26. Maybe nausea will force us to rest.

655 96 71
                                    

. . .

Poco a poco el sol se encontraba subiendo hasta quedar en su punto más alto. Las nubes entonces decidieron que era buena idea juntarse entre ellas y hacer más grisácea la mañana, pero eso no sería suficiente para arruinar -más- el día de nuestros queridos y adorados protagonistas.

Ambos estaban en el coche, tomando un camino sin rumbo aparente. Por mucho que el día parecía querer arruinarse, ellos seguían en tranquilidad, silencio, disfrutando de la compañía del otro.

Fue entonces que Byron se detuvo, y tras analizar un momento la expresión de un pequeño Edgar dormido, que se basaba en una obvia intranquilidad y una extraña calma curiosamente combinadas, volvió a mirar al camino, sintiéndose impotente de no poder hacer que se sintiera realmente feliz y despreocupado.

Se quedó un momento pensando en qué tal vez Edgar tenía miedo aún. Después de todo, acababa de salir del lugar donde atentaron con su vida, y probablemente haya pasado más veces mientras él no veía.

Tal vez temía que su padre le hiciera algo a su madre.

El sentimiento de que no había dejado todo atrás como se planteó antes seguía ahí, seguía presente atormentando al pobre chico. Se veía más tranquilo, sí, pero eso fue luego de que sufriera tres ataques consecutivos e intentará refugiarse al otro rincón del auto, alejándose lo más posible de Byron.

Tardó mucho en volver a aceptar su cariño, pero cuando lo hizo, se dejó llevar por el momento y el sentimiento fue bien recibido en su latiente corazón...

Pasando de latir de miedo a latir de amor.

A este punto eran bastante obvios los sentimientos propios. Ambos sentían esa enorme necesidad de apoyar y estar al lado del otro, de proteger, de cuidar, de hacer sentir bien.

Pero en realidad ninguno de los dos se daba cuenta de los sentimientos ajenos... No se daban cuenta que los sentimientos estaban siendo fuertemente correspondidos.

Mientras que los sentimientos de Edgar crecían deslocadamente y sin freno alguno, los de Byron iban a paso lento, intentando no hacer conclusiones erradas y terminar lastimando a su compañero con falsedades...

Pero... Piper, por muy extraño que fuese para ella que dos hombres se amaran, le hizo entrar en razón, y entender que los sentimientos que estaba experimentando no eran solo por el momento, ni por las hormonas que le impulsaban a experimentar la homosexualidad por primera vez...

"Te preocupas por no lastimarlo, y estás manteniendo tus sentimientos en secreto por miedo a que terminen siendo falsos, todo para no hacerle más daño. ¿No es así? Cualquier otro a quien no le importara habría pedido una relación, sin importarle lo que a tí te preocupa cada noche."

Ese simple hecho justificaba aún más lo mucho que se estaba enamorando de él.

Aceleró un poco, escuchando atentamente la tranquila respiración del otro, durmiendo luego de un corto viaje lleno de ansiedad al nivel máximo y sentimientos negativos a flor de piel.

"Además, no dejas de decir todo el tiempo que quieres protegerlo, como si fuese una princesa en apuros o algo así. Tu corazón no deja de gritarte '¡Necesito que sea feliz! ¡Necesito que esté bien, que sea protegido, y que viva feliz, a mi lado o al de cualquier otro!', ¿verdad?"

Sujetó el volante con fuerza, comenzando a impacientarse con sus propios pensamientos.

El único problema era que Byron no sabía que Edgar se sentía exactamente igual que él.

-¿A dónde vamos?

Pero esa voz... Esa voz que adoraba oír todos los días, y que quisiera poder experimentar cada versión de esta en persona...

Learning From The Bullet [EDITANDO🌺]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora