18. Love, gimme love, gimme love.

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—Hola...

El latir de su corazón se detuvo muy de golpe al oír esa maldita voz...

—Justo quería hablar contigo.

Una figura femenina realmente atractiva de paró frente a él sin importarle el camino que el pobre chico llevaba.

—¿Podrías simplemente dejar de resistirte? Sabes que nadie va a creerte por mucho que intentes.

Una extraña rabia combinada con incomodidad y asco comenzó a apoderarse de él.

—No quería llegar a estos extremos, y te hubiera dejado en paz si tan solo no hubieras insistido en dejarme mal a mí también...

Miedo, horror, unas obvias ganas de huir eran lo único que invadía la mente del pobre chico...

—Pudo haberse quedado entre nosotros, pero eres una persona asquerosa que no puede mantener el puto hocico cerrado.

¿Qué hacía a mitad de un pasillo vacío hablando con su ex?

Una horrible ansiedad comenzó a apoderarse de él... ¿Cuántas veces más lo atraparían entre la soledad de los pasillos, cuando nadie podría recurrir en su auxilio?

Bueno, siendo honestos nadie lo haría así el pasillo esté repleto de alumnos empujándose por ver la pelea entre la abusada y el abusador.

Se le hizo un fuerte nudo en su garganta, la ansiedad lo carcomía desde lo más profundo de su corazón.

—Yo no hice nada contra tí... Déjame...

—¿Estás seguro? ¿Y el regaño de hace un mes que me dió el jefe del consejo? ¿Y el desprecio de mierda de parte Brock cuando le pedí ayudar a mi club? ¿Y que hay de todas esas veces que tu amiguita hija de perra me jodía en redes sociales?

¿Cómo? Él no había hecho ni causado nada de eso, ni siquiera podía controlar el odio que Colette le tenía a su ex... ¿Cómo es que él pudo hacer algo de eso?

La mirada verdosa de la chica se clavo sobre él, no podía hacer nada... Realmente la estaba odiando... Mucho...

Aún así, Edgar simplemente cerró la boca.

Comenzó temblar, sus manos, piernas, incluso su mandíbula, mientras que sus ojos se movían de un lado a otro sobre el rostro de la rubia.

—Agradece a qué no recurrí a pedirle ayuda a mis padres, sino ya estarías muerto en un baldío, torturado.

Un escalofrío recorrió toda su espalda apenas escuchó eso.

Incluso si en su mente predominaba el pensamiento de querer morir, le causaba terror en que alguien más lo hiciera por él, y que no solo eso, que lo torturaran más de lo que la vida ya había hecho.

Bajó la mirada y comenzó a caminar, intentando alejarse de ella, dispuesto a marcharse... Decidido a huir.

Le había prometido a Byron no meterse en problemas. Se lo había prometido...

Learning From The Bullet [EDITANDO🌺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora