Huracán.

La cabaña del claro.

Narra Eliza:
Estoy triste, no sé si es porque estoy en esos días del mes, porque hace un día de mierda y parece que el sol se ha ido para no volver nunca o yo qué sé.
Está sonando California Dreamin' de Diana Krall, y no ayuda para nada a mi estado de ánimo.
Debo reconocer que estoy un poco asustada. Durante esta semana he soñado todos los días con Jordan.
Dicen que si sueñas con alguien es porque esa persona se ha quedado dormida pensando en ti, es ridículo e infantil creerse algo así. Es decir, cómo va a ser cierto? En varias ocasiones me he dormido pensando en personas famosas, en gente que ni me conoce, cómo van a soñar ellos conmigo? Aún así me gusta la idea, me gusta imaginarme a Jordan pensando en mí hasta que el cansancio se apodera de él y se queda dormido.
Creo que me empieza a gustar, ya no solo como a un tío al que me quiero follar, ya no solo como un amigo con el que mantener relaciones sexuales. Me gusta de esa otra forma.
Quiero ir al cine con él y meterle mano, quiero dormirme con él a mi lado, quiero consolarlo cuando esté triste, quiero escuchar su extraña risa y dejarme contagiar por el sonido de sus carcajadas.
Él no puede gustarme de esa forma, esto solo puede acabar mal. Por muy felices que consigamos ser, él se cansará de mí o yo de él.
Acabaremos haciéndonos daño.
Además, por muy bueno que sea ahora conmigo no puedo estar segura de que yo le guste de esa otra forma. Sé que le atraigo sexualmente, sé que le caigo bien, sé que algo al menos le importo. Pero lo malo de los chicos como Jordan es que nunca se cuestionan las cosas, si creen que les gusta algo van a por ello. Pero a veces no sabemos lo que realmente nos gusta, y si no te cuestionas las cosas puedes jurarle amor eterno a una chica que al final solo será el recuerdo de un par de noches divertidas.
Además me confunde. Nunca sé como va a reaccionar. Es increíble, alguien tan previsible como Jordan me confunde. A veces, cuando lo miro me parece que veo a alguien estupendo, alguien con quien me gustaría crear recuerdos, pero otras parece el odiota que siempre pensé que era.
Puede que siga siendo ese idiota pero que ahora mi punto de vista esté contaminado por el amor que empiezo a sentir.
Si es que es amor.
Porque yo siempre pensé que no te podías enamorar de alguien que te cayese mal.
Me gustaba la idea de que si te enamoras de alguien lo haces desde el primer momento en el que lo ves. Que aunque hasta mucho después no sepas que estás enamorada la chispa nació en ese justo instante en el que lo viste.
Pero puede que no sea así, es más, esa es una visión demasiado romántica del amor.
Si es que el amor existe.
Tal vez nos imaginamos el amor como algo demasiado mágico. Tal vez el amor solo sea pasión y cariño. Tal vez por eso, ahora que lo pienso después de que se haya acabado todo no me parece que haya estado enamorada de Francisco. Cuando ocurre parece mucho más intenso que si lo analizas tiempo después.

Jordan ególatra: voy a pasar a buscarte.
Yo: para?
Jordan ególatra: dar una vuelta, me han comprado una moto nueva
Yo: guay
Jordan ególatra: si no quieres venir estoy seguro de que otra putilla vendrá encantada.
Yo: siempre haciendo honor a tu fama de mujeriego
Jordan ególatra: tú tampoco eres ninguna santa.
Yo: pero yo no los engaño
Jordan ególatra: ni yo, las señales de que soy un mujeriego que solo se las quiere follar están ahí, son ellas las que se niegan a verlas.
Yo: te espero abajo

Me despido de mis padres y salgo. Llega 10 minutos más tarde. Está guapo, como siempre, me monto detrás de él y me agarro a él.
- A dónde vamos?-pregunto.
- Ya lo verás-pasa al menos una hora hasta que aparca. Estamos en medio de la nada, pero el sitio es bonito.
- Dónde coño me has metido?
- Paciencia. Tenemos que andar al menos media hora-me agarra de la mano y nos adentramos entre los árboles.
- Deberías haberme avisado para ponerme algo más adecuado.
- Aunque lo hubiese hecho habrías venido con falda de todas formas-tiene razón, me sorprende que me conozca tan bien.
- Queda mucho?
- No. Llegamos.
- Joder-exclamo sorprendida. Estamos en un claro entre todos los árboles. La hierba es verde y está llena de flores. Hay una pequeña cabaña de madera en el centro. Huele a lluvia y a tierra.
- Te gusta?
- Estás de broma? Es sin duda el sitio más mágico que he visto en mi vida.
- Me alegro-dice con una sonrisa tímida. Me da la mano y entramos en la cabaña.
- Por qué conoces este sitio?
- Lo encontramos hace muchos años mi padre y yo. Me gustó desde que lo vi. Contruí la cabaña hace un par de años, nadie viene nunca por aquí.
- Me encanta.
- Siempre he creído que cuando dos personas se quieren deben tener un sitio. No solo cuando se quieren de forma romántica, si no dos amigos, un padre y un hijo. Puede ser un bar, una plaza, este sitio. Em... Me gustaría que... Em... Este fuese nuestro sitio-empiezo a reírme. No me estoy burlando de él, es solo que le idea me encanta. De repente estoy contenta- Joder, creo que esto es demasiado cursi.
- Mmm... Puede que un poco. Que va-digo acariciándole la cara- Es romántico, me gusta. Me gusta este sitio, me gusta que sea nuestro sitio, me gustas tú. Mierda, eso si que ha sonado cursi.
- Lo cierto es que sí, pero me gusta-agarra mis manos y mas entrelaza con las suyas. Miro al cielo y sonrío.
- Esto es mágico, no me sorprendería que me dijeses que eres un vampiro, o un mago o algo por el estilo.
- No estaría mal, pero no, solo soy Jordan, un humano muy sexy.
- Ególatra de mierda.
- Tu ególatra de mierda.
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Querido diario. Puf, esto suena muy mierda. Te pondré un nombre.
Hola Gim.
Hoy hice el amor. Podría decir que follé, que mantuve relaciones sexuales, pero no. Hacer el amor cobró un nuevo sentido para mí. Lo de hoy no fue para nada sinónimo de follar.
Mientras él besaba cada centímetro de mi piel yo escuchaba canciones con melodías mágicas. Fue como si el tiempo se detuviese y cada una de sus caricias durase eternamente. Era como si solo existiesemos él y yo. Como si ese fuese el único lugar donde pudiésemos ser felices. Y mientras el besaba mi cuello y yo acariciaba su espalda llegamos los dos al orgasmo. Y lo raro fue que no solo sentí placer, sentí lo mucho que me quería, lo mucho que le había costado esperar hasta ese día, lo mucho que le preocupada lo que sus padres pensasen de él aunque no lo demostrase. Fue como si hubiese entrado en su cabeza.