Capítulo 26

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—Debo decir que no me alegro de verte, Westcott —siseó Shido sin despegar su mirada de Westcott quien sonreía.

—Parece que no vienes solo —menciono mirando como las espíritus hicieron acto de aparición detrás de Shido además de otra persona que conocía—. Me alegra verte, Ellen.

Ellen abrió los ojos sorprendida al ver a Westcott ante ella, pero logró entender la situación y ahora tenía que elegir ya sea regresar con Westcott o quedarse junto a Shido.

—¡Papá, máma está herida!

Shido desvió su mirada en dirección a donde provenía aquella voz y pudo ver a Naomi mirarlo con desesperación mientras Irina estaba en el suelo y parecía que su herida era grave, mordió su labio inferior ya que no podía hacer movimientos arriesgados.

—¿Papá? —las espíritus se veían confundidas ante la extraña niña que llamó a Shido como su papá.

—Shido —Kotori habló con voz peligrosa—. ¿Qué diablos hiciste?

—Lo explicaré después —respondió tratando de contener su ira hacia Westcott—. Por ahora, por favor, brindeme su poder.

Las espíritus no entendían la situación, pero estaban dispuestas a ayudar a Shido así que las explicaciones tenían que esperar, cada una de ellas invocó su ángel a excepción de Nia que se quedó atrás.

Mukuro observaba todo con suma tranquilidad, pero ella sabía que debía ayudar con la batalla que estaba por estallar si quería que se cumpliera el trato que había hecho con Ratatoskr así que activo su vestido astral completo.

—Parece que estamos en desventaja —anunció Westcott tranquilamente. Ellen mordió su labio inferior mientras se acercaba a su lado, ella conocía a Westcott desde que eran niños así que no estaría dispuesta a abandonarlo como su hermana mayor y Elliot habían hecho.

Shido no dijo nada, él ya sabía que esto iba a suceder, pero aún así sintió el dolor de la traición dentro de él.

Un círculo mágico apareció en el lugar del cual salieron Rías y las demás. Las espíritus fruncieron el ceño mientras apuntaban sus armas contra ellas. Shido extendió una de sus manos.

—Están de nuestro lado —habló sin despegar su mirada de Westcott—. ¿Podrían darnos una mano?

—Cuenta con ello —Rias respondió sin dudarlo un poco mirando a su peón que seguía en el suelo totalmente lastimada, después enfocó su mirada en Irina y Naomi—. Ravel, ¿Trajiste las lágrimas?

—¡S-Sí!

—Kiba, ve hasta Irina e Isari y dales una lágrima, te despejaremos el camino —ordenó Rias mientras Ravel le daba un pequeño frasco a Kiba—. Akeno, Asia y Ravel ustedes vayan a evacuar a los civiles y de ser necesario modifiquen sus memorias además alerten a Sona y levanten una barrera.

—¡Sí, Buchou! —exclamaron todos al unísono mientras se movían para cumplir con las órdenes de su ama.

Kiba se movió a gran velocidad primero hacia donde estaba Isari quien estaba rodeada de Nibelcole quienes estaban preparadas para atacarlo, pero tuvieron que retroceder debido a una esfera carmesí que se dirigió hasta ellas.

Rias Gremory desprendía un aura carmesí dispuesta a proteger a su nobleza y amigos, aunque ella sabía perfectamente que Shido era fuerte  y estaba segura que las chicas a su alrededor también eran fuertes.

—Ya no tienen que contenerse —mencionó mirando a Shido quien asintió con la cabeza mientras agradeció mentalmente.

—¡Vamos!

Del odio al amor [DAL - DxD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora