39. The storm turns to snow, and anger to peace.

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Sintió su cálida mano acariciando con gentileza su mejilla. Su cabeza dolía, había estado llorando toda la noche anterior y de paso, mientras dormía.

Había un sentimiento que no podía abandonarlo a pesar del cariño que Edgar estaba poniendo en él, toda esa atención y amor parecía una mentira todo por su... Inquietud.

Miró a los ojos a su amado.

Este le sonrió.

¿Por qué se sentía mal de recibir cariño?

—¿Qué pasa?

Su agradable voz dijo en un todo bajo. Byron se reincorporó en la cama pues la posición en la que estaba era un tanto incómoda para ver a su amado.

Estaba casi encima suyo. Edgar recargaba su cabeza en el respaldo y él pareció haber dormido usando el brazo del chico de almohada. Byron notó que había pasado toda la noche aferrado a él, incluso su pierna había estado encima del otro el resto de la noche.

Se levantó, quedando sentado en la cama, y miró a Edgar.

Este permaneció aún casi recostado viéndolo con una sonrisa.

Se veía cansado.

—No me gusta esa posición.

Dijo susurrando el mayor, para después acercarse al otro y sentarse encima de su regazo.

—Prefiero esta.

Pudo notar que su plan había salido a la perfección cuando vio como Edgar casi explotaba del susto. Su cara se cubrió de un hermoso rojo, y sus manos viajaron hasta su pecho para hacer un puño con la tela, simulando que agarraba su corazón.

Byron rió, y se acercó a él para darle un beso en la boca.

Su rostro descubierto era de las cosas más maravillosas que podía ver, y que haya tenido la probabilidad de verlo al despertar una mañana después de horas de llanto hacía la situación aún mejor.

Torció un poco la cabeza, y una sonrisa apareció en su rostro.

—... Eres tan magnífico... Tan hermoso, tan precioso.

Edgar soltó una risilla para de inmediato acercarse a abrazar el otro y cubrir su rostro con su pecho. Byron había empezado a notar como el más joven parecía tener una extraña fijación en hacer eso. Siempre que tenía la posibilidad se recostaba en su pecho en completa paz.

Lo miró con paciencia. Le gustaba más ser él el que diera cariño y apapachara al menor. Por alguna razón se le hacía extraño recibir cariño, e incluso hasta incómodo. Miró al techo mientras abrazaba al más chico y se quedó un rato pensando.

"¿Qué pasa conmigo?"

Se siente egoísta y malo por recibir cariño. Consideraba que Edgar merecía más y no debería estar dando tanto por él. Sentía que no merecía ese amor, esa detención de ser escuchado, pero a la vez... Realmente lo había deseado.

Tantos años en soledad dónde a la única que le contaba sus problemas era a su madre, y cuando está falleció simplemente nunca se los contó a nadie.

A nadie más que Charlotte, quien al final terminó siendo la persona más horrible del mundo.

¿Acaso temía que sucediera lo mismo con Edgar? ¿Que lo abandonara o que usara todo lo que le confió para arruinarlo?

No...

Su sensación era diferente.

No temía contarle sus problemas, pues confiaba en él. Sino que en realidad sentía que después de todo Edgar había tenido la vida más jodida y merecía un buen descanso de tantos problemas.

Learning From The Bullet [EDITANDO🌺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora