Capítulo XVII.
El Único Consuelo.
Mikasa estaba preocupada. Solo habían transcurrido cuatro días luego de la sobredosis de Eren, y este aún no despertaba. Cuatro días ya consumidos de la primera semana del plazo acordado. Bien, aún tenía dos semanas más de plazo, pero no estaba segura de si Eren iba a despertar. Lo hubiera hecho ya en esos cuatro días, ¿no era así? Solo podría tratarse de algo grave, y Mikasa ya no quería pensar continuando con aquel hilo de pensamientos negativos y pesimistas. De hecho, no había querido ir a la clínica a visitarlo, a pesar de que sabía en dónde quedaba, por algunas de estas razones. Eren no sería capaz de escucharla, en donde fuera que se encontraba su mente, Mikasa sabía que hablar con él sería en vano. En tanto, aburrida en el apartamento y en la mayoría de las horas, no sabía a qué dedicarse. Su barco mental navegaba en el plano de lo blanco o lo oscuro. Y lo único que pudo hacer, fue dejarse llevar por las olas y que ellas dictaran el rumbo de sus pensamientos. Fue entonces que comenzó a mentalizarse para enfrentar el plan de la manera adecuada cuando correspondiera.
Después de la reunión con su hermano, tal y cual había estimado, había podido reflexionar sobre algunas cosas de una forma clara, con la mente despejada. La reunión fue como un breve recordatorio de su vida antaña, rememorando los puntos de vista, las sensaciones, las lealtades y los olores de la Mikasa original. Era su hogar, el hogar del cual había salido, y al que pertenecía. Y sin embargo, de todos modos, Mikasa no estaba muy confiada de que podría volver a ese lugar como antes, como si nada hubiera pasado. Le costaría demasiado. Ahora que había convivido con el enemigo, comido en la misma mesa, compartido falsas promesas, había dormido junto a Eren, Mikasa sentía que no pertenecía a ningún bando. Demasiado traicionera para estar con Eren, demasiado inmiscuida en aquella nueva relación con el enemigo como para volver a su mafia.
Era la peor sensación.
No pertenecer a ningún lado.
Al menos antes tenía un lugar al cual volver, ahora, se encontraba solitaria.
Sabía lo que debía hacer. Levi había sido astuto, la reunión llevada a cabo en la cabaña de la infancia —como así optó llamarla—, trajo muchos recuerdos asociados, que culminaron en promesas dichas con antelación a su infiltración y de haber convivido con el enemigo. Promesas y lazos que no podía romper por la maldita venda en los ojos de lo que podrían ser sentimientos por Eren. Mikasa era mucho más inteligente que eso.
Además, no tenía opciones.
Levi fue decisivo. O era ella o era él quien acabaría con el joven hombre de canicas verdes. Y aunque doliera aceptarlo, el fin para todos los hombres en el mundo de la mafia, era acabar con una bala en la cabeza, y si no, con bastantes cicatrices como historia impregnada en su carne, o pudriéndose en la cárcel. Eren tampoco podía hacer una vida normal como hubiera querido, eran fantasías ingenuas de un adolescente recién entrando en la adultez como era el joven hombre. Una vida feliz estaba destinada a las personas normales, no a ellos. Y Mikasa debía empezar a deshacerse de aquellas estupideces en su mente, y comenzar a mentalizarse del tremendo error que cometería si no apretaba el gatillo.
Fue en parte debido a ese tipo de pensamientos, que decidió no visitarlo.
Porque sabía que ese muro, ese castillo de naipes que había cementado con rigurosidad en su cabeza los últimos días, corría el riesgo de desplomarse.
Pero, fue inevitable no pensar en Eren hora tras hora, día tras día. Acerca de su condición, de si abriría los ojos algún día, y de qué panorama vería luego de hacerlo.
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VENDETTA. /꧁ 𝑬𝑹𝑬𝑴𝑰𝑲𝑨.꧂
FanficLuego del encargo de su padre, se desata una guerra sangrienta entre dos pandillas rivales. Al rato, su padre le confiesa que morirá y heredará el imperio de su mafia. Muchas cosas pasan, un infierno se desata y Eren debe madurar rápidamente. En el...