43. Patience has a bitter root but bears sweet fruit.

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Un gritó se oyó en la televisión, uno largo y desgarrador.

Según Byron tenía entendido, una película de terror no era del todo un método muy reconfortante para después de un mal momento, pero parecía que Edgar tenía sus propios métodos para tranquilizarse, así fueran tan... Cuestionables y raros. Una película de terror parecía ser suficiente para él.

Puso su mano en su cabeza y peinó su despeinado cabello de una manera un tanto diferente a sus dos típicos peinados, coleta hacia atrás y su típico flequillo.

Quería hacer algo bonito que no cubriera del todo su rostro para apreciarlo con tranquilidad, sus lindos ojos azules merecían un poco de apreciación. Así comenzó a hacer una trenza mientras deslizaba sus dedos por su cabeza para sacar los mechones de pelo por partes.

Entonces Edgar alzó la cabeza mirando hacia atrás, cruzando miradas con Byron. Este mismo solo sonrió.

-Nunca me había dado cuenta, ¿y tu bufanda dónde está?

Era algo que recién pudo notar hasta ahora, pues nunca antes había sido capaz de ver tanta claridad en el rostro de Edgar. Tal vez por eso se veía mal feliz, porque no escondía su sonrisa y su otro ojo bajo su objeto más preciado.

Edgar regresó su mirada a la pantalla y guardó silencio durante unos minutos hasta que se atrevería a responder...

-Mortis la guardó en mi mochila cuándo sucedió eso, ese abrigo morado también era suyo, me hizo un cambio para que no me reconocieran de camino hacia tí.

Bueno, tenía bastante sentido, esa bufanda de rayas siempre fue como una alarma que gritaba a todas luces "¡Aquí estoy!"... Pero no podía evitar sentir un poco de celos de saber que Mortis había puesto sus manos en el cabello, cuello y hombros de Edgar.

No era un tipo bastante celoso la verdad, siempre mientras que la otra persona no le cayera mal. Si supiera que ha tocado a la persona que ama, ¿era natural sentir una tantita de rabia verdad? Después de todo nunca le prohibió a Edgar salir con sus amigos, sean chicas o chicos.

Suspiró.

Tal vez solo tenía problemas de ira probablemente incontrolables, tal vez.

-Si te ves bastante diferente sin tu fleco y bufanda... Pero te sigues viendo igual de bien.

Susurró mientras lo abrazaba, Edgar no respondió y siguió viendo cómo el fantasma de turno arrastraba a la desesperada chica rubia por el pasillo.

Entonces comenzó a sentir que algo estaba mal. Sabía que había tenido una pesadilla, pero nunca le explicó acerca de eso. ¿Por qué estaba tan distante con él? Ya había pasado antes, como cuando le compraron su regalo de cumpleaños a Colette, o una vez en la que Edgar se había atorado en una reja intentando saltarla para escaparse de él.

Ese día, pasó el resto de la tarde en silencio pues fue extremadamente incómodo para él. No lo culpaba, la situación parecía vídeo genérico de un sitio web para ver videos cuestionables...

Frunció el seño y se acercó un poco más a su querido Edgar.

-¿Me puedes contar sobre su pesadilla?

Byron exclamó con calma, intentando darle confianza para hacerlo, pero Edgar seguía callado.

Hizo una mueca y se echó para atrás, dándole su espacio para que pudiera lidiar con lo suyo hasta que decidiera pedir ayuda. Tampoco era bueno insistir en saber algo si la otra persona se sentía mal con ello. Mejor darle su espacio, y esperar a que decida.

Learning From The Bullet [EDITANDO🌺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora