Capítulo 2

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Momento y lugar equivocado.

Insatisfecho.

Creo que esa palabra resumiría muy bien mi situación actual, amo a mi familia, si, Morgan ha sido la luz de mis días desde que apenas tenía 19 años, y Dios, cuando Alice llegó a nuestras vidas... La felicidad que sentía era inmedible, sabía que no amaría nunca a nada ni a nadie como amaba a esa pequeña, a excepción de mi Morgan.

Pero ya tendré tiempo para cursilerías luego.

— Apresúrense, por favor. ¿Ya están listas? Alcé mi voz a través de la ventana del auto para decirle a Morgan, que estaba de pie en la puerta de la casa esperando por Alice.

— ¡Ya vamos, cariño !— Me grito Morgan — Date prisa, Alice. Añadió, dirigiéndose a Alice que se encontraba bajando las escaleras.

Morgan y Alice se apresuraban en subirse al auto, ya ambas dentro, empecé a conducir.

Bien... Insatisfecho, esa fue la palabra que escogí. 

Mi vida parecería feliz para cualquiera, y lo es, no tengo un pasado oscuro que me persiga, no engaño a Morgan, ni ella a mí, Alice tampoco es una niña problemática... En fin, una familia feliz. Pero quisiera no haber acabado así, no lo sé, tal vez soy inconformista, o un malagradecido, pero nunca imaginé que terminaría trabajando para un imbécil, es un edificio gigantesco, con miles de cubículos de oficina exactamente iguales, haciendo lo mismo cada día, solo para ganar dinero. Vivimos muy cómodamente, si, pero es frustrante, pensé que me graduaría un año antes que Morgan, tendría todo preparado para darle estabilidad, y viviríamos viajando por el mundo, retrataría cada magnífico paisaje o historia con la que nos cruzáramos, retrataría su infinita belleza en cada lugar de esos, y así pasaríamos los años, disfrutando una juventud de alma eterna.

Pero justo en ese momento, como si fuese una señal divina recordándome mis deberes y obligándome a dejar de soñar, sonó mi teléfono, una llamada entrante de Charlie, mi jefe. Le bajé volumen a la radio y contesté. Charlie no me dejó articular palabra porque solo estaba gritándome, en un intento fallido de tranquilizarlo le dije:

— Ok, Charlie, se que estás molesto, algo que no sucede muy a menudo (espero que no haya distinguido el sarcasmo) pero no han pasado ni 24 horas desde que me encargaste el trabajo, cálmate.

La voz de Charlie sonaba demandante. Empezó a preguntarme por el reporte que me había encargado hace sólo unas horas.

— He estado trabajando en ello, solo necesito unos días más y estará listo.

— Papi, pon la música. Exigió Alice desde el asiento trasero.

— Alice, guarda silencio, estoy al teléfono. Le susurré y volví a hablar por el teléfono pero Charlie me había colgado, con impotencia lancé el teléfono sobre el tablero del auto.

— Papi, por favor, por favoooor. Dijo Alice.
Morgan al notar lo irritado que estaba, le dio una mirada severa a Alice.

— Alice, ya cállate. Dijo Morgan casi en susurro. Alice rodó sus ojos.

Por suerte ya habíamos llegado al centro comercial, Alice bajó casi corriendo del auto y fue hacia los carritos del supermercado, y empezó a jugar con ellos.

Morgan y yo estábamos aún bajando del auto.

— No entiendo porque es tan malcriada, seguro lo heredó de ti. Dije mientras cerraba la puerta del auto.

— ¿De mi? Ja, eso quisieras. Dijo mientras sonreía pícaramente.

Caminé hacia ella, la tomé por la cintura, y le di un beso en la mejilla.

Recuerdos Vacíos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora