Capítulo treinta y nueve

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Después de la fiesta de halloween las siguientes semanas se fueron como agua entre mis dedos, las festividades estaban cerca y con ellas vendrían sorpresas

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Después de la fiesta de halloween las siguientes semanas se fueron como agua entre mis dedos, las festividades estaban cerca y con ellas vendrían sorpresas.

Esta vez sólo cenaríamos nosotros, con su familia. Estaba nerviosa por conocerlos, no había conocido a los padres de él, debido a que estaban en un viaje, empezaron en Portugal visitando a su abuela materna y después viajaron al Sudamérica, se enamoraron de cada ciudad que visitaron, así que se quedaron más tiempo de lo planeado en cada una. Llevaban de viaje cerca de tres meses, cuando comenzamos a salir de manera oficial, Martín me los presentó por video llamada, pero no era lo mismo a conocerlos en persona.

Era 24 de diciembre estaba en mi recámara haciendo mi maleta, para la siguiente semana, debido a que viajaría a México por asuntos de trabajo. Cubría el concierto de Spring Out, el cual era el día 30 de diciembre, y pasaría el fin de año en casa de algunos de mis tíos ya que se reunirían para pasar la velada todos juntos. Hacía años que eso no pasaba, y aprovecharon el concierto para reunirse.

Tocaron a mi puerta, era Francia, quien usaba un vestido negro un poco entallado, zapatillas y un abrigo color rojo. Traía su cabello lacio, se veía resplandeciente. Quería causar una buena impresión.

- ¡Qué elegante!

Ella sonrió

- ¿Ya estás lista?

Asentí

-Sólo estoy terminando de hacer mi maleta.

- ¿Cuándo te vas?

-El veintiocho

-Los chicos salen el día después de navidad.

-Lo sé, ¿extrañarás a Gabriel?

Asintió

Ella no iría a México, porque no le dieron días de vacaciones en su trabajo, estaba atendiendo a un cliente muy importante y exclusivo, que incluso tenía prohibido comentarlo, le habían hecho firmar un acuerdo de confidencialidad, para que no dijera que estaba trabajando para él.

-Siempre que salen por días a sus conciertos, lo extraño.

Sin duda Gabriel era el indicado y estaba seguro que ella lo sabía.

Mi teléfono sonó con un mensaje. Era de Martín. Lo tomé y lo leí

Ya casi llego a tu casa. Por favor no me esperes en la recepción, hace frío y yo me estoy orinando. Ocupo vuestro baño.

Era sin duda el mejor mensaje romántico, hasta la palabra frío. Como siempre, tuvo que arruinarlo.

Reí al leerlo

-Es Martín, ya casi llegan

- ¿Los esperamos abajo?

Negué con la cabeza

-Pasará al baño.

-Está bien-ella se fue a la sala y escuché como encendió el televisor. Estaba una película, a la cual no le tomé importancia.

Cerré mi maleta, me di un último vistazo en el espejo, retoqué mi labial y salí de mi habitación.

Usaba un pantalón de vestir de peto alto color rosa palo, una blusa blanca y mi gabardina color beige y zapatillas. Llevaba mi cabello suelto, con unas ligeras ondas.

Salí y en cuanto lo hice, escuché como tocaron a la puerta. Abrí de inmediato. Martín pasó corriendo y Gabriel me saludó con ambos besos en la mejilla, pasó y besó a Francia en los labios.

Cuando Martín salió del baño, me besó de manera tierna.

-Espero que todo haya salido bien en el baño

Él rió

-Será mejor irnos. Mis padres nos están esperando en su casa.

Ellos ya no vivían con sus padres. Ambos rentaban un departamento que compartían, como Francia y yo.

<<Al mal paso darle prisa>> pensé

-Bien, vámonos-dijo Francia.

Mi hermana y Gabriel iban en los asientos traseros del coche, Martín manejaba y yo iba de copiloto. En la radio sonaban All i want for christmas is you, él como buen músico cantaba la canción y le daba pequeños golpes al volante siguiendo el ritmo de la canción. Me giré a ver a los chicos, porque estaban demasiado callados. Francia llevaba su cabeza recargada en el hombro de Gabriel y él tomaba su mano. Sonreí con ternura al verlos y decidí no hacer ningún comentario.

Vi a Martín, él los vio por el espejo retrovisor, rió por lo bajo, pero tampoco dijo nada. Sabía lo que significaba al igual que yo. Era una despedida. Se irían pronto y no se verían por un largo tiempo.

Tomó mi mano en que tenía en mi pierna y la apretó, nos miramos por unos segundos. Él volvió a fijar la vista en el camino. Tomé su mejilla.

-Te quiero-pronuncié.

Él sonrió

-Yo te amo

Reaccioné sorprendida

No esperaba esa confesión y menos delante de Martín y Francia.

Él no dijo nada, pero noté en su semblante confusión, decepción.

A partir de ese punto, el resto del trayecto a la casa de los padres de ellos fue en completo silencio, hasta un poco incómodo.

Cuando llegamos a esa hermosa casa, en un tranquilo vecindario, alejado del ruidoso ajetreo de la ciudad. Gabriel abrió la puerta y pasó primero con Francia. Tomé a Martín de la mano y la apreté.

- ¿Podemos hablar antes de entrar?

Él asintió

- ¿Sobre qué queréis hablar?

Solté una respiración sostenida

-Sobre lo que pasó en el coche

- ¿Qué hay con eso? Yo te dije que te amaba y tú lo hiciste a tu manera-sonrió-Nunca te voy a obligar a nada. Debe de nacer en ti.

-Me es difícil decir te amo. No soy una chica que demuestre mucho sus sentimientos-suspiré-Pero he de admitir que si te amo. Después de lo que pasó, nunca pensé que volvería amar a alguien, pero lo hago. Y me es muy difícil admitirlo, porque-hice una pausa, sentí un nudo en la garganta-porque... -pero no pude continuar.

-No importan los motivos. Sé cómo eres, así me enamoré de ti-Se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Besó mi frente-Vamos es tiempo de entrar para que conozcas en persona a los señores Navarro Silva.

Asentí

AustraliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora