"El sexo siempre alivia. Es más si unes todo, el placer obtenido aturde por un buen tiempo tus sentidos".
La brillante alumna de la Godaime, sin ningún talento heredado, ha sangrado y de su sangre ha creado un espíritu demoniaco.
Sus pupilas están tan contraídas. El abismo generado por sus neuronas atrofiadas es tan grande que por un breve tiempo se sintió letárgica.
Se irguió y observó nuevamente el color salmón de su habitación. Habían pasado algunos días desde que estuvo con Sasuke y desde que había admirado por vez primera esos labios carnosos y un tanto marchitos.
Tenía hambre, y no era de alimento. Quería verlo de nuevo, no dejaba de pensar en la forma en que su mano llevaba el té a hacía su boca. Sonrió de forma lamentable, ¿Qué pensaría Sasuke al saber que ella imaginó a Kakashi más de la mitad del tiempo que tuvieron sexo?
—Quizá su ridículo ego de hombre se reduciría a un puñado de estiércol, o quizá no le interese.
No sabía si era temprano por la mañana o muy tarde por la noche, había estado fumando opio desde un día antes. Quería cohabitar en el mismo espacio terrenal que los inmortales, que los Dioses postrados en sus tronos, tan imperturbables.
Vomitó dos veces a causa de los mareos venideros al mezclar la flor adormidera junto con alcohol. Había tratado de meditar la mayor parte del tiempo. Su cerebro era un manantial y en ese extenso lugar solo existían los cuatro elementos golpeando su gélido rostro.
Entonces, había unido tres de los placeres de los que Kakashi había hablado anteriormente; quería aturdirse tanto como él lo había dicho. Lamentablemente lo único que hizo fue incrementar su malestar. Chistó la lengua y procedió a vestirse, en esos momentos de oscuridad todo era poco lúcido, todo parecía falaz y tan fino que podría resbalarse por entre las hendiduras de sus delgados dedos.
Se observó en el espejo y sonrió, ¿realmente lo haría? Su alma se había revolcado tanto con la muerte que todo parecía sumamente ridículo. Buscó una mochila y guardó su pipa, un poco de opio y una botella de sake, saltó por la ventana y con sigilo deambuló por las grandes avenidas de Konoha, ¿tenía un destino? Claro que lo tenía, la casa de su ex sensei la cual estaba cerca de los límites al norte de la aldea.
El helado viento incrustándose en sus mejillas le hizo sentir cierto cosquilleo estomacal. ¿Qué diría Hatake al verla de pie en su puerta? «Quizá lo tome como una falta de respeto». Frenó su movimiento en las tejas de una construcción elevada. Arrugó el entrecejo.
—Esto está mal. —Habló en voz baja.
Después observó la ciudad a sus pies. Era tarde, bastante tarde, quizás entre las 2:00 o 3:00 de la mañana; se sintió aún más irritada, estaba a medio camino.
«¿Por qué existe la consciencia? Deseo obedecer a mis instintos más primitivos... cansada, y agobiada es como me encuentro la mayor parte del día ¿por qué?»
Se puso en cuclillas y continuó observando los alrededores. Su cuerpo y mente lo codiciaban, ya no podía fingir. Se levantó, sacudió su cabeza y continuó saltando vertiginosamente sobre los tejados.
Cuando hubo llegado al lugar se detuvo abruptamente, su respiración era poderosa. Por alguna extraña razón, sintió un escalofrío germinando su pelvis. Llegó a la puerta de la pequeña casa de Kakashi, y la rozó con su mano. Una extraña emoción se coló por entre las puntas de sus dedos, tocó un par de veces; sus mejillas se tiñeron de borgoña por el frío y la tempestad de su alma.
¿Cuánto tiempo debía esperar? El hombre seguramente estaría durmiendo a estas horas. Tocó de nuevo, y una vez más; su mente se impacientaba y una creciente ola de ansiedad devoraba todo el éxtasis recaudado con anterioridad.
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【Confesiones obscenas】ᴋᴀᴋᴀꜱᴀᴋᴜ
FanfictionCadena de Drabbles de nuestro ninja que copia. Kakashi Hatake ha sido por mucho tiempo uno de los mejores ninjas de la nación del fuego pero, su cabeza es un turbio lugar a donde pocos desean llegar. Después de la guerra nace en él un deseo prohibid...