[AU]
Dawson Hale, primer hijo nacido de tres, toma una fuerte y difícil decisión luego de ocasionar lo que él cree es la muerte de sus padres.
Luego de una dura batalla por escapar de una clínica enfocada en crear una nueva especie de lobos, Dawson...
Dawson cerró la puerta con llave antes de salir por el estrecho pasillo del motel. Se dirigió escaleras abajo hasta la máquina expendedora y metió cuatro monedas de seguido, presionó un botón y aguardó hasta que la lata de soda saliera. Repitió el proceso un par de veces más y luego subió al cuarto de regreso.
La única indicación que había conseguido, y no de Sidney, era mantener al chico oculto en alguna parte de la ciudad, y muy a su pesar, no tuvo muchas opciones. Él vive en el campamento dentro del bosque por lo que no tiene un lugar establecido dentro de los muros. El motel donde se encontraban fue lo único que logró conseguir en el poco tiempo que tuvo para buscar.
Ahora mismo el chico dormía en la cama matrimonial y él... bueno él bebía su soda mientras observaba por la ventana. No tenía un buen presentimiento sobre nada de lo que estaba sucediendo y eso solo generaba más ansiedad en él.
Esa noche no podría dormir y lo sabía, no hasta tener idea de qué sucedía.
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Temprano en la mañana Dawson tuvo que salir a dar una vuelta, no soportaba estar encerrado, no estaba acostumbrado a ello. Nada sospechoso en los alrededores, nadie rondaba por ahí y todo estaba bastante callado. Encontrarse con la calma del amanecer hizo que volviera al motel.
Abrió la puerta de la habitación con el ceño fruncido al oír el corazón en el interior latir muy rápido. Cerró la puerta encontrando el cuarto aún a oscuras y se encogió en él mismo al sentir algo golpear su hombro. Encendió sus ojos.
—¿Qué demonios?— explotó. No esperó ninguna explicación avanzó hasta el pequeño cuerpo y jaló de él haciéndole estallar en pánico. Lo cual fue divertido. ¿En serio pensaba que tenía alguna posibilidad contra él? ¿Un beta, en serio?
Cogió por la cintura al chico levantándolo del suelo cuando quiso huir hacia el baño.
—Supéralo ya— dijo sin muchas ganas de alargar esa situación. El chico pataleó y luego estrelló su codo en el estómago del alfa haciendo que éste pierda un poco el aliento.
Dawson, enfadado y harto, levantó al chico del suelo de nuevo y lo lanzó a la cama boca arriba. Un segundo después subió sobre él acorralándolo contra el colchón y su cuerpo.
De nuevo el pobre intentó escapar fracasando por quinta vez. El ojiverde atrapó sus muñecas sin mucho problema y las aseguró a cada lado de su cabeza. Inmóvil el chico boqueó por aire, con el ritmo cardiaco por el cielo y finalmente se quedó quieto.
—¿Estás loco acaso?— gruñó el más grande —Podría haberte matado—
El chico apretó los ojos y Dawson suspiró.
—Por favor...
—¿Por favor qué? ¿Qué no te estrangule hasta la muerte? ¿Qué no te corte la garganta? Creo que puede que lo haga— hizo una pausa —Jesucristo... esto no era parte del trabajo sin duda alguna. Estás más loco que una cabra— finaliza y ve al chico abrir los ojos despacio. —¿Acabaste de actuar como un minion purpura o necesitas unos minutos más? Puedo hacer esto todo el día, pero no es lo que realmente planeaba para hoy—
