Del odio al amor [DAL - DxD]

Capítulo 21

Ellen soltó un profundo suspiro observando detenidamente la cocina que en esos momentos era un completo desastre, ella había intentado cocinar, sin embargo, hacía ya tantos años que no había cocinado ya que Ike se había encargado en esa área al contratar personal incluso antes de que DEM fuera lo que es actualmente su hermana Karen era quien se hacía cargo de la cocina.

Ellen comprobó que era un completo desastre. El microondas había explotado, la estufa tenía algunas partes quemadas e incluso rotas, unas cuantas ollas con extraños líquidos en sus interiores, etc. Quería arrancarse los pelos de su cabello por la desesperación, pero logró controlarse.

—Creo que sería mejor encargar algo de comida —finalmente se rindió y sin desear limpiar en ese momento, salió de la cocina dirigiéndose a la sala de estar. 

Habían pasado ya un par de días desde que Shido salió del departamento para no volver y Ellen no había tenido noticias de él, una parte de ella (muy adentro de ella) comenzó a desarrollar un sentimiento de preocupación hacia él además de que deseaba volver a degustar sus deliciosas comidas que sobrepasaban las comidas rápidas que solía comprar.

Sentándose en el sofá pensó que ya era momento de contactar con Shido y llegar a un arreglo.

----------

—Espere un momento, por favor —Shido pidió al padre de Irina que estaba sentado frente a él mientras trataba de asimilar todo. Irina se encontraba sentada al lado de Shido jugando con sus dedos, Naomi se había quedado con las demás aún a las protestas de la niña.

Touji Shidou, padre de Irina y sacerdote de la iglesia protestante en Inglaterra donde había vivido Irina desde niña. Él se había enterado de la situación por parte de Irina y acerca de la supuesta hija de Irina y de ese chico frente a él, sin embargo, pidió encontrarse con ese chico y conocerlo para saber que tipo de hombre era.

Ahora, Touji había tomado una decisión acerca de su hija y de ese chico además de la que ahora era su nieta.

—Creo que es una decisión simple, Shido-kun.

—No lo pienso de esa manera —un suspiro salió de Shido—. Podría parecerlo de esa manera, pero no es tan simple.

—¿Por qué no es tan simple?

—No es nada simple aceptar casarme con Irina, ambos aún somos bastante jóvenes.

Lo que Touji le había pedido a Shido o más bien exigido era que se casará con Irina, esto hizo que ambos jóvenes se sorprendieran y quedaran en shock por la petición. Shido mordió su labio inferior, él sabía que no sería fácil contraer matrimonio con Irina y una dificultad sería la edad ya que ambos no tenían la edad suficiente como para contraer matrimonio de manera legal, aunque en el caso de Irina quizá ya estaría dentro de la ley.

Shido estaba dispuesto a rechazar ese matrimonio era que él no pertenecía a ese mundo y eventualmente regresaría a su mundo para reencontrarse con su familia y amigos, no estaba seguro si era buena idea contraer matrimonio con Irina sabiendo eso. Otro punto eran las espíritus, ¿Cómo iban a reaccionar ellas al saber de su matrimonio? Shido estaba seguro de que sería un duro golpe para ellas y tanto sus emociones como sus poderes se saldrían de control llevando al mundo a su final inminente.

—Si hablas de la ley, podemos llegar a un arregló —Touji habló tranquilamente. Irina miró de reojo a Shido—. Desconozco cuanto sepas.

Shido levantó una mirada cansada.

—Se acerca de los demonios y que Irina es un ángel —mencionó soltando nuevamente un suspiro preocupando a Irina, pero ella se mantenía en silencio a petición de su padre quien quería escuchar lo que Shido tenía que decir.

—Ya veo, entonces mis suposiciones de que no eras alguien normal no estaban mal.

Al decir eso, Touji se movió a gran velocidad en dirección a Shido quien se mantuvo tranquilo. Irina quería intervenir, pero sabía que su padre no le haría daño a Shido. Por otro lado, Shido no hizo nada y fue herido en la mejilla izquierda.

—¡Papá!

—Tranquilízate, Irina —Touji habló con voz seria, pero tranquila. Shido simplemente le sostuvo la mirada mientras la herida de su mejilla sanaba rápidamente a través de un fuego—. ¿Poderes de regeneración? ¿Eres un demonio del clan Phenex?

—No soy un demonio, sigo siendo humano —respondió Shido viendo como Touji guardaba su espada y se sentaba nuevamente—. Podríamos decir que yo no soy alguien normal, Naomi fue creada mediante mi poder y el de Irina así que en ningún momento tuvimos intimidad.

—Naomi es hija de ustedes dos, ¿No es así? —preguntó mirando tanto a Irina y Shido quienes finalmente asintieron con la cabeza—. Entonces, ambos deben hacerse responsables de esa niña, aunque yo también pondré de mi parte como su abuelo, pero sino contraes matrimonio con Irina la llegaré conmigo de vuelta a Inglaterra junto con Naomi. Es mi última palabra.

Irina abrió ampliamente los ojos y buscó en la mirada de su padre algún indicio de broma o mentira, pero no fue así algo que hizo que la desesperación subiera a ella, realmente no quería regresar y menos ahora. 

Shido mostró sorpresa a la amenaza que el padre de Irina le estaba dando, miró de reojo a Irina y está parecía asustada ante la idea no por que no quisiera ver a sus padres sino por el hecho de que ella había formado lazos en ese lugar y le resultaba difícil irse. Ahora Shido si que estaba atrapado.

—¿Sabes que eventualmente Naomi posiblemente desaparezca? —agregó Shido en un intento de convencer a Touji de que desistiera, Irina miró sorprendida a Shido por lo que había dicho, aunque dentro de ella sabía que eso iba a suceder algún día.

Shido no quería tener que usar a Naomi como excusa, pero debía usar todo su repertorio.

—Quizá suceda algún día, lo arreglaremos cuando suceda —aún así, Touji no se echó para atrás.

Ahora Shido sabía que nada podía convencer y él no quería ser el causante de que Irina se separará nuevamente de sus ahora amigos además debía de mantener vigilada a Naomi, no estaba perfectamente seguro de que no volviera a mostrar sus poderes, tragando un seco tomo una decisión.

—Bien —habló Shido. Irina abrió los ojos sorprendida mientras Touji sonreía—. Me casaré con Irina, pero tengo unas condiciones.

.

.

.

.