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ALLISSON

A veces el mirar fijamente tu reflejo no ayuda a que veas en lo que te has convertido.

Esta era una de esas veces.

Me incliné sobre el mostrador de mosaico, sosteniéndome cerca del vidrio.

Grandes ojos marrones me devolvían la mirada desde un rostro enmarcado con rizos largos y negros.

Parecía normal, a excepción de una marca.

Al presionar los dedos de mi piel, me quedé mirando a la pálida marca color azul, brillando por encima de mi ceja derecha.

Parecía como si alguien hubiese tomado un insecto relampagueante, lo hubiese untado en mi piel, y entonces estarció un remolino azul elaborado en la parte superior.

Empujándolo con mis dedos, mi mandíbula estaba abierta. Se veía como un tatuaje.

¿De dónde vino esto?

Quité mis dedos de la marca y los examiné.

No había ningún residuo azul.

Mis dedos se deslizaron sobre la marca. Se sentía como si no hubiera nada.

Ninguna pintura.
Ningún brillo.
Ningún moretón.
Ninguna quemadura. Pero estaba allí, un leve arco azul brillante con pálidas vides serpenteando que formaban una H inclinada.

Hades me lo había echo y era real.

Inmediatamente me lo cubrí con máquillaje.

Mi teléfono pitó con un nuevo mensaje de Robbie. Su mensaje decía que íbamos a hacer algo muy característico en él:
¡Vamos a limpiar el ático de la iglesia más tarde!

Desde que supe que era un ángel supe el origen de su devoción con la iglesia.

Saltando fuera de mi cama, busqué en el fondo de mi armario unas viejas zapatillas, preguntándome si era estúpido salir ahora.

Si Hades estaba buscándome, me encontraría sin importar donde estuviera.

Tres bombillas escuetas alumbraban la habitación.

Colgaban del largo del techo, reflejando la forma del pasillo de abajo.

Sus bombillas emitían una cálida luz amarilla en las cajas y libros que estaban apilados hasta el techo en las pilas cercanas. Las pilas dividían la sala en un laberinto.

Ya que las pilas no parecían a punto de caerse, no quise chocarme contra ellas tampoco.

Abriendo la tapa, mi dedo se desplazó lentamente hacia abajo sobre una lista de nombres.

Estaba lleno con familias, personas que vivieron y murieron con nombres y fechas de los ya olvidados.

El lugar vacío en mi pecho quemó. Las sensaciones de ser
privada de algo me inundaron.

Un brillo llamó mi atención, y me sacó de mi deteriorado estado de ánimo.

Una esquina de un marco dorado atascado debajo de una vieja
sábana.

La curiosidad hizo presa de mí, y caminé hacia allí queriendo
ver lo que estaba oculto.

Una pila de libros polvorientos bloqueó mi camino.

Moviéndolos a un costado, me apretujé entre los libros y el
marco.

La voz de Robbie me llamó.

-Voy a llevar esta caja abajo ¡Volveré enseguida!

Fue tragado por la oscuridad de la escalera, y estuve sola.

HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora