HADES

19

ALLISSON

-Oye Allisson -Robbie me alcanzó, tirando de mí hacía la habitación.

Limpié la expresión de mi cara antes de que se pudiera ver el pánico total en mis ojos.

No lo podía creer.

¿Acaso el me iba a matar?

-Así que ¿Qué ha dicho que eres?

Me esperaban para que respondiera.

El terror empujó el pulso a un
ritmo impío, mientras luchaba por suprimir el pánico.

-¿Qué dijo? Es necesario documentar tu vocación antes de irme -la cara de Julia sostuvo una expresión de desconcierto.

Mantuve la voz firme, metiendo mis manos temblorosas en mis
bolsillos.

-Dijo que soy una Seyer -la boca de Robbie se abrió ligeramente.
Julia se burló.

-Ja. ¡Una Seyer! -los ojos de Robbie se lanzaron entre la cara de Julia y mi postura nerviosa.

Frotó mi antebrazo en un gesto reconfortante.

-Eso es genial. Y raro. Guau -sonreí débilmente, tratando de no retroceder lejos de su tacto.

Estaban leyendo mal mi nerviosismo; gracias a Dios.

Ellos pensaban que era porque era una Seyer.

Pregunté: -¿En serio? Al lo hizo sonar como si no fuese la gran cosa.

-Y no lo es -la voz de la anciana resonó detrás de mí- Cada uno de nosotros tiene un papel diferente en el panorama general de las cosas. ¿No es verdad Julia? -el cabello plateado enmarcaba su rostro.

Julia suspiró, agitando las manos mientras hablaba.

-Sí, sí. Sabemos cómo te sientes Althea -apartó la mirada, girando sus ojos.

Parecía que habían tenido antes esta discusión.

Al dio un paso hacia Julia, haciendo un gesto hacia mí.

-Allisson nos va a ayudar con la profecía.

Mi corazón retumbó.

¿Qué dijo ella?

-¿Perdón? -chillé.

-¿En serio? -cuestionó Robbie. Julia se encorvó y cruzó los brazos- Conocemos la profecía. Nuestros guerreros van a erradicar el problema, no ella. Es solo una niña.

¿Sólo una niña?

-Eso no es lo que he visto. Esta niña es quién va a ser la que erradique el problema -los viejos ojos de Al me miraron. El pánico me estaba agarrando desde el cuello a los pies.

Al sabe lo que soy.

Ella me va a entregar.

Luché contra cada impulso de
auto-preservación que frenéticamente fluía dentro de mí y mis pies pegados al lugar.

-Puff. Tú haces tu camino. Nosotros el nuestro. Les informaré de su Seyer nuevo -dijo con desdén Julia.

Julia agarró el bolso de charol. La hermana Al la acompañó, dejándonos a Robbie y a mi
solos.

-Así que -Robbie se volvió hacia mí con una sonrisa orgullosa en su rostro- ¡Una Seyer! guau -mi corazón latiendo con fuerza, asentí, evitando la tentación de salir corriendo de Robbie.

Robbie y yo somos mejores amigos ¿Iba a traicionarme?

Mirando en su rostro, vi unos pacíficos ojos azules, no al guerrero cazándome. Sólo vi al dulce, reflexivo Robbie.