Cap 16

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- ¿Te falta mucho?- le pregunté, y miré hacia la dirección en la que ella se encontraba-
- No me cierra el pantalón- lo volvió a intentar, pero el botón no alcanzaba a cerrar- ¡Joder, no puedo!-
- Cariño- me miró- Entiende que ya está creciendo. No te entran esos pantalones, ni ninguno que no sea premamá-
- Odio esa ropa- rodé los ojos- Me hace sentir gorda, Billy-
- No lo estás, estás embarazada. Para eso existe esa ropa, pequeña-
- Me tendré que comprar algo. Vaqueros descartados- se los quitó- Mira, estos pantalones son anchos- me me los enseñó-
- Ya está. Mira yo cómo voy, solo vamos a ir a decirle a mi hermano. Además, te hace una bonita forma de piernas- le dije cuando se los puso, y ella rió-
- Bien, ya estoy- me miró- Y, tú siempre vas guapo-
- De eso nada-
- No que va- sonrió- ¿Qué crees que dirá? A lo mejor le dejo de caer bien por cargarme la virginidad y la vida de su hermano-
- Eh, no. Oye, perderla contigo fue lo mejor que he hecho. Y que te quedes embarazada...- sonreí- Es lo mejor que me ha pasado, y que me va a pasar en la vida. No vuelvas a decir algo así, eres importante para él, eres la novia de su hermano y el padre de tu hijo- la abracé- No tienes que preocuparte, todo nos irá bien. Yo tengo trabajo a parte del instituto, y por suerte, nos está saliendo genial lo del grupo. Todos vamos progresando, cielo. Y no tienes que pensar que te va a odiar, él te quiere mucho. Eres su hermanita pequeña- sonrió-
- Vamos allá- me miró- Gracias-
- A los dos- la cogí de las manos, y le di un beso en la frente-
- ¿Estáis despiertos, cariño?- preguntó la madre pegando a la puerta-
- Sí, mamá. Pasa- entró a la habitación- ¿Cómo has amanecido?-
- Muy bien- sonrió- Ponte esos vaqueros, son preciosos-
- Lo he intentado, y nada. No me caben, ya no me caben. Cada luna que pasa, voy engordando, y va creciendo también-
- Es lo que tiene. Pero, existen vaqueros premamá- rodó los ojos-
- Me los compraré, qué remedio- rió- Oye, vamos a decirle al titi Tom que viene al mundo. No tardaremos en venir-
- Vale- se abrazaron- Te quiero-
- Y yo a tí- sonrió- ¿Nos vamos?-
- Sí. Ten cuidado, no vayas a caerte- por la escaleras-
- Aún puedo bajar bien. Ya te pediré ayuda a los siete meses- rió de nuevo-
- Hasta luego, señora Schmidt- le dije, y le sonreí-
- Llámame por mi nombre, muchacho. Señora Schmidt pasó de moda- me devolvió la sonrisa-
- Está bien, Ana- ambos fuimos a mi casa en bus, hacia demasiada calor como para ir andando, y más para ella- ¿Estás bien?- me miró- Te noto preocupada-
- No. Bueno, un poco- levanté una ceja en señal de "¿Crees que me puedes engañar?"- Sí, estoy preocupada-
- No tienes por qué estarlo. Aunque, yo también lo estoy, un poco- nos abrazamos- Podremos con esto, Ginny. Lo que empezamos, lo acabamos, ¿recuerdas?- asintió- No os dejaré-
- Eres un amor- sonrió- Si te pudiera escuchar-
- Tendrá el tamaño de una manzana mínimo, no hace mucho que te quedaste-
- En dos meses ha crecido una barbaridad- acarició su tripa por encima de la camiseta, lo que hizo que mi mano también se fuese allí- Tienes las manos tan suaves. Eso le encantaría de tí, lo dulce y cuidadoso que eres-
- Entonces, de mamá ni te cuento- rió- Nuestra parada- le dije cogiendo su mano, y los dos nos bajamos- Tom se lo tomará a bien, ya lo verás-
- Eso espero- llegamos al portal, y subimos en el ascensor, no podía subir diez pisos en escaleras. Saqué la llave encajandolas en la cerradura, y la volví a mirar-
- Ahora tranquila, ¿vale?- asintió, y yo abrí la puerta- ¡Hola, Tom!-
- ¡Hasta que apareciste!- él se asomó- Anda, llevas sin venir a dormir un tiempo-
- Vengo con Ginny- le dije-
- ¡Cuñi!- ellos dos rieron, y se dieron un abrazo como saludo. Siempre se saludaban así- ¿Cómo estás, pequeña?-
- Bien, estoy bien. ¿Y tú?-
- Bien también- sonrió- Os dejo libertad, parejita. Yo me iré a mi habitación-
- No, espera- le dije cuando entramos, y él nos miró- Quédate un momento-
- ¿Qué pasa?-
- Hay algo importante que tienes que saber- dijo ella-
- Oh, bueno. Vamos al salón, entonces- fuimos al salón, cogimos asiento, y le empezamos a contar-
- Tom, hay algo importante entre tú hermano y yo- dijo ella, y cogió mis manos entrelazandolas con las mías-
- Tengo miedito- rió- A ver, adelante-
- Bueno, am...- empecé a hablar, muy nervioso además- Tom, quiero que intentes aceptarlo-
- Di ya, Bill- me dijo, y nos miró-
- Ginny y yo- asintió- Vamos a...a tener un nuevo integrante-
- Un nuevo integrante...- parece que se quedó pensativo- ¡Espera! ¡¿Has embarazado a Ginny?!-
- No hace falta que lo grites- le dije-
- ¡Por dios, Bill! ¡¿Tú has embarazado a Ginny?! ¡Te voy a matar!-
- ¡Eh, eh, no!- dijo ella metiéndose de por medio- Tom, él solo no ha tenido la culpa, ha sido mía también. Relájate, ¿sí? Además, no hay problema. Nos quedaremos con nuestro bebé, no tienes que ponerte así. No ha rechazado nada, es un hombre que sabe hacerse cargo de sus consecuencias, ambos somos esas personas. Tranquilo-
- Voy a ser tío- se dejó caer en el sofá de al lado- Madre mía, ¿por qué tan pronto? Ginny, tienes diecisiete años-
- No empieces como mi madre, por favor- le pidió ella- Nos gustaría que aceptaras esto, tu hermano y yo no lo vamos a abandonar. Si tú lo vieras, está tan ilusionado y feliz. Tenemos el apoyo de mi madre, pero, quería saber si tenemos el tuyo- él nos volvió a mirar-
- Oye, Ginny- suspiró- Por supuesto que tenéis el mío, es mi hermano, y eres su novia. Sólo que, creo que sois muy jóvenes-
- Lo sé. Pero, te aseguro que a esa criatura que tiene en su vientre no le va a faltar de nada- le dije- Estamos terminando los estudios, el año que viene entramos en universidad, y el grupo está saliendo más adelante que antes. Tom, todo nos va bien, y ya sé que no va a ser fácil. Necesitamos varias cosas, pero, las vamos a poder conseguir. Danos ese voto de confianza, por favor- le pedí con ojitos, y él rió-
- Está bien. Enhorabuena, chicos- nos sonrió, y los tres nos dimos un abrazo- Ay, que cariñosos me habéis salido-
- Gracias por todo, Tom- le dije, y sonreí-
- ¿Os quedáis a comer?- ella y yo nos miramos- Anda, porfa-
- Llamaré a mi madre- se levantó del sofá, y salió del salón para avisarla de que se quedaría a comer con nosotros. Tom y yo fuimos quienes preparamos el almuerzo, ella de mientras nos ayudaba a lo mejor a cortar las verduras, y a enjuagarlas, cosas en las que no se tenga que agachar o hacer fuerza extra- Chicos, preparar la comida con vosotros es una locura-
- Sabes que luego eres mis postre- le dije abrazándola, y ella rió-
- Está tu hermano delante, Billy-
- Nah, déjalo. Nació cursi y seguirá siendo así hasta que muera. Incluso, me lo imagino siendo así en el otro mundo-
- Que gracioso eres- le dije, y ellos dos rieron- No hace gracia-
- A mí sí me hace- me dijo, y me acarició el cabello-
- Porque tú eres doña risitas-
- Exactamente- volvió a reír. Almorzamos hablando sobre lo que haremos en el futuro. Cómo no, salió el tema de nuestro bebé, y le estuvimos explicando más a fondo a Tom. Después de almorzar, me lavé los dientes y fregué los platos que ensuciamos- Hola, cariño-
- Hola, pequeña- sonreí al notar que me abrazaba por detrás-
- Oooh, tienes abdominales- dijo haciendo presión en mi tripa sin hacerme daño, y eso me hizo reír, tengo muchas cosquillas-
- Calla, que me da vergüenza- le dije, y terminé de colocar los platos para escurrir- ¿Y Tom?-
- En su habitación-
- Vago. Siempre se duerme un poco después de comer-
- Déjalo, está en su casa también-
- Ya. Pero, es un vago. Una cosa no quita la otra- rió-
- ¿Quién quiere una tarde mimosa?- la miré por encima de mi hombro, y ella sonrió-
- Aquí estoy- le dije, y me soltó dejándome libertad de movimiento- El nene Bill quiere cariñitos-
- Vaale- los dos nos fuimos a mi habitación, nos acoplamos como la pareja empalagosa que somos, y me empezó a hacer cariñitos. Comenzó por mi cabello, y bajó hasta mi espalda. Amaba que me hiciera eso, me relajaba tanto, y me conseguía entrar sueño- Te quiero-
- Y yo a tí- sonrió- Oh, oh. Pareces cansada, cielo-
- Lo estoy- rió-
- A mimir-
- Nooo-
- Ah, ah, ah, a mimir, sin rechistar- rodó los ojos con una risa tonta como la mía, y se puso de espaldas a mí- Oh, bien. Tengo tu cuello y la trayectoria perfecta hacia él-
- Que gracioso- le di unos cuántos de besos en el cuello, y ella rió- Tengo muchas cosquillas-
- Lo sé. Pero, en el fondo te gusta- asintió- Duerme bien, pequeña- le dije, y metí mis manos bajo su camiseta-
- Bill, ¿qué haces?-
- Esto- le dije, y puse mis manos sobre su pequeña y adorable barriguita- Ya está. Sólo te quería abrazar, nena. No puedo hacerte nada mientras estés así-
- No haremos nada hasta que vaya al instituto-
- ¡No!- le dije mientras ella reía-
- No sabes tomar una broma- reí yo también, y le dejé varios besos sobre el omóplato derecho-
- Descansa, amore- le empecé a dar caricias a su pequeña barriguita, y cayó dormida enseguida. Esta noche no durmió muy bien, los nervios y las náuseas la tienen sin energías. Aunque, ambos sabemos que después viene nuestra creación, y que valdrá la pena-

¡El tito Tomy!

Black. (Bill Kaulitz-Tokio hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora