R.13: 𝑳𝒐𝒔 𝒋𝒖𝒈𝒖𝒆𝒕𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒋𝒐 𝑭𝒓𝒂𝒏𝒌𝒊𝒆

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10K de lecturas para este fic, no lo puedo creer. Enserio muchísimas gracias a todxs por estar aquí, leyéndome, dejando sus comentarios y votos. Son los mejores del mundo mundial ❤😍

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Apenas cerraron la puerta de la habitación, Frank empujó a Gerard contra ella y lo tomó del cuello, besando sus labios con tanta pasión y deseo. Empujó su muslo derecho en medio de las piernas de Gerard y ejerció un poco de presión sobre su polla, logrando arrancar un gemido intenso de sus labios.

—Ah Frankie —gimió.

Durante el trayecto al hotel Frank había estado tentando a Gerard, rozando la parte interna sus piernas con la punta de sus dedos y besándole el cuello. Además derecordarlee a cada instante el enorme deseo que sentía por comenzar a jugar con él con los juguetes que él mismo había empacado.

Gerard sentía que ya no podía más, necesitaba que lo tocara y lo hiciera suyo. Además ansiaba saber que era lo que Frank había llevado, no tenía la más mínima idea puesto que no lo había visto tocar nada del cuarto de juegos mientras preparaban las maletas.

Su esposo nunca dejaría de sorprenderlo y fuese lo que fuese que hubiera traído, él sabía que le iba a encantar.

—Vas a hacer exactamente lo que yo te diga puta —dijo Frank jadeante. Sus manos bajaron hasta el borde del vestido de Gerard y con un solo movimiento se lo retiró, pasándolo por sus hombros, brazos y cabeza.

—Si señor, lo que usted me pida.

Frank empujó más su muslo y lo sostuvo de las caderas, besando a su vez su cuello. Succionó un poco más arriba de la marca que Gerard ya tenía, raspó con sus dientes aquella piel nívea y al finalizar su trabajo deslizó su lengua de manera muy suave, erizando cada vello del cuerpo de Gee pues la sensación sobre la zona lastimada era exquisita. Más allá de dolerle aquello le gusta y lo excitaba más.

—Quítate el resto de la ropa y espérame de pie junto a ese sillón —le señaló mientras sus labios permanecían a escasos centímetros de distancia—. Mantén tus manos quietas, sin tocarte y tu vista al frente, ya regreso.

—Está bien señor.

Gerard tenía el cabello revuelto y la respiración acelerada aún así se las ingenio para avanzar hasta el lugar que Frank le había indicado. Se deshizo de su apretada licra negra y de las bragas negras de encaje que estaba usando. Su polla saltó libre hacia adelante y a pesar de las ansias que tenía por acariciarse colocó las manos a cada lado de su cuerpo y mantuvo su vista hacia el frente, obediente.

En menos de cinco minutos Frank había vuelto de la habitación y llevaba consigo su maletín del trabajo. Lo dejó caer a los pies de Gerard, quien por el rabillo de su ojo derecho pudo notar el objeto y comprendió que Frank había ocultado ahí los juguetes. Frank por su parte estaba excitado y emocionado, se había deshecho de su camisa de botones dejando su pecho firme y lleno de tatuajes al descubierto.

—Pero que preciosura —dijo contra la oreja derecha de Gerard. Apegó su pelvis a los glúteos de Gerard y presionó su polla—. Tan obediente, así a como deberías ser todo el tiempo.

—Solo por ti —respondió bajito y sus ojos se cerraron. Frank comenzó a repartir besos húmedos en la parte posterior de su cuello, siguiendo un camino por el largo de su columna mientras acariciaba sus muslos.

Frank detuvo sus besos sobre el inicio de los glúteos de Gerard, estrujo aquella blanca y suave piel entre sus dedos, al cabo de algunos segundos lo soltó mientras se dejaba caer de rodillas. Tomó el maletín y lo abrió, dejando ver cuatro objetos sobre un puñado de papeles.

𝐒𝐦𝐮𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐥𝐥𝐞𝐧𝐠𝐞 ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora