Felices Comiendo Perdices.

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Capítulo XIII.
Felices comiendo perdices.
















Cuando regresaron a la suite, tanto Eren como Mikasa supieron que la fiesta no se acabaría al cerrar la puerta. El festejo recién comenzaba. Eren había estado más emocionado que de costumbre, a pesar de que en horas y en unos días había estado tan débil por el disparo de bala. Mikasa se preguntó cómo demonios había soportado todo el trayecto y la reunión desde la mañana hasta las cinco de la tarde, hora en la cual llegaban al bloque de apartamentos. ¿Se estaría inyectado? ¿O acaso la herida había dejado de dolerle por completo? Mikasa se decantó por la primera opción. Eren se estaba inyectando, sobre todo porque no encontró las agujas ni las jeringas con los viales de metadona que había dejado la noche anterior. Algo andaba muy mal. El caldo recién se estaba calentando para la posterior bomba. Pero Mikasa decidió ignorar el hecho.

Eren se encerró en el baño, diciendo que demoraría unos segundos y en tanto, ordenó a Mikasa que pidiera comida y unos vinos a recepción. A Mikasa le llamó con especial atención el hecho de que pidiera alcohol, consciente de que estaba siendo medicado con metadona, y cuya combinación podría resultar bastante tóxica. Pero no le recriminó, no estaba de ánimos, y si era honesta, estaba deseosa de un buen trago o una buena inhalada que le hiciera olvidar lo perverso que había realizado. Cortar la cabeza a alguien no era cualquier asunto, era un cruel asesinato, y a opinión de Mikasa, el más cercano, era casi como extraer el corazon directo a un humano con sus propias manos. La sensación no le gustaba para nada. Pero antes de pedir un vino, y esperar que el baño se desocupara para bañarse, Mikasa tenía otros planes.

Con pasos suaves, sigilosos, entró a su armario y rebuscó en los cajones los sobres de cocaína. Cuando los encontró, sacó dos sobres, cuyo interior se apresuró para inhalar de inmediato. Los esparció por su muñeca, y tapando un orificio de su nariz con una mano, procedió a inhalar todo el polvo blanco. Tuvo que colocar una mano en su pecho, debido a la exaltación que le produjo, y principalmente porque sentía que el corazón se le saldría de la caja torácica. Perduró un buen tiempo apoyada contra la pared para respirar correctamente, sin trabas ni complicaciones, y se dispuso a guardar los sobres en la misma media en la cual los había sacado. Cerró el cajón, y se arregló el vestido como por hábito involuntario. Y partió al salón principal. Advirtió que Eren aún no salía del baño, sospechoso, y se dispuso llamar a recepción para pedir una botella de whisky y algo para comer, aunque si era sincera con esto también, no tenía hambre y sentía que nada podría abrirle el apetito. Aún impreso en su mente, la imagen de Armin en ese perturbador estado, y aún sus manos le temblaban de pura adrenalina. La cocaína no hizo algo para solucionarlo, incluso lo empeoró.

Eren salió del baño al rato de haber hecho los pedidos. Su cabello mojado ordenado perfectamente hacia atrás, el paso calmado y una respiración igual de calmada. Este Eren no era en lo absoluto el que había salido de la oficina con las manos sucias y víctima de un ataque de adrenalina, este Eren era un Eren adormecido, que caminaba como si no hubiera presenciado el decapitamiento de uno de sus más cercanos hombres que resultó ser un traicionero. Algo andaba muy mal. Al acercarse la tomó de la cintura, Mikasa distinguió, tocando su cuello con sus manos, un peculiar calor que no había sentido en Eren antes de llegar a la suite.

Eren no pareció notar que la mujer estaba encontrando sus comportamientos bastante extraños, y continuó en lo suyo. Se apegó a su nariz, quedando punta con punta rozando, y ahí tomó una inhalación, regodeándose por el aroma a sudor y a metal en la tez de Mikasa.

—Límpiate, tienes polvo en la nariz —graznó en el nasolabial, cerca su boca. Mikasa se apartó bruscamente de él, tocando la punta de su nariz para arrebatar los residuos de polvo. Había sido impulsiva y descuidada—. ¿Desde cuándo inhalas?

VENDETTA. /꧁ 𝑬𝑹𝑬𝑴𝑰𝑲𝑨.꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora