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ALLISSON

Me desperté de manera repentina, como una resurrección; aunque no estaba dormida. Para mi sorpresa, seguía viva.

Aturdida, me levante de mi cama.

¿Dónde estaba Hades?

El cuadro enrollado estaba perfectamente colocado a mis pies de la cama.

¿Cómo?

Con escasas fuerzas me acerque al espejo.

Un grito salió de mí boca.

En el reflejo contemple mis manos deterioradas por incontables quemaduras, mis pupilas dilatadas y mi cuerpo se había vuelto tan delgado y débil que apenas podía mantenerme de pie.

Una mirada que ardía con
un rojo intenso de una completa desconocida me observaba.

¿Era yo?

Tan próximo a la muerte, y aun así tan renacida.

-Allisson ¿todo bien? -entró de repente mi madre a la habitación.

Intenté correr hacía la cama para taparme.

Pero ya era tarde.

Estaba en frente mía de brazos cruzados y parecía ¿confundia?

-Mamá esto tiene un explicación...yo.. -dije nerviosa, ¿como podría explicarle sobre mi aspecto tan aterrador?

-¿Una explicación de que? ¿De que aún sigues en pijama?

Desconcertada volví a mirarme al espejo.

Era yo.

El corazón me volvió a latir fuertemente, la sangre parecía correr por mis venas.

-Eeh, si...eso es -dije rápidamente.

-Anda déjate de tonterías y vístete -es todo lo que dijo antes de abandonar mi habitación.

Por lo pelos.

El aire frío me golpeó en la cara mientras me dirigía a través de los pasillos del instituto.

Mi cerebro se ordenaba, a través de los pensamientos mezclados.

Pero ahora tenía que pensar sobre eso más tarde.

Robbie me estaba esperando en la cafetería.

Aspiré el frío aire y dejé que un escalofrío inundara mi
cuerpo. Una ráfaga de viento alborotó mi cabello, abriendo un poco mi chaqueta.

Asegurando la chaqueta, traté de pasar la penetrante ráfaga.

Cuando la brisa murió, miré hacia alante.

Mi pulso se aceleró y me detuve en seco.

Hades estaba mirándome a través de la imagen borrosa de los alumnos pasando rápidamente por los pasillos. Él estaba apoyado sobre las taquillas... mirándome.

Mi corazón saltó a mi garganta.

Una voz me sorprendió y desvié la mirada, y fue suficiente.

Hades desapareció.

Frenéticamente, con los ojos lo busqué en los pasillos, pero él se había ido.

Eso fue todo.

-Ally ¿Estás bien?... Te había llamado -apareció Robbie.

Con los ojos muy abiertos, dije:
-Lo vi.

Entramos en la cafetería y nos pusimos en la cola.

-¿Dónde? -preguntó Robbie.

-Justo ahora. En el pasillo, pero él desapareció- respire pesadamente mientras me apresuraba a coger la comida y ponerla en mi bandeja- Ayer también lo vi.

Los ojos azules de Robbie se agrandaron.

-¡¿Ayer?! ¿Donde?! -casi gritó.

Caminamos hacía nuestra mesa.

-Fuí a la iglesia por la noche.

Robbie se echó para atrás en el asiento con las manos en la cabeza sorprendido.

-¡¿Porqué hiciste esa tontería Allisson?!

No sabía que decir.

Simplemente eleve mis hombros sin saber.

Entonces me desplomé hacia delante, sosteniendo mi cabeza entre mis manos.

Vaya mierda.

-¿Que pasó? -preguntó más calmado.

Bebió un poco de agua y lo dije: le pedí que me besará.

-¿Quee?..-sus palabras se atragantaron con el agua.

Tenía que ser sincera con él.

-¡Mierda Allisson! -gritó ocasionando el silencio en la cafetería.

Robbie me miraba fijamente.

Se inclinó hacia adelante, con
sus brazos extendidos sobre la mesa. Y habló en voz baja: -No te volveras acercar a él.

Yo quería desesperadamente creer en él, pero mi instinto me obligaba a decir lo contrario.

-Robbie no puedes protegerme de él. Y yo no quiero que lo hagas.
Él no me hizo daño, fuí yo. Yo se lo pedí y el se negó.

Robbie parpadeo rápidamente sin creérselo.

-¿Se negó? -preguntó.

Asentí.

-Debes gustarle mucho.

-¿Supuestamente le gusto porque no me quiso besar?

-Le gustas como para prohibirse besarte por el daño que puede causarte. Pero bueno....veo que accedió hacerlo -respiro pesadamente- ¿que pasó después del beso?

Casi me faltaba el aire.

Hades no podría haberse enamorado de mí.

Los demonios no pueden.

¿Verdad?

-Recuerdo caer al suelo, apenas podía respirar pero lo vi transformarse Robbie. Sus alas aparecieron y sus ojos eran rojos pero entonces desperté en mi habitación -mis manos empezaron a temblar, su cara se volvía confusa y preocupada- me miré al espejo. Aquella no era yo.

-¿Cómo que no eras tú? -preguntó asustado.

-No se, me veía diferente. Débil. Estaba en los huesos, Robbie.

Robbie tomó mi mano y mi mirada lentamente se levantó
hacia su rostro.

-No quiero que vuelvas hacer otra tontería. No te hará daño de nuevo. Lo juro. No dejaré que
nada te haga daño.

Sus ojos estaban serios; pero él estaba prometiéndome algo que yo sabía que no podía ofrecerme.

Incluso sí podía protegerme de Hades, algo en mí no quería que lo hiciera.

HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora