🐺1- El Beta

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Twain despertó por un sonido sordo que llegó a sus oídos. Abrió los ojos soñolientos y se acomodó fijando la mirada en la barbilla del alfa, quien dormía con calma a su lado. El olor al desodorante y jabón llegó a él e inconscientemente se acurrucó más a su lado volviendo a cerrar los ojos. 

Y se detuvo a pensar, por un momento. 

Están en la misma cama, la luz del día atraviesa levemente por las cortinas, el aroma de ambos en toda la habitación. Sus sentidos se nublan por una fracción de segundo. Un suave jadeo se deshizo contra sus labios y las sábanas se asfixiaron en sus puños.

Levantó un poco la vista nuevamente a Dawson, y quiso deslizar la mano sobre la piel de su barbilla, su grueso cuello... pero retiró la mano a medio camino, no era correcto. Debía salir de ahí. Aún tenía un poco de sus sentidos funcionando. 

Se removió entre las sábanas lentamente, y sintió la mano del alfa acariciar su cintura levemente, le miró esperando verlo despierto pero seguía dormido así que dio un paso lejos de la cama y juntó parte de su ropa alejándose hacia la puerta. Si Dawson despertara definitivamente sus instintos se vendrían abajo. 

Una aguda punzada de necesidad le envolvió por un momento, y la lujuria invadió cada parte de su cuerpo, elevando su temperatura rápidamente. Pero levantó la cabeza y salió del cuarto con el mayor silencio posible. 

—Debe haber algo... —murmuró apretando los dientes mientras abría cada cajón en el baño. Pero no había nada. Fue a la cocina por un vaso de agua y sabía que el tiempo se le estaba acabando. Buscó en los cajones de la cocina y gimió bajito apretando los ojos. Sus labios estaban comenzando a secarse y su garganta pedía más agua. No podía ya casi pensar con coherencia y estaba mal. No podía. 

Casi corrió al otro baño en la casa y se encerró en él colocando una mano en su boca intentando no emitir ningún sonido. No quería que Dawson despertara y lo encontrara en ese estado. Sería muy vergonzoso. 

Abrió los estantes de abajo del lavabo y revisó cada caja pero nada. Ningún supresor. Quiso llorar pero consiguió ponerse de pie y revisar los estantes de arriba, vio varios rollos de papel, algunas toallas y detrás de éstas, un par de cajas de color azul hicieron que el alma le volviera al cuerpo. Tomó una y aun con la mirada algo nublada observo las letras enfrente, eran supresores, era todo lo que le importaba. 

Quitó un par y los tragó sin mucho esfuerzo y cerró los ojos deseando que hicieran efecto lo antes posible. 

Alcanzó a abrir la canilla de la bañera y dejó que el agua fría corriera hasta la mitad. Dejó la gran remera oscura de Dawson a un lado junto con su ropa interior y entró a la bañera temblando un poco por la temperatura, pero sabía que ayudaría a controlar su celo. 

Permaneció con el agua cubriéndole hasta el cuello por un buen rato, dejando que su cuerpo se relaje y el supresor hiciera su trabajo. Era lo malo de ser un beta, el celo no tiene fecha en ellos, no lo tienen cada mes por lo que no pueden estar preparados cuando sucede. En su caso específicamente, al no tener una pareja, sentirse atraído por otro lobo es algo muy raro. Pero Dawson, su apariencia peligrosa, la actitud sexy que tiene, todo hace que sus hormonas no puedan controlarse. 

Y más aun luego de haber tenido sexo con él, todo es más difícil de controlar. Despertar a su lado sin duda no ayudó en absoluto. Las palabras del alfa volvieron a su mente obligándole a recordar cómo quiso mostrarle una faceta suya que realmente no existía. ¿Qué esperaba? ¿Asustarlo? Quiso reír. ¿Y luego qué, mantenerlo alejado a base de miedo? Eso no iba con él. 

Pero aunque así fuera, no le costaba demasiado ver a través del lobo del ojiverde. Todo era una simple fachada. 

Recorrió el baño con la mirada y suspiró sintiéndose mucho mejor. Escuchó un sonido afuera y respiró profundo saliendo del agua. Probablemente Dawson se había levantado ya y lo mejor será que salga o el alfa va a pensar que se escapó de nuevo. 

LETAL「OMEGAVERSE」 © (Lazos II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora