Mierda.
La punta de sus dedos aún hormigueaban y solo podía pensar en la profundidad de los ojos de Twain. Como si significaran una invitación a ellos, a probarlos. Y se estaba volviendo loco, maldita sea, ¿Cómo era eso posible en él? Esa ansiedad y ganas de... estar cerca.
En medio del desayunador se encontró con un plato y un par de sándwiches, y una nota que decía «come». Quiso sonreír, pero no lo hizo.
Se quedó un rato observando los sándwiches hasta que por fin tomó uno y lo llevó a su boca, por la única razón de que tenía hambre, nada más. Y se sintió un poco frustrado ¿Acaso parece de los que no puede prepararse un maldito sándwich solo?
Luego se quedó parado ahí mirando el segundo sándwich un poco más del límite de tiempo normal para estar mirando un sándwich. Le molestaba lo que sentía, la calidez que el puto sándwich le dio. Hacía demasiado tiempo que no sentía algo así y eso solo aumentaba su ira, una ira con la que había vivido los últimos cuatro años, y a la cual ya estaba acostumbrado.
Miró su mano derecha, la piel que había estado en contacto con el beta y era como si aun podía sentir la temperatura de su piel, y la textura de esta. Era como un pequeño hormigueo y calor extendiéndose por sus dedos. Nunca antes se sintió de esa manera después de...tocar a alguien.
Sus músculos se espabilaron y volvió a la realidad, con el sándwich de mierda aún enfrente. Sus ojos viajaron al sofá a unos metros luego de percibir un resoplido leve. Twain dormía ahí y se estremeció a causa del fresco que entraba por el ventanal. Dawson no pudo evitarlo y se acercó unos pasos notando su pelo como se mezclaba con la poca luz que entraba a la casa y sus ojos parpadeaban levemente moviendo sus pestañas sobre sus pómulos.
Mierda y más mierda.
Era una cosa pequeña en el sofá. Aunque sabía que su tamaño era engañoso, tenía el don de pelea, aunque era admirable también era peligroso para él mismo, porque al igual que su boca podía meterle en muchos problemas. Pero de alguna forma provocaba a su naturaleza, a su lobo dominante, incitándole a eso: dominar y controlar.
Y eso no iba a salir para nada bien, eso no estaba en absoluto en los planes. No había cómo. Porque había una buena posibilidad de que si no era asesinado, volvería a casa con su padre. Y él no formaría parte de ninguna de esas dos opciones.
Ninguna.
En realidad no sabía en qué demonios pensaba Sidney al enviarlo a él a rescatar al niñato. No había oído de él desde esa noche, y estaba seguro que Twain estaría mejor con cualquiera de los demás Lobos Solitarios, ellos sabían cómo cuidar de alguien, al menos lo básico. Él no, él se guía por su lobo y sus necesidades. No hay tal cosa como cuidado y protección.
Y sabía que era más probable que Twain volviera a casa sano y salvo estando lejos de él que bajo su custodia. Y realmente quería que volviera a casa, que tuviera esa posibilidad. Y que encontrara a alguien bueno. Cualquiera querría a alguien como Twain, aunque habla mucho a veces, pero si puede aprender a ignorar su voz definitivamente podrá con él.
Pero le hizo un sándwich a él.
Maldito...
Y él no necesitaba eso, ni quería eso, no lo buscaba. Intentó ignorar sus instintos que lo único en lo que pensaban era en el aroma de Twain a durazno y agua, porque sí, había tomado un baño y eso estaba enloqueciendo al alfa de todas las maneras posibles. Su mente viajó un segundo al hecho de que ellos realmente no tenían ropa suyas ahí, y tampoco tenían... ropa interior. Lo que hizo que sus pantalones se sintieran de pronto demasiado apretados.
ESTÁS LEYENDO
LETAL「OMEGAVERSE」 © (Lazos II)
Fanfic[AU] Dawson Hale, primer hijo nacido de tres, toma una fuerte y difícil decisión luego de ocasionar lo que él cree es la muerte de sus padres. Luego de una dura batalla por escapar de una clínica enfocada en crear una nueva especie de lobos, Dawson...