Capítulo 8

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Nuestra canción especial.

«Los medios tienen la mala costumbre de exagerar todo lo innecesario. Creo que lo hacen para compensar todo lo que callan.»

Si, cada día lo comprobaba más, cambiaba y cambiaba de canales y todos hablaban de lo mismo, ya estaba harto, debíamos tener precaución, ya entendí, pero escucharlo tantas veces ya había creado una repulsión automática a esa advertencia.

Apagué el televisor y lancé el control a un lado en el sofá. Caminé hacia la cocina, tomé un vaso de agua y me paré frente a la ventana, viendo hacia el porche, los rayos de luz naranja se reflejaban en el césped, haciéndolo ver de un tono amarillento en lugar de su vivido verde, el sol se estaba poniendo, Alice estaba jugando afuera con un perro vecino, revolcándose y rodando por la grama.

Toqué la ventana con mis nudillos para llamar su atención y hacerle una seña para que viniera a la cocina. La puerta estaba abierta y Alice entró.

— ¿Quieres comerte los cannolis de anoche? Pregunté.

Ella asintió, estaba toda sucia y sudada, su cabello se pegaba a su rostro y estaba tan agitada que ni siquiera podía hablar. Le di la bolsa de papel con los 2 cannolis restantes dentro de ella, me dió la gracias y giró sobre su eje para salir nuevamente y seguir jugando.

— Hey Alice, ¿Mañana tienes clases? ¿Quieres que te lleve o irás en el autobús? Dije, antes de que saliera por la puerta, se volteó sobre su hombro y me respondió.

— Si tengo clases, es apenas lunes—Dijo mientras se reía al pie de la puerta— Si, llévame por favor. Añadió.

— Okey... Oye ya deberías entrar, se está haciendo de noche. Dije señalando con mi cabeza el cielo que yacía sobre el porche, que perdía poco a poco su tono naranja y se tornaba morado.

— ¡Rose, ya entra a la casa! Se escuchó desde la casa de al lado, Elizabeth, mi vecina, llamaba a su hija que también estaba jugando afuera.

— ¿Ves? Beth concuerda conmigo. Dije mientras daba una sonrisa de boca cerrada.

Alice entró a la casa, se veía en su rostro que no quería dejar de jugar, pero que estuviera sola afuera me ponía los nervios de puntas, no porque fuera un vecindario peligroso, sino porque, ese pensamiento de que cualquier cosa podría pasar me atormentaba cada día e hiciera lo que hiciera no se iba, así que decidí hacerle caso y no luchar contra el.

Alice caminaba hacia las escaleras para subir a su habitación cuando se dió la vuelta y me dijo:

— ¿Que vamos a comer? Estoy hambrienta.

— ¿Tienes hambre? ¿Qué pasó con los cannolis que te acabo de dar? Pregunté

Alice se encogió de hombros mientras daba un sonrisa de boca cerrada.

— Eso solo fue un snack... Entooonces, ¿Qué vamos a cenar? Dijo mientras parpadeaba rápidamente, suplicándome con la mirada.

— ¿Que te parece si preparamos hotcakes de chocolate?

— SIII, por favor, sabes que los amo, vamos, vamos. Dijo emocionada.

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Alice y yo estábamos sentados en el mesón de la cocina, comiendo, Alice devoraba cómicamente la pila de hotcakes que se encontraba frente a ella, de repente apartó su mirada de los hotcakes y me observó fijamente.

— ¿Por qué no sales con nadie? Preguntó.

Su pregunta me hizo tragar grueso, no me lo esperaba, mucho menos de ella, sabía perfectamente a que se refería pero traté de evadir la dirección de la conversación.

— ¿De qué hablas? Siempre salgo con Derek o con Violet.

— No, me refiero a salir... Salir en serio con alguien, con una chica.

— Por Dios—Dije, tosiendo y soltando los cubiertos sobre el plato, no pude ocultar el nerviosismo que sentí al escuchar esas palabras— No podría salir con nadie... Amo a tu mamá, siempre lo haré.

— Lo sé... Pero deberías intentarlo, al menos para que te diviertas, ya no ríes muy a menudo. Dijo bajando su mirada de nuevo a los hotcakes.

Eso me hizo reflexionar, Alice tenía razón, aunque eso me incomodara, tal vez sí debía salir con alguien, por lo menos una vez, para distraerme.

Tosí, tratando de llamar de nuevo la atención de Alice, ella me miró nuevamente.

— No quiero que llegues tarde mañana a la escuela, cuando termines de comer subes a tu habitación, por favor. Dije, intentando evitar a toda costa la conversación, Alice frunció el ceño confundida, pero luego asintió.

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Una imprevista lluvia cayó fuertemente sobre el vecindario, truenos retumbaban las paredes y los relámpagos iluminaban la habitación cada cuando.

Alice le tiene pavor a las tormentas, así que subí a su habitación para verificar que estuviera bien, entré cuidadosamente y Alice se encontraba en un rincón de la cama, con su cobija cubriéndole mayor parte del rostro, la luz de los relámpagos entrando abruptamente por la ventana y posándose en la cara de Alice. Al notar mi presencia, se quitó la cobija rápidamente y corrió, colgándose de mi como un koala.

— No puedo dormir, tengo miedo. Dijo Alice, aferrándose a mi torso.

— Lo sé cariño, estoy aquí, ven.

La tomé de dónde estaba y la cargué sobre mis hombros, ella rodeando mi cuello con sus pequeños brazos. Caminé hasta la cama y me senté en ella, Alice se soltó y se acostó a un lado.

— No tienes porqué preocuparte, es solo lluvia. Dije mientras pasaba mi mano por su frente.

— No quiero estar sola.

— No lo estás, nunca lo estarás, yo estoy aquí.

— ¿Puedes cantar mi canción especial?

— ¿Ahora? Bueno, si eso te hace dormir—Tosí, afinando mi voz, eso hizo que Alice riera, y empecé a cantar:

— I give her all my love, that's all I do, and if you saw my love, you'd love her, too, i love her. Alice me veía mientras sonreía, sus ojos brillaban, supe que su temor ya se había desvanecido a pesar de que seguía lloviendo.

— She gives my everything, and tenderly, the kiss my lover brings, she brings to me, and I love her. Pasaba mi mano delicadamente por su cabello, ella empezó a cantar conmigo, su voz era aguda pero delicada.

— A love like ours, could never die, as long as , have you near me, bright are the stars that shine, dark is the sky, i know this love of mine, will never die, and I love her... El volumen la voz de Alice disminuía poco a poco, sus ojos se adormecían.

— Buenas noches cariño, ten dulces sueños, te amo mucho. Dije mientras me acercaba y le daba un beso a Alice en la frente.

— Yo te amo más. Dijo Alice en un susurro, ya con los ojos cerrados.

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NOTA DE AUTORA:

And i love her, una de mis canciones favoritas de The Beatles, ésta banda tiene un gran espacio guardado en mi corazón, la nostalgia me invadió al escribir éste capítulo, recordando cada viaje con mi papá, cantando Eleanor Rigby, Yellow submarine, Help, I wanna hold your hand y muchas más mientras íbamos por la carretera. Te quiero mucho pa, espero algún día leas esto.

Recuerdos Vacíos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora