino de cambiar con cuidado y él intenta ayudarme, pero lo quitó de un manotazo diciendo que puedo sola, sin embargo, cuando hago el esfuerzo por doblarme para subirme el pantalón, suelto un quejido.

— Déjame ayudarte, terca.

Se acerca para ayudarme y me sonríe satisfecho cuando me lo termina de poner, salimos del hospital y por suerte ningún paparazzi o fan estaban rodeándolo. Por lo que había escuchado, Alastor se encontraba hablando con su representante para que el personal del hospital no rompa el código de confidencialidad.

Nos metemos en el auto y comienza a conducir haciendo que nos alejemos de ahí, lo que me genera cierto alivio. No me gusta estar en los hospitales. Se mantiene en silencio hasta que detiene el auto en un semáforo y voltea la cabeza hacia mí.

— ¿Quieres ir a tu casa?

Me pregunta y no contestó de inmediato. Me gustaría decirle que sí, ya que quiero poder descansar en mi departamento de una maldita vez y tener la oportunidad de relajarme al menos un rato, el único problema es Ada. No ella en sí, sino que estoy muy segura de que está planeando cosas y no quiero que Alastor se entere, por su bien. Además no me gustaría tener que darle tantas explicaciones en este estado, mi cabeza no tendrá la capacidad. Por lo que me decanto por una segunda opción.

— No... No quiero ir a casa – susurro y él asiente soltando un ligero suspiro — ¿Puedo...?

— ¿Quieres venir a la mía? – Su pregunta me hace sentir menos culpable y muevo la cabeza confirmando. Entonces conduce hacia allí sin ningún problema. Por suerte no hay mucho que caminar hasta llegar al apartamento que se encuentra vacío. Me guía en dirección al sofá y me sienta en este con cuidado, reviso mi herida y se ve normal. Bueno, tan normal como se puede tener una herida recién cocida.

— ¿Quieres algo de comer?

Me trae un sándwich y lo devoró en pocos minutos, estaba muerta de hambre. Me limpió las migas de los labios y le sonrió apenada cuando sus intensos ojos celestes me observan con diversión.

— Tenía hambre – Le digo a la defensiva y suelta una risita que me hace verle mal.

— Lo entiendo, tranquila.

Ramé (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora