Capítulo uno

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5 años después

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5 años después

— ¿Señorita desea algo del carrito? — preguntó la azafata trayéndome de regreso a la realidad.

—No, gracias.

Ella se fue y siguió ofreciendo a los demás pasajeros. Miré por la ventana antes de comenzar a leer un poco más, las nubes junto con el sol nos ofrecían todo un espectáculo a todos los pasajeros, pero pocos eran los que lo apreciaban. Era el aniversario número cinco de aquella desgracia. Aquella, en la cual una parte de mi corazón murió.

Iba en un avión con rumbo a Madrid, estudiaría mi maestría en periodismo, además de visitar a mi hermana que tenía cinco años sin ver. Nunca pensé que pasaría mi cumpleaños número veinticinco en España. En realidad, después del incidente, nunca pensé que saldría de mi ciudad natal, pero era tiempo de avanzar y perseguir mis sueños.

—Señorita, ¿podría por favor abrocharse el cinturón? — sonrió —ya vamos a aterrizar- se dirigió hacia mí la sobrecargo. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no escuché las instrucciones.

—Sí, claro— fingí una sonrisa.

El avión aterrizó, poco a poco fuimos bajando. Fui a recoger mi maleta, tardó un poco hasta que al fin la vi. La tomé y me dirigí a encontrarme con mi hermana. La busqué entre la multitud, pero no la hallé. Cuando iba hacia la salida me la topé.

—Australia— gritó corriendo entre la multitud. Vestía un pantalón gris formal, una blusa color azul de seda y tacones. Le di algo de crédito en ese momento, porque sabía lo difícil que era correr en tacones.

—Hola, Francia

Ella me abrazó fuertemente.

—Te extrañé muchísimo. Hasta que por fin decidiste venir.

—Sabes que es por la escuela

—Lo sé, pero me alegro que estéis aquí— expresó con una sonrisa. Ella siempre tuvo una sonrisa para todos, aunque no fuera su día, siempre sonreía, siempre.

Era menor que yo por un año. Siempre fue rebelde, un alma libre y verla siendo responsable era algo gracioso.

— ¿Qué tal tu vuelo? — preguntó al ver que no hablaba.

—Largo

Ella sonrió, yo hice un gesto no muy amable.

—Creo que es momento de ir a casa.

—Lo único que quiero es descansar.

Al salir del aeropuerto tomamos un taxi. Ella le dijo que nos llevara a una dirección y hacia allá se dirigió el taxista. La verdad no le presté atención a lo que le dijo, lo que quería en esos instantes era llegar al departamento.

AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora