HADES

21

ALLISSON

Sara emergió de la multitud con una mirada de sorpresa en su rostro.

Sara es mi compañera de casi la mayoría de mis clases.

Estos días había estado desaparecida, siempre lo hacía.

Cuando tenía problemas con algún chico o algún problema familar, simplemente desaparecía.

Aunque después cuando volvía parecía como si no le hubiese pasado nada.

Es lo que más me encanta de ella.

La superación y fuerza que tenía en muchas ocasiones.

Se puso entre Hades y yo, y después me alejó de los ojos de la multitud que habíamos atraído.

Nada se había dicho.

Nada tenía que ser.

Podía ver la mirada en su
cara, y vi el agradecimiento que asintió hacia Hades antes que ella me llevara a casa.

Empapada hasta los huesos, me senté en su auto, y sentí la explosión de calor en mi cara.

Cada intento era hecho para no quitar mi enojo de Sara. Hice algo increíblemente estúpido, y fui atrapada.

Después de un largo silencio ella dijo: -Dejarte en el agua fría fue la mejor cosa que él pudo hacer por ti.

Volteando mi cabeza mojada, lo
miré.

Mi ceja se elevó, conforme mi boca se abría.

¿Se estaba poniendo de su lado?

-No -dijo ella- Es en serio. El agua fría es como un botón de reinicio.  ¿ayudó?

-¿Ayudar? -dije entre dientes- ¡Ayudar! No, no ayudó. Él me lanzó al agua fría, frente a todos -mi cabeza cayó hacia delante, mientras me agarraba la cara.

-Allisson, eres una idiota -sus duras palabras atravesaron mi orgullo en una forma única de Sara- ¿Te ayudó a purgar lo que sea que te estaba molestando?

-Tal vez -me miró mientras yo ponía mala cara- Bien, sí. Ayudó. Se ha ido por ahora. Pero, ¿volverá?

Ella me miró por el rabillo del ojo.

-Solo si lo dejas -su cara tomó la
expresión de una estrella- Me gustaría tener suficientes agallas para tirarte en una fuente -río ella- Es como si él supiera que eso te golpearía. ¿Quién es? -Ella movió sus cejas hacia mí.

-Solo un capullo -murmuré. Ella seguía mirándome a la espera de saber más- Agh mierda. ¿Te gusta? No puede gustarte. No pueden gustarse.

El auto se detuvo, a unas pocas puertas de mi casa.

Ella me sonrió.

-Tal vez no es tan malo. Él ha impedido que cometieses un gran error -Ella se encogió de hombros- Así que, tal vez no es tan malo. Y no, no me gusta. Aunque para ti si.

¿Debería contárselo?

No tenía en nadie en quién confiar, no ahora que Robbie quiere matarme.

-Entra, necesito decirte algo acerca de él y yo -viendo una extraña mirada cruzando su cara, rápidamente añadí: -Y no es lo que estás pensando.

Después de que me cambiara por ropa seca, me sentí mejor.

Curiosamente la mojada no me dejó fría toda la noche.

Se sintió más como si hubiera saltado a una alberca fresca en un día increíblemente caliente.

Me sentí más fresca, y el miedo aplastante se había ido.

Sara se sentó al pie de mi cama.

Me dejé caer sobre las almohadas de la cabecera.

-Sara -dije- ha estado ocurriendo cosas raramente extrañas, pero reales.

Shannon asintió, sus ojos verdes ampliándose.

-¿Qué es lo que ocurre?

Tomando un profundo respiro, le conté todo lo ocurrido.

Y lo que Robbie y Hades eran.

-Al fin mis sueños se hicieron realidad -quedé atónita antes las palabras de Sara- siempre quise que estás cosas existieran. ¿Y si... los lobos exiten? ¿O los vampiros? Mierda yo quiero convertirme en vampiro sería incre....

-Sara esto no es un cuento, ni una película -la frené- estoy en problemas Sara, la profecía habla de mí y de Hades. Y mierda él puede oírme. Esto suena extraño, pero se siente como si nuestros espíritus estuvieran entrelazados, como si estuviéramos unidos o algo -apreté mis dedos con fuerza.

Se recostó contra la pared, luciendo muy intrigada.

-¿Solo es con Hades? ¿No con alguien más?

Asentí.

-Tengo miedo Sara. Robbie quiere cazarme y este lazo que nos une a mí y a Hades, está cambiando. Se siente diferente. Antes solo
podía oír mis pensamientos mirándolo a los ojos. Pero esta
noche no hubo necesidad de ninguna de esas cosas. Él me escuchó de todas formas.

Sara estuvo callada antes de preguntar: -¿Algo más cambió?

Pensando en ello, no estaba segura.

La ira más temprano había
nublado todo lo demás.

Asintiendo, dije: -Puedo sentir el lazo. Se siente como una vieja banda de goma, tirando de mí hacia él. Cuando nos separamos, no le gustó. Se sintió estrecha más allá de la comodidad, y luego se rompió. Estaba tan enojada, que no lo noté.

-Necesitas hablar con Al. Ella sabrá de enlaces como ese, Martis o no -ella se sentó, mirándome.

-Esa es la parte que más me preocupa -dije.