8

19 1 0
                                    

ALLISSON

Mi casa estaba oscura y silenciosa, la sala estaba sumergida en sombras.

Un leve brillo sobre el reloj de pared anunciaba las 3:19 a.m.

Floté a través de la sala pasando por la cocina y me dirigí a subir las escaleras.

La puerta de mi cuarto estaba cerrada, y escuche los ronquidos de oso pardo de mi padre viniendo del cuarto principal, pero al final del pasillo, la puerta de Ethan estaba ligeramente entreabierta.

Acolchonada por el pasillo me asomé a mirar.

Un extraño estaba parado el cuarto de Ethan, una alta figura vestida de negro.

Su cuerpo ancho y esbelto, había una tranquilidad viniendo de él que insinuaba algo mucho mayor, algo increíblemente peligroso.

Con una sacudida, lo reconocí.

Hades.

Juguetee con la idea de confrontarlo, pero entonces note algo más, algo que hizo a mi sangre correr helada.

Sus alas caía sobre sus hombros.

Todo un demonio despiadado.

Me estremecí y comencé hacer una salida fácil de regreso por el pasillo.

El se dio la vuelta, mirándome directamente hacia mí, y hubiera
jadeado si hubiera tenido aliento.

El era magnifico. Más que magnifico, era hermoso.

Majestuosamente hermoso.

Si el hubiera estado en mi
clase, los estudiantes y profesores se hubieran tirado a sus pies.

Aun así, era una belleza fría y dura, como la de una estatua de mármol, inhumana y de otro mundo.

Entonces él colocó una pálida mano sobre la puerta del armario, corriendo sus dedos sobre la desgastada madera.

Una sonrisa tocó sus labios.

Y en un suave movimiento, empujó la puerta abriéndola y caminando a través de ella.

La puerta se cerró detrás de él con suave sonido, y el se había ido.

Cautelosamente, me dirigí por borde hacia la puerta del armario, manteniendo un ojos cuidadosamente en el espacio de debajo de la cama.

Se escuchaba sonidos apagados de latidos de corazón, pero nada salió a agarrarme.

Crucé la habitación sin ningún incidente.

Tan calladamente como pude, agarre la manija de la puerta, la voltee, y abrí la puerta.

Ahí estaba.

Parado enfrente con una sonrisa perturbadora en su rostro.

-¡Eres mía! -su fuerte voz retumbó en mis oídos.

Grité y me sacudí sacándome a mi misma de mi sueño.

Por un momento, mire cuidadosamente alrededor del cuarto, sin saber donde estaba.

Mi corazón resonaba, y un frío sudor hacia mi frente húmeda y
resbaladiza.

Había soñado con Hades.

Pero ¿y si había sido real?

HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora