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ALLISSON

Robbie me miró.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Decir qué? -pregunté.

Me miró, y enterró su rostro entre sus manos.

Sus dedos arañando su carne por medio segundo, luego lo aflojó.

Era una persona muy poco paciente, y no podía soportar cuando le ocultaba las cosas.

-Tu marca. ¿Por qué no me dijiste que estabas marcada? -Dobló sus piernas, sentándose junto a mí.

Mi mano se levantó hacia mi ceja, mientras mis ojos se ampliaban con alarma.

Lo toqué suavemente.

-¿Cómo lo sabes?

Robbie sacudió la cabeza.

Su mano trajo un espejo de mano desde una pila de polvo.

Luego de limpiarlo en sus jeans me tendió el espejo.

Mirando mi reflejo, vi los remolinos púrpuras brillando exactamente donde estaban esa mañana.

Ni rastro de maquillaje.

Todavía en estado de shock, apreté mis dedos y froté.

Robbie se apoyó contra una pila de cajas, y me miró antes de decir:
-Ocultaré tu marca, para que nadie más pueda verla -Suavemente tomó el lío de rizos que cubría mi sorprendido rostro.

Los retiró, dejando al descubierto toda mi marca púrpura.

Cuando pasó su mano por la marca, el color se disipó, como una mancha teñida que fuera rociada con cloro.

Agarrando el espejo. La marca
reapareció, morada brillante.

Pasó la mano de nuevo, y se desvaneció en el olvido una vez más.

Mis ojos buscaron violentamente los de él, pidiendo respuestas.

-Nunca pensé que serías tú. Ni en un millón de años -Rápidamente se levantó, paseando por la habitación, sin mirarme.

Mi ritmo cardíaco se precipitó a un nivel superior.

Me levanté y le pregunté:
-¿Qué quieres decir con que no pensaste que sería yo? ¿Qué es lo que no me estás diciendo? -Mi estómago se retorció.

¿Cuánto peor podría volverse?

Yo estaba ya marcada, y alistada para luchar en una batalla
de la que no quería ser parte, pero la mirada en el rostro de Robbie me preocupaba.

Algo andaba mal. Muy mal.

-Allisson. Hay una profecía. Es antigua -Sus ojos se dirigieron a la pintura, y luego de nuevo hacia mí- Es sobre ti.

Nuestras miradas se encontraron, y sentí la garra de la tensión en mi estómago. Pero yo tenía que saber.

-Cuéntamelo.

-Se supone que es de alguien malvado. Alguien malicioso que es más jodidamente malo que ellos... Pero, eres tú. ¿Cómo eso eres tú? -Sacudió la cabeza, avanzando rápidamente con los brazos cruzados y la frente en alto.

-Ahora entiendo el porque Hades está aquí. No viene a atacarte. Quiere que te convertirás en ella. La profecía dice que él te empujará a los más profundos abismos del infierno con él. Te servirán los demonios y los monstruos durante toda la eternidad. Las películas de horror que tú y yo solíamos ver en el cine palidecen en comparación con ese lugar -Señaló con el dedo a la parte más oscura de la pintura- Allisson, si Hades llega a ti, cambiarás. Algo dentro de ti se romperá, y tú querrás estar allí. En el infierno. Para estar con él. Y no voy a poder hacer nada para ayudarte. Todos se armarán para destruirte, antes de que tú lo destruyas todo.

-Yo nunca te traicionaría por un tipo. Yo nunca dejaría que
el mundo se fuera al infierno por un hombre. No tendrás que ayudarme, porque no sucederá -solté de golpe.

Robbie asintió con la cabeza convencido.

Algo dentro de mí se revolvió.

¿Por qué ni yo creía mis propias palabras?

HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora