XIX

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Después de ir a dejar a Jin y MinJoon a su casa. Namjoon intentó quedarse el mayor tiempo posible con ellos. Armó figuras de lego con el pequeño y ayudó a Jin a poner la mesa para la cena.

Cena que el mayor había hecho con los ingredientes que él compró alegando que merecía tener el privilegio de al menos aportar con algo, ya que a él no se le daba bien cocinar. Aunque más bien lo hacía porque sabía que Jin no pasaba por un buen momento económico, pero era demasiado orgulloso como para decir algo o aceptar ayuda. El muy cabezota,  si supiera que Namjoon pondría a su disposición su billetera y cuenta bancaria completa, a pesar de conocerlo hace solo un par de meses.

Probablemente las personas a su alrededor dirían que se había vuelto loco. Y él también lo creía un poco, pero había algo en su naturaleza que le impedía desligarse de Jin y su hijo, el animal que vivía callado en su interior, arañaba su pecho exigiendo que los protegiera a ambos, que se hiciera cargo de ellos y Namjoon como persona también quería hacerlo porque le gustaba Jin, lo quería y estaba seguro que estaba en el camino de amarlo. Era un hecho.

Al final del día, cuando el niño se había dormido, Namjoon y Seokjin aprovecharon de besarse un rato en el sofá, sus manos explorando un poco sin llegar demasiado lejos.

Y a pesar de que al peliplata le hubiese gustado dormir con el castaño, este se negó, diciendo que tenía un hijo y debía respetarlo, que era muy pronto para dejarlo quedar en su casa pero que en unos meses podría hacerlo seguido.

Así que con la esperanza viva en su interior se fue hasta su casa feliz e ilusionado para dormirse pronto y el domingo aparecerse nuevamente temprano en la mañana en el apartamento de Seokjin.

A las 9 en punto tocó la puerta del castaño y este apareció luciendo un pijama azul oscuro y el cabello revuelto. 

-¿Nam? ¿Qué haces aquí?

El más alto sonrió con inocencia- Ayer me dijiste que si a ser mi novio. Supongo que dentro del trato está permitido aparecerme por aquí para invitarlos a tomar desayuno en el centro comercial y que me ayudes a escoger camisas para el trabajo.

Jin intentó mantenerse serio, pero fracasó y sacando valor de no sabe donde, tomó al peliplata por los hombros y lo acercó para darle un profundo beso en los labios.

-Hola- murmuró con una sonrisa cuando por fin se alejó -Si iremos contigo a escoger camisas.

-Gracias.

Aún sintiéndose flotar por el beso que le había dado el castaño, que valía cien veces más si tomaba en consideración que no era de tomar la iniciativa, se dirigió a la pequeña sala donde MinJoon se asomó por el respaldo del sofá.

-Hola hyung - dijo algo sonrojado escondiendo algo en su espalda.

-Hola bebé.

Namjoon besó la frente del menor y se sentó a su lado fingiendo no darse de cuenta de cómo Jin cambiaba el biberón que el niño sujetaba con ímpetu detrás de él y le entregaba un vasito de "niño grande".

-Ahhhh que rica sabe la leche en vaso- dijo el niño bebiendo un gran sorbo y haciendo sonidos dramáticos como si fuera la gran cosa.

-¿En serio? - Namjoon alzó una ceja y negó - Yo prefiero la leche en biberón.

MinJoon lo miró sorprendido, sus grandes ojos avellanas se abrieron completamente- Hyung ¿Usted toma leche en bibedon?

El más alto hizo un puchero gracioso y tomó al menor para sentarlo en su regazo- Ya no, lo dejé a los ocho años cuando mi madre los botó todos a la basura porque el dentista nos regañó.

-Que mala- MinJoon se cruzó de brazos con evidente molestia.

-No tanto, al final si tenía razón el dentista, usé brackets la mitad de mi adolescencia.

-Por eso tienes dientes tan bonitos- Interrumpió Seokjin impulsivamente y después arrancó hacia su habitación excusándose con que debía cambiarse.

[...]


Al final Namjoon si necesitaba ayuda para escoger camisas ya que según él con cinco minutos dentro de la tienda ya estaba listo y como no, si había escogido cinco camisas blancas apenas fijándose en la talla.

Cuando iba camino a la caja listo para pagar, Jin lo detuvo y le quitó cuatro de las camisas que llevaba en las manos para comenzar a extender distintas prendas delante de él y murmurar cosas como si el color se le veía bien o con que diseño de corbata podría combinarlas.

Todo a vista de la vendedora que los miraba con una sonrisa y aprovechó de mostrarles corbatas a juego.

Así que al final Namjoon salió de la tienda con siete camisas con distintos diseños y colores y tres corbatas nuevas, una con diseño de calabazas a petición de MinJoon ya que faltaban unas pocas semanas para que fuera Halloween.

Y a pesar de que Namjoon le ofreciera de todo a Jin, este se negaba diciendo que no era necesario, ya que ni a él ni a su hijo les faltaba algo. Y era verdad, al menos la parte del niño, ya que Jin hacía todos los esfuerzos posibles porque su hijo vistiera bien y tuviera calzado siempre en buen estado de conocidas marcas deportivas.

Pero con él mismo era otro tema totalmente distinto, ya que siempre que compraba ropa tenía que decidir por las aburridas prendas para trabajar y así cuidar su presentación personal, aunque a Seokjin le encantaban las sudaderas amplias, abrigadas, de distintos colores que podía combinar con un solo jeans de cualquier color y era suficiente.

Por eso se había quedado mirando con total ilusión la nueva colección en tonos pasteles que estaba en una de las tiendas que visitaron. Pero inmediatamente un puchero se formó en sus labios cuando vio el precio, 80 dólares por un pedazo de tela era simplemente demasiado, como si las malditas cosas hubiesen sido hechas con algodón de nubes y bordadas con cabellos extraídos directamente de la crin de un unicornio.

Pero claro para el Dr. Kim no era la gran cosa, así que insistió tanto hasta que Jin terminó aceptando a regañadientes, solo con la condición de que como era un regalo, Namjoon escogería el color.

Al final terminó comprando dos sudaderas iguales, solo que una era rosa para Jin y otra celeste para él. Porque las parejas que recién iniciaban una relación tenían permitido hacer cosas cursis cómo vestir ropa a juego.

Después llevaron a MinJoon a un sitio de juegos para niños menores de seis años, donde les ponían una pulserita y varias asistentes los cuidaban por media hora mientras los padres bebían café intentando conversar en medio de gritos infantiles.

Fue ahí donde Namjoon vio a los lejos a Ji Hye caminando con varias bolsas de marcas de diseñador en una mano y la otra entrelazada con la mano de Sun Young. 

Y quizás no era extraño, su ex caminando de la mano de su mejor amiga podría ser algo normal, de no ser porque la chica encontró su mirada con la de él y giró la cara tan rápido que Namjoon imaginó que después tendría una contractura muscular en el cuello.

La vio enrojecer y alejarse tan rápido que prácticamente arrastraba a la otra chica y cuando ya estaba lejos volvió a mirar hacia atrás para ver nuevamente a Namjoon y poder husmear con quien se encontraba un domingo por la mañana en una zona infantil. 

Pensó que quizás el peliplata no la estaría viendo, pero Namjoon seguía pendiente a ella y cuando sus ojos se encontraron nuevamente, él le sonrió con tranquilidad y asintió casi imperceptiblemente.

Era un poco irónico que la chica que se había quejado porque la dejaba y no le daría hijos ahora estuviera saliendo con su mejor amiga, que cabe destacar era una omega con la que biológicamente era imposible concebir bebes. Pero bueno siempre habían más opciones, la verdad a Namjoon no le importaba mientras lo dejara tranquilo con Jin y no generara tensiones entre sus familias por caprichos.

Chocolate y galletas [NAMJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora