Cap 10

267 17 4
                                    

- ¡Buenos días, Billy!- dije sonriendo cuando salió del portal de su casa, y nos abrazamos-
- Que frío hace- asentí- Buenos días, preciosa- me puse de puntillas para darle un beso, él sonrió- Buenos días, señora Schmidt-
- No sabía que teníais un tipo de...- nos miró- Da igual, dejadlo. ¿Vamos a por los regalos?-
- Vámonos- nosotros dos nos pusimos detrás en el coche, hace mucho frío como para ir andando, y hay mucha nieve- ¿Llevas abrigo suficiente?-
- Sí. Tres mangas largas, el chaquetón, los guantes y la bufanda. Las botas sin impermeables, y los pantalones están forrados por dentro- me miró- Voy genial-
- Bien. Es que hace mucho frío en Alemania-
- Eso siempre- me abrazó- Pero, tu osito está aquí para darte calor- me susurró, y yo reí- ¿Qué? Es verdad-
- Ya, ya- lo miré- Gracias por acompañarnos-
- Gracias a tí por invitarme- sonrió- Tom se pone muy vago, y hoy porque ha salido con Gustav porque ha nevado-
- Yo también me pongo muy vaga con estas fechas-
- Él es increíble. Se pega desde las diez de la noche hasta las dos de la tarde durmiendo, y porque lo despiertas. Por él dormiría todo el día entero- reí-
- Se parece a tí- le dije-
- Ja, ja. Mira cómo me río- me dijo con la cara más seria que ha puesto en todo el tiempo que llevo conociéndolo-
- Que gracioso eres- ahora sí rió-
- No sabes lo que te voy a regalar-
- Tú tampoco- nos pegamos el camino entero dándonos calorcito, invierno es mortal en Alemania. En la radio había música, así que fuimos cantando también-
- Hemos llegado, niños- los tres nos bajamos- Nos reunimos en la plaza del centro comercial. Aseguraos de que los regalos se envuelven, ¿vale?-
- Vale- dijimos a la vez, y reímos-
- Vaya dos- rió- Nos vemos en una hora-
- Está bien- le dije, y los dos nos fuimos por nuestro camino. Estuvimos desayunando juntos, y después fuimos en busca de los regalos- Mira, Billy-
- ¿El qué?- me miró-
- Eso le gustaría a mi madre-
- Ya tenemos su regalo- dijo, y entramos a la tienda. Le compramos un peluche de oso gigante y un ramo de flores, esta noche era Nochebuena. Mañana, iríamos Bill, Tom y yo a patinar en el lago de la cuidad. Siempre se congela, y me gusta estrenar mis patines allí- Es grande-
- Es más grande que yo- reímos- Hay que envolverlo- le pedimos que lo envolviera, y cuando terminó, lo cogí-
- ¿Puedes caminar bien?-
- Sí, todo controlado- reí-
- Nena, a penas puedes andar- lo cogió él- El oso es más grande que tú-
- Bueno, yo llevo las flores- nos intercambiamos las cosas, pero decidimos coger un carrito. Compramos todos los regalos, yo compré el uso cuando estaba despistado. Le regalaría unos patines para mañana, no tiene, y él se los regalaría a Tom. Todo esto va a salir genial-

***
- Ya estamos aquí- dijo mi madre, y nos miró- ¿Lo tenéis todo?-
- Sip, todo- le dijo él, y sonrió- ¿Podría ir mañana por la mañana a darle su regalo?-
- Claro que sí. Ella mañana se despierta temprano, sabe que Mamá Noel está en la casa- reímos- Vámonos, entonces. Abrigaros, hace mucho frío afuera- nos colocamos bien nuestra ropa de abrigo, y salimos al parking. Le compré a él un vinilo de Scorpions a parte los patines, le gusta mucho, y ese es mi regalo. No sé qué somos en realidad, si amigos, novios, o un simple tonteo. Me gustaría que fuéramos la segunda opción, me encantaría ser su novia. Nos gustamos, y nos queremos mucho, no tiene por qué ser un tonteo. Guardamos los regalos envueltos en el maletero, ahora que estamos volviendo a la actualidad, y nos volvimos a montar en el coche- ¿Cinturones?-
- Puestos- le dijo él sonriendo-
- Genial. Vámonos, chicos- volvió a poner música en la radio, como el camino de ida-
- Can I drive you home?- dijo él, y me miró-
- Yes, love. You can- le dije sonriendo, y él me dio un pico silencioso. Normalmente nuestros besos suenan un poco- I love you-
- I love you too- sonrió- Veo que las clases te han servido-
- Eres el mejor profesor que existe-
- La alumna es obediente, y hay que darle su recompensa- reí-
- ¿Cuál es?- nos miramos-
- Mañana lo verás- empecé a reír avergonzada ante su mirada de pillo- ¿Qué?-
- Tu mirada lo dice todo-
- No me niegues lo evidente- se relamió los labios después de decir eso-
- Cállate ya, bobo- intenté esconder mi rostro en su hombro, pero él me abrazó-
- Eres tan tierna e inocente- me dijo- Sabes que no soy así, pequeña-
- Ya lo sé, amor- me miró con expresión de sorpresa- ¿Qué te pasa?-
- ¡Me has llamado amor!- me dijo en susurro-
- ¿Y qué? Eres mi amor-
- ¡Me llamaste amor!- me achuchó más fuerte aún- ¡Te amo, pequeña!-
- Y yo a tí, mi amor-
- ¡Aish, que ilusión me hace!- los dos nos reímos, y miré a mi madre, que nos miraba por el espejo retrovisor del conductor. Ella me sonrió, y yo también le sonreí- Eres muy linda-
- Tú también- sonreí, y le acaricié el cabello en forma de cariño. Cada día me gustaba más, y él sabía cómo conseguirme-

¡Navidad, Navidad! ¡Dulce navidad!

Black. (Bill Kaulitz-Tokio hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora