Capítulo dieciocho

67 6 0
                                    

Era inicios de diciembre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era inicios de diciembre. Caminaba por la calle, me faltaba poco para llegar al edificio que se convirtió en mi nuevo hogar. El frío era algo evidente, se sentía aún más debido a la fuerza con la que soplaba el viento. Retumbaba en la copa de los arboles, el sonido de las hojas evocaba el recuerdo de aquel día en el cementerio. Fui extraída de mis pensamientos por una melodía que escuché a unos cuantos pasos, era un chico que tocaba la guitarra en el restaurante que me abrió las puertas un par de meses atrás. Prácticamente me sentí en una escena de una película romántica, pero sin amor.

Me paré en la entrada y vi cómo Carlos tocaba para los presentes, algunas piezas en un pequeño escenario que habían hecho. El restaurante tenía algunas mejoras, se veía más amplio, cambiaron el color de las paredes, las mesas eran diferentes y la barra ahora era de cristal, con un exhibidor para postres. ¿Cuándo había pasado todo? Estuve tan absorta este par de meses con la escuela que había olvidado que la vida a mi alrededor también seguía.

Carlos me vio parada ahí y cuando terminó de tocar su canción se acercó hacia dónde estaba.

—Hola extraña—sonrió

— ¿Cuándo pasó todo esto?

—El mes pasado, ¿cómo estás? Siento que no te he visto en mucho tiempo.

—Lo sé. He estado demasiado ocupada con la escuela, de hecho vengo de allá.

—Pero es sábado.

—He estado yendo los fines de semana a grabar algunos audios o a usar su red para extraer información para mis trabajos antes de las fiestas.

— ¿Irás a México para las fiestas?

—No lo sé. No lo creo, sólo son como dos semanas, además prefiero utilizar ese dinero para algo más que ocupe aquí.

—Bien, si no te vas podemos hacer algo para noche vieja.

—Me parece bien.

Entonces se acercaron Fede y Ana María.

—Hola chicos, ¿Cómo están?

— ¿Comerás aquí?

Negué con la cabeza.

—No, me tengo que ir. Tengo que ir al departamento para cambiarme e irme, tengo un evento el cual tengo que cubrir.

—Hablas como toda una periodista—dijo Carlos

Reí

—Nos vemos luego—intenté salir del lugar

—Oye Ramiro—gritó Carlos—ella fue quien te remplazó

Vi como un joven de estatura media, cabello negro, moreno y ojos cafés levantó la mano. Al fin conocía al tan mencionado Ramiro.

—Adiós chicos—me despedí de ellos con la mano y caminé con rumbo al departamento.

Me di una ducha rápida. Me puse un pantalón negro, con una blusa color azul mi gabardina color gris y unas zapatillas del mismo color. Iba bastante abrigada, ya que el viento era gélido por la temporada.

AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora