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ALLISSON

Mi corazón se deslizó hacia mi estómago.

-No puedo arriesgarlo. Es demasiado imprudente. Las relaciones se destrozan cuando una pareja rompe... aun si fueran amigos. Algunas veces es mejor aferrarte a lo que tienes, en lugar de arriesgar lo que podría ser -me sentí tan expuesta, y normalmente eso me
aterrorizaría, pero con Hades, en ese momento... no era así.

Se sentía normal, y no quería que se detuviera.

Me hacía sentir tan encontrada y perdida a la vez.

Una sonrisa se formó en su rostro.

-Pero, Ally, te arriesgas a perder todo lo que podrías ganar si
funcionara. Tiene que funcionar para alguien, en algún momento. ¿Por qué no para ti? -Sus ojos eran tan verdes.

Sacudiendo la cabeza, mis ojos permanecieron fijos en los suyos.

Coraje e imprudencia se mezclaban. Lo que él sugería no era posible.

-¿Cuándo algo ha funcionado así para mí? -No me sentía tan amarga como sonaba- No está en las cartas para mí, Hades. Estoy contenta con las cosas como están. Soy una chica
emocionalmente lastimada con una mirada cínica de la vida, y estoy bien con eso. Sé quién soy. Y sé que obtengo.

Se inclinó contra el casillero mirándome, acercándose más.

Cerró la brecha entre nuestros cuerpos de forma tal que nuestros cuerpos casi se tocaban. Su tibio aliento se deslizó sobre mi piel cuando habló:

-De todas las personas, yo hubiera pensado que tú serías la que lo
perseguiría, y luego se aferraría a eso.

Mi cabeza se movió hacia atrás de repente, sorprendida por sus
palabras.

-¿Por qué pensarías eso? -no había manera de que arriesgara eso. No después de perder a mi hermana, y tener que lidiar con el dolor agonizante que había venido después.

Sí, tenía una hermana.

Era mayor que yo por cuatro años.

Era la chica más alegre de todo el mundo.

A pesar de los días malos, los problemas. Ella siempre estaba con una sonrisa.

La envidiaba de alguna forma.

Era la favorita de casa, del instituto y de cualquier sitio al que fuese.

Y entonces sucedió.

Un accidente de coche.

No tenía deseos de amar a nadie, especialmente si tenía una opción. El amor solo traía dolor.

Su mano se deslizó sobre mi mejilla.

Una sacudida helada y caliente
floreció bajo su mano antes que la retirara murmurando.

-Lo siento, lo olvidé.

El contacto me hizo saltar, pero se sentía diferente... casi deseable.

Ningún pensamiento se filtró, entonces.

Unas pocas emociones, pero
eran las obvias exhibidas en el rostro de Hades.

Hizo una pausa, mirándome, pero evitando mi mirada. Se encogió de hombros.

Estaba sorprendida de que estuviéramos teniendo esta conversación.

El asidero en mis libros se había aflojado en algún momento, mientras levantaba la mirada hacia su rostro vuelto hacia abajo.

-¿Hades? -pregunté. Él me miró- ¿Esto es lo que viniste a
preguntarme.

Sacudiendo la cabeza, dijo:

-No, no lo era -Respiró profundamente, y deslizó los dedos a través de su oscuro cabello.

-Entonces, ¿qué era?

Su mirada se había vuelto suave, mientras encontraba la mía.

-El vínculo... está cambiando.

-¿Vínculo?

-No estaba seguro. Tenía que hablar contigo para averiguarlo. -Tragó con fuerza- Ally, está creciendo -Sus palabras no estaban engranadas con la realidad.

¿Vínculo? ¿Creciendo? Yo no había notado nada.

¿De qué estaba hablando?

Sacudiendo la cabeza, dije:
-Hades, yo creo que te estás equivocando.

Y entonces su voz rozó delicadamente contra mi mente.

-Ya no se requiere que hablemos, Ally.

Inhalé con fuerza y di un paso hacia atrás, dejando caer mis libros al piso.

Cayeron de mis manos, e hicieron un sonido de bofetada mientras
caían.

Los pasillos estaban vacíos ahora, y ningún otro sonido
disminuía el ruido.

Sacudiendo la cabeza, dije:
-No. No puedes hacer eso.

Hades dio un paso hacia mí, sus manos extendidas, pero rápidamente las metió en sus bolsillos.

-Si puedo. Ya lo ha hecho -habló de nuevo mi mente.

Su voz, su maldita voz.

Con los ojos muy abiertos por el pánico, mi corazón corría salvajemente en mi pecho.

Sacudiendo la cabeza, todavía no podía aceptar lo que había pasado.

-No. No, no puedes... -La histeria estaba metiéndose en mi voz.

Odiaba que eso todavía estuviera ahí, pero había estado en un estado constante de sobrecarga emocional por demasiado tiempo.

Dio un paso hacia mí,
cuidadosamente. Lentamente, como si yo fuera a huir.

-Pregúntame algo. Algo que no hayas dicho en voz alta en esta conversación. Algo en que hayas pensado, pero que no hayas dicho.

Un escalofrío se estableció en mi piel que no tenía nada que ver con la temperatura.

La vulnerabilidad se apoderó de mí.

Él no podía saberlo.

No lo pensé.

Apenas lo pensé.

Finalmente hablé, haciendo la pregunta que me aterrorizaba.

-¿Por qué realmente pienso que no puedo tener ambos?

Hades se me acercó, y colocó eñ pequeño rizo rebelde detrás de mi oreja.

-Porque no quieres enamorarte. No si puedes evitarlo, porque el dolor de perderlo sería insoportable. Has decidido que es mejor no amar. Perder a tu hermana casi te destruyó -Sus ojos encontraron los míos
y no vacilaron cuando dijo- No es que no puedas tener ambos... es
que no quieres ambos. Sólo quieres sobrevivir.

Temblando, el latido de mi corazón rugió en mis oídos.

Él había articulado la razón que yo no podía obligarme a decir.

Las excusas que había creado para alejar a las personas.

El frío y miedo que me había impulsado al modo de supervivencia.

Y me había quedado ahí, demasiado asustada para regresar.

HADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora