Capítulo veinticuatro

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Pasaron las semanas y sin darme cuenta había convivido más con Martín

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Pasaron las semanas y sin darme cuenta había convivido más con Martín. Platicábamos mucho por mensaje de texto o por llamada. A veces nos mirábamos los fines de semana, otra veces no, por mis trabajos de la escuela. Los chicos comenzaron a notar que nos caíamos cada vez mejor, y eso era bueno para el grupo, porque reinaba la paz.

Era abril y los chicos se irían de gira, serían teloneros de un grupo importante, según Francia, quien tenía tantas ganas de ir con ellos, pero su trabajo no se permitiría.

Así que no los vería en una buena temporada. Mi hermana me pidió acompañarla al departamento de Gabriel, para despedirse de él. Cuando llegamos, Martín abrió la puerta.

—Pasen—nos indicó a las dos—Gabriel está en su habitación—le dijo a Francia. Fue con rumbo a ella.

Él y yo nos quedamos en la sala de estar

— ¿Quieres algo de tomar?

—Agua, por favor— Caminó hasta la cocina, lo acompañé

—Así que ya se van de gira. Ojalá también pudiera viajar y quitarme todo el estrés que tengo sobre mí con la escuela.

—No te quejes, eso lo que tu quisiste estudiar.

—Y no lo hago, sólo quisiera poder irme por unos días.

— ¿Ya no tienes vacaciones?

Negué con la cabeza

—Hasta verano, sólo unos días.

—Si quieres cuando volvamos podemos ir a algún lugar cerca de aquí, para que lo conozcas y te distraigas

—Gracias—sonreí

—Mientras tanto, te mandaré fotos de los lugares que visitemos—sonreí. Nos miramos solo unos instantes, fueron unos segundos que parecieron eternos, sentí algo extraño en mi interior cuando lo hizo, pasó un mechón de cabello detrás de mi oreja y su pequeño tacto hizo que mi piel se erizara. Algo que no había pasado desde Gonzalo.

Escuchamos pasos hacía nosotros.

— ¿Ya te despediste? —le pregunté a Francia, venía acompañada de su novio.

Asintió

Se acercó a Martín, lo abrazó. Yo hice lo mismo con Gabriel y al último con Martín, quien me abrazó más tiempo de lo acostumbrado.

—Nos vemos cuando estén de regreso.

Con el paso de los días, Martín cumplió su promesa y me mandaba fotos de los lugares que visitaba, al igual que de los chicos haciendo algo tonto. Me encontraba en mi recámara, escribiendo un artículo, cuando me llegó un mensaje de él. Era una foto de la hermosa vista que tenía desde el balcón de su cuarto de hotel.

"¡Qué hermosa vista!"

"Me ha inspirado a escribir una canción"

"Estoy esperando escucharla"

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