Capítulo V.
Bonita paleta.
Descripciones gráficas de violencia, mención de drogas.
—¿Crees que esta mierda va a gustar? —le preguntó mientras revisaba el cúmulo de polvo blanco disperso en la mesa de vidrio.
—Dejaselo a los profesionales, ya te dije una vez.
—¿Pero qué promete?
—Sein eleva la sensibilidad de los receptores de tal manera que te hace volar, sentir que tu cuerpo no te pertenece, una droga así no se consigue fácilmente en las calles por un precio barato, no al menos como el nuestro. Ese es el principal motivo de nuestras ganancias. Vendemos mayor cantidad por una calidad igual de buena a un precio más accesible. Somos el mercado —interrumpió Marcel cogiendo una muestra del polvo con sumo cuidado y depositandolo en un sobre transparente.
—Tiene razón, es el principal motivo de que las ganancias sigan y sigan subiendo —completó Annie, viendo el proceder de Marcel y apresurandose a hacer lo mismo pero con otro sobre.
—¿Lo has probado? —preguntó Eren de brazos cruzados—. La droga, ¿la has probado?
—No somos tontos, no probaremos esa mierda —cortó Annie con un semblante austero—. Generalmente vemos sus efectos en las ratas, y en quien guste ofrecerse como voluntario. ¿Quieres serlo? —bromeó, pero su rostro no expresaba la gracia, y en aquella yuxtaposición superpuesta, Eren no pudo discernir.
—Por supuesto que no —respondió de inmediato—. ¿Qué tan adictiva es?
—Un once sobre diez. Te come el cerebro, te hace salivar en la boca el mero pensamiento de la droga. Es parte de la ganancia, sino qué sentido tendría.
—¿Quién podría ser tan tonto para caer?
—¿Sabes realmente cómo funciona una droga, Eren? —le preguntó Marcel sacándose los guantes plásticos con los cuales había manipulado la droga, y lanzándolos a un basurero pequeño.
—Es una mierda que no te recomiendo probar en tu vida. Cuando se dice que una droga es potencial peligro para la salud y también adictiva, no es un juego.
—El padre de Annie murió por sobredosis —confesó Marcel en su espalda. La mujer no pareció contenta por la intervención, pero tampoco molesta, simplemente mostró una expresión pusilánime que poco hablaba.
—¿Qué? Y ahora te dedicas a la elaboración… —se mofó Eren. No concebía cómo una persona con el antecedente de un padre adicto que había muerto por sobredosis, se dedicara a elaborar la misma sustancia que había acabado con la vida de su ser querido.
—Es por eso mismo —aseveró muy confiada en sí misma Annie. Eren le devolvió una mirada de confusión palpable—… viví rodeada de drogas, era lo único que sabía en este mundo. Veía a mi padre consumirla, hacerla, y los efectos en él. A veces también me pedía ayuda. Cuando murió supe que debía dedicarme a lo único que conocía y era experta, y también me aproveché de lo que genera en los cerebros de las personas, y supe que la adicción me traería un sueldo estable.
—Fue astuta —objetó Marcel.
—Sí… —coincidió Eren. Fue un susurro que culminó en un silencio por largos minutos. En tanto, Marcel guardó el sobre en una caja y Annie comenzó a sacarse la bata química que le otorgaba la apariencia de científica ermitaña. Si lo pensaba, podía imaginarla en esas cumbres científicas, vestida entera de bata blanca, con el cabello rubio tomado y unos ostentosos lentes rojos, y explicando el mecanismo de la droga y su composición química—. Annie.
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VENDETTA. /꧁ 𝑬𝑹𝑬𝑴𝑰𝑲𝑨.꧂
FanfictionLuego del encargo de su padre, se desata una guerra sangrienta entre dos pandillas rivales. Al rato, su padre le confiesa que morirá y heredará el imperio de su mafia. Muchas cosas pasan, un infierno se desata y Eren debe madurar rápidamente. En el...