Del odio al amor [DAL - DxD]

Capítulo 11

Isari fue rodeada por una luz verdosa, después de un rato dicha luz desapareció dejando ver a un chico castaño con ropa femenina que al parecer le quedaba algo ajustada debido a la curvatura que mostraba su espalda y sus brazos.

—¡Sí! —fue la exclamación del ahora Issei al ver su cuerpo masculino de vuelta.

—Te veías mejor como mujer, Isari-sempai —se quejó Koneko haciendo una mueca de decepción ganándose una mirada de traición de Issei.

—Deja de llamarme así —respondió Issei con algo de molestia.

Antes de que pudieran decir algo más, la campana resonó en la academia dando a entender que era momento de iniciar las clases de la mañana. Shido miró por una ventana que estaba cerca y se estiró un poco.

—Supongo que ya no tengo nada que hacer aquí —habló Shido mientras se dirigía a la puerta de salida—. No quiero llegar tarde a clase así que me iré.

—Esta bien, nos vemos en clase —se despidió Rias suavemente mientras Shido abría la puerta y la cerraba tras él.

—Buchou —Akeno habló con voz seria—. ¿Es buena idea dejarlo ir libremente?

—¿Qué más podemos hacer, Akeno? —cuestionó Rias soltando un suspiro—. Shido ha demostrado que no se parece en nada a lo que hemos enfrentado hasta ahora y sinceramente, Shido se ha estado contenido.

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Shido llegó a su salón de clases justamente cuando el profesor estaba entrando, al ingresar pudo ver a Rias sentada esperando a que iniciará la clase. Shido caminó hasta que llegó a su asiento al lado de Rias.

Rias le mostró una sonrisa mientras Shido le devolvía esa sonrisa. El profesor llamó la atención de todos y la clase dio comienzo.

Después de un rato, el último profesor de la última clase se despidió de sus alumnos y salió sin apuro alguno del salón de clases mientras algunos de los compañeros del Shido salían tranquilamente del salón dirigiéndose a sus clubes o a sus hogares.

Shido guardó todo en su bolsa para después comenzar a caminar en dirección a la puerta para llegar al departamento que compartía con Ellen y hacer la cena.

—Shido —una voz femenina llamó la atención de Shido, al voltear pudo ver que Rias se acercó a él con paso suave. Los últimos que quedaban en el salón veían con sorpresa la escena que se desarrolló ante ellos mientras prestaban atención a la conversación de Rias y Shido—. ¿Te gustaría ir a comer algo de pastel? Tengo entendido que eso es lo que te prometió Irina así que pensé que sería buena idea cumplirlo.

Rias no tenía intenciones ocultas solo quería formar una buena relación con Shido ya que posiblemente sería una buena alianza. Shido lo pensó por unos momentos, pero después negó con la cabeza.

—Lo siento, pero Ellen me espera y si no cocino para ella se enfadara.

—Ellen es la chica rubia que destruyó la ventana, ¿No? —Rias levantó la ceja confundida ante la mención de esa chica, pero recordaba perfectamente.

—Así es, perdón por eso —se disculpó Shido mientras hacía una reverencia.

—No te preocupes, reparar eso es realmente fácil —Rias mostró una gran sonrisa debido a que disfrutaba una grata conversación con el género opuesto sin que este esté nervioso, esté viendo su pecho o cada segundo la este adulando. Rias no se quejaba cuando ocurría esto, pero comenzaba a ser cansado—. Si ya tienes planes, espero y algún otro día puedas acompañarnos.

—Lo esperaré con ansías.

Rias y Shido se despidieron mientras tomaban caminos distintos donde la primera se dirigía a su club mientras que el otro se dirigía a su departamento para hacer la cena.

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—Así que has creado contacto con el enemigo.

Shido sonrió de manera nerviosa mientras Ellen degustaba felizmente de su comida, él se dio cuenta de que no importa o que tan simple sea lo que le preparé a Ellen ya que ella se mostrará completamente feliz.

—Así es —respondió Shido tranquilamente—. Pudimos tener una agradable conversación sin tener que matarnos.

—Aún así no quita el hecho de que revelaste información al enemigo —Ellen frunció el ceño al decir eso mientras seguía comiendo.

—Solo revele lo superficial.

—Superficial o no, información es información.

El silencio los invadió a ambos, pero eso no evitó que continuará comiendo. Ellen parecía que estaba pensando en algo mientras Shido simplemente decidió callarse para no ponerse del lado malo de Ellen.

Shido debía admitir que Ellen era hermosa además de que se comportaba de manera linda y torpe cuando no trataba de matarlo, él estaba seguro de que si ambos se hubiesen conocido de una manera diferente habrían sido buenos amigos, pero no era tiempo de lamentar aquello.

Ellen miraba de reojo a Shido dándose cuenta de que Shido era guapo además de que era un completo caballero y atento con las chicas así que no culpo a las espíritus cuando se enamoraron de él, sabía que Shido había tenido que madurar demasiado rápido para poder enfrentar a las espíritus y a los problemas que traen consigo incluso soportando el ser herido, dejado al borde de la muerte solo para que ellas estén felices.

Ellen admiraba la manera en que Shido siempre trataba de buscar la manera de tener a las personas cercanas a él felices, soltó un suspiro mientras continuaba degustando de aquella deliciosa comida frente a ella.

—A partir de ahora —Ellen habló y se puso de pie después de haber terminado con su cena. Shido la miró confundido—. Debes tener cuidado, Shido.

Después de eso, Ellen dejó los platos en el fregadero y salió en dirección a su habitación dejando a un Shido sorprendido después de que Ellen por primera vez lo llamará por su nombre y no por: "Itsuka Shido", como solía hacer. Shido sin poder hacer más, terminó su cena y lavo los platos para después ir a su habitación y descansar un poco.

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Shido estaba por pasar la entrada de la academia cuando nuevamente fue jalado hacia un lado y sintió un déjà vu, pero esta vez no se preparó para una pelea ya que recordaba aquella sensación.

Frente a él, una linda chica castaña lo veía con desesperación vistiendo el uniforme masculino de la academia Kuoh.

—¡No funciono! —exclamó la chica y Shido pudo sentir su desesperación.

—Vamos —fue todo lo que dijo Shido mientras tomaba la mano de la chica y la llevaba consigo en dirección al club del ocultismo a terminar de arreglar ese asunto.

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