🐺1- El destino de los lobos

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Twain despertó más temprano de lo normal y se achicó en su lugar acomodándose mejor intentando obtener algunos minutos más de sueño, pero unos latidos llegaron a sus oídos y recobró la conciencia por completo abriendo los ojos y encontrando a Dawson dormido a solo unos centímetros suyo. 

Si alguien preguntara si se imaginó estar de esa manera con alguien alguna vez diría que no sin pensarlo, pero ahí estaba, con nada más y nada menos que Dawson Hale, no es que eso significara algo pero era Dawson, alguien a quien conoció de la manera más absurda posible, y con quien descubrió emociones que no sabía que podía sentir. 

—Quiero tu marca... en mí —murmuró bajito observando el rostro sereno del moreno —La quiero en verdad —

Suspiró y arrastró un brazo hacia arriba hasta llegar al cuello del mayor y lo acarició levemente, justo cuando decidió que volvería a dormir vio a Dawson sonreír en sueños y sintió su corazón colapsar. Todo dentro suyo grita "Te amo", tanto que es asfixiante. Pero sabe que no hay nada que pueda hacer contra el destino.

Su vida no estaba completamente resuelta aun, Dawson pasa más tiempo en su departamento que en su propia casa, con su familia, y a él no le molesta en absoluto ir los fines de semana a la mansión Hale, ama a esa familia como si fuera suya y lo aceptaron desde el primer día, y no podría estar más agradecido por ello. Pero aun sabe que debe fijar un norte para él mismo. 

No sabe en qué momento volvió a dormirse pero despierta a causa de su temperatura corporal elevada y jadea abriendo los ojos aturdido. 

—¿Dawson...?

—Soy yo bebé — escucha y suspira cerrando los ojos pero todo aun es muy abrumador. Envía ambas manos al frente y llega a la cabeza ajena enredando sus dedos en su cabello oscuro

—Para...— pide agitado —No... detente. Es suficiente, no puedo —se queja intentando alejarlo pero sabe que será sin éxito, aun así, lo intenta. Siente a Dawson liberarlo de su boca y suspira pesadamente moviendo las piernas. 

—No tengo suficiente de ti aun, lo siento en verdad... pero mi lobo... —Dawson se arrastra hasta llegar a él —Lo siento... —dice jadeante mientras lentamente lo voltea boca abajo y besa su cuello 

—Ya no puedo... no tengo nada más para correrme Dawson —

—Siéntete bien, solo... muéstrate a mí bebé, muéstrame tu cuerpo, dime que es mío —dice rozando su oreja con sus labios y Twain arquea la espalda contradiciéndose a sí mismo —Bien... —

—Hazlo, ponlo dentro —pide apretando las sábanas entre sus dedos esperando ansioso. 

Dawson podía describirse como un... ¿adicto al sexo? No estaba muy seguro de eso, es decir, ¿era así con todos? no sabía eso pero definitivamente tenía días en los que no se contentaba, y Twain no pensaba quejarse, no lo haría. 

—¡Espera! —gritó cuando el mayor lo levantó por las caderas poniéndolo sobre sus rodillas —Dawson, ya eyaculaste, así que ya puedes parar... no es necesario que... —

—Sabes que no puedo parar —dijo este comenzando a embestirlo de nuevo aun cuando su última eyaculación seguía en su interior, y era excitante, un poco vergonzoso, pero excitante. —No muevas tus caderas tan ansiosamente, saldré de tu interior si no las controlas —

—¿De quién.... es la culpa? Idiota —gruñó secando su frente contra la sábana, pero intentó controlar su cuerpo un poco 

—Todo es tu culpa — Twain le miró como pudo desde abajo —Desperté y tenías tu trasero contra mí provocándome, ¿Qué esperabas que hiciera? No puedo... negarme... a una invitación como esa —bromeó

LETAL「OMEGAVERSE」 © (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora