Capítulo 6

805 215 33
                                    

Infidelidades y recuerdos.

Derek Murphy

« Maldito, claro, huye como un cobarde... Y por favor llévame contigo. »

Fue lo que pensé cuando vi a Nathan salir por la puerta del apartamento de Violet, dejándome solo con éstos dos. Dios, ¿Qué hago ahora? ¿Debería irme ya? No, eso sería muy obvio, pero no quiero quedarme aquí con estos dos pareciendo unos adolescentes enamorados, es patético, si tan solo Evan supiera...

Violet me miraba esperando que hiciera algo, pero no me podía mover, y sinceramente, si fuera a hacer algo, sería decirle qué es una idiota por seguir con éste tipo después de lo que le hizo. Y de lo que ella hizo... O mas bien, hicimos.

El sonido de un teléfono nos despertó a ambos del trance, era una llamada para Evan, el contestó rápidamente el teléfono, y a juzgar por su mirada, llegue a suponer que algo malo había pasado.

— Oh Violet, Derek, discúlpenme, pero me tengo que ir ahora mismo. Anunció, luego dirigió su mirada a Violet, como sino fuera de mi incumbencia, y efectivamente, pero de todas formas escuché.

— Mi abuela tuvo un accidente, cayó por las escaleras, tengo que ir a acompañarla a ella y a mi mamá. Dijo casi en susurro.

— Te acompaño. Ordenó Violet.

— ¡No! No te preocupes, voy solo, tal vez no pueda volver hasta la mañana, sonaba a algo muy serio. Explicó Evan un poco exaltado.

Evan salió disparado por la puerta, sin dejar chance a que Violet dijera más nada, dejándonos solos.

Al cabo de varios minutos de incómodo silencio, hablé.

— Un hijo, ¿Es en serio? ¿Con eso pretendes salvar su relación? Dije, con un tono incrédulo.

— No... No lo sé, solo pasó, no planeé nada. Dijo Violet.

— Bien, no es mi asunto — Dije, burlón — Aunque sabes que no lo quieres en realidad, no te hace feliz. Añadí.

— No sabes lo que dices, yo si lo quiero, además, ¿En qué te afecta a ti?

— No, no, si quieres mentirte a ti misma, bien, pero sabes que a mi no me engañas, y como ya dije, no es mi asunto, así que no me afecta, solo digo.

Violet se quedó en silencio. Me acerqué más a ella, y en el tono más irritante posible dije:

— Sabes que no te hace sentir viva, sabes que con él en todos éstos años, no has sentido ni la mitad de lo que sentiste conmigo aquella noche.

Noté como sus mejillas se ruborizaban rápidamente al escucharme, Violet bajó la cabeza. La tomé por el mentón y la obligué a mirarme a la cara. Amaba tener el control nuevamente, me encantaba el efecto que podía llegar a tener en ella solo con decir unas cuantas palabras. Justo ese mismo efecto que tenía ella en mi.

— Ególatra como siempre Murphy, pero no sabes de lo que hablas. Dijo, firmemente.

— ¿No? Yo creo que sí.

Pasé mis manos por su cintura y al ver como se erizaba, le di un empujón y Violet cayó en el sofá. Me puse encima de ella, y agarrándola de la cintura empecé a besar su cuello, escuchaba como intentaba que sus gemidos no salieran, pero era inevitable. Subí mis labios hacia su mentón, rozando por poco sus labios pero sin tocarlos, Violet presionaba sus manos contra mi espalda, bajé hasta su clavícula, luego hasta sus pechos, dibujaba en ellos con mi lengua y vi como echaba la cabeza hacia atrás dejando escapar un fuerte gemido.

Recuerdos Vacíos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora