La Espada Y La Rosa [TERMINADA✓]

capitulo 4

El me explicó, que haría. A decir verdad mi trabajo no era muy forzado solo recibir llamadas, arreglar papeles, sacar copias y más nada.
No le gustaba el café, que raro.
A mí tampoco me gusta lo detesto, su olor me parece repugnante.

Él olía muy bien, su cuerpo estaba muy bien trabajado.
Su aspecto era atractivo, pero a la vez rudo y atemorizante.

Me senté en mi escritorio. Yo estaba como a unos 10 o 15 pasos de él.
Era extraño que la secretaría deba de estar en la misma oficina de su jefe.
Lo único que nos separaba era una simple pared de cristal.

Él solo tecleaba en su laptop.
Yo acomodaba unos archivos, y debes en cuando iba y sacaba copias.
Era tranquilo él lugar, nada trabajoso.

En momentos sentía su mirada sobre mí. Eso me ponía nerviosa, temía que notará mis heridas en la cara.

Él dejó de teclear en su laptop, y se dedicó a mirarme mientras yo guardaba unas carpetas. Y sacaba copias.

¿Por qué me mira tanto?

¿Acaso ya notó mis marcas?

¿O tengo algo raro en la cara?

De verdad era raro.
Yo no paraba de sudar. Podía sentir mis mejillas arder. Su mirada era intensa. A mí me ponía nerviosa.

Mis mejillas estaban rojas, de eso no tenía duda.

-Te pasa algo Emma?- Me pregunta. Con esa vos qué parece un trueno en mi corazón.

Yo quite un poco de sudor de mi frente, intentando disimular mi nerviosismo.

- no...solo que hace calor.

Él no me respondió, solo me miró con mucha más intensidad.
Yo me levanté de mi puesto y me dirigí a estar frente a él.

- Señor. Voy a la cafetería. Ya son las once- dije y le señale mi reloj en la muñeca.

Al hacerlo, de inmediato puse mi mano detrás de mi espalda. Esa era la mano del golpe. No me di cuenta de que estaba morada, fue un apretón muy fuerte.

Él me miró confundido y se levantó de su puesto.
No lo había visto parado. Era inmenso, a comparación conmigo. Yo no era muy alta del todo.

Él se acercó a mí lentamente, a decir verdad se acercó demasiado. Yo levanté mi cara para mirarlo, y eso hizo quedáramos más cerca.
Su respiración podía sentirla sobre mí.
Él me miró, como inspeccionandome eso me hacía sudar.

Comenzó a caminar dando vueltas alrededor de mi, hasta que se quedó detrás de mí.

Sentí como me miraba. Él tomó mi mano, la que tenía el moretón. Yo me di la vuelta intentando que no la tomara. Pero no pude. Él la miró detenidamente, con un poco de confucion en su rostro.

-Wao. Eso debió doler- dice mirando mi mano.

- eem... Si fue solo un golpe. Nada más- dije nerviosa y aleje mi mano de él.

Él se quedó mirándome fijamente a los ojos.
Y yo más nerviosa que nunca.

Su mirada era sorprendente. Unos ojos muy lindos a decir verdad.

Yo aparte mi mirada de él antes de que me diera algo.
Él me vio sonrojada y sonrió. Su sonrisa era alucinante, su dentadura tan perfecta, su sonrisa era perfecta, su rostro, su cuerpo, ese traje le quedaba muy bien. Él era perfecto.

Yo estaba sonrojada su mirada no se despegaba de mí.

-¿De dónde eres?- preguntó sentándose en su puesto de nuevo.

Yo respiré hondo, en forma de alivio.
Carraspee un poco para responder a su pregunta.

-Soy de México. Me mudé aquí a los 18.

-Umm, con que la niña rebelde ¿no?-dice un poco burlón. Después de todo no era tan cerio.
Él tenía un aspecto frío y amargado. Hasta aparentaba más edad, pero si lo detallabas bien, se notaba a leguas que era jóven.

Más bien creo que para ser tan jóven tenía un buen peso encima.

-Yo nunca me la he llevado bien con mi familia. Aquí vivía mi abuela y yo decidí mudarme aquí ya que era mayor de edad. Aquí todo es mejor- dije y le dirigí una sonrisa.

Él no dijo nada al respecto, el silencio reinó por unos segundos.

-voy a la cafetería- dije rompiendo el silencio.
Él acintió con la cabeza, yo salí de la oficina.

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