Farsa.

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Narra Eliza:

Me acerco a él e intento besarlo pero se aparta.

- No quieres el beso de la victoria?-pregunto mirando su pelo, hoy hace buen día, el sol lo vuelve más anaranjado.

- No.  Me cambio y nos vamos-asiento. Me había olvidado por completo de que había aceptado comer con ellos.

Una especie de picnic con los miembros del equipo y sus novias. Sé que voy a reirme, la mayoría de ellos no ha pisado el campo en su vida.

Cuando salen del vestuario el estadio está casi vacío. Huelen a gel, desodorante y colonia. Todos tienen el pelo mojado y se mueven con su habitual seguridad.

No van abrigados, es el primer día de calor en mucho tiempo. Parecen más felices.

Jordan sonríe y se ríe por algo que le han contado. La camisa abierta, gafas de sol negras, un pantalón que se le ajusta perfectamente a sus musculadas piernas... Es sexy.

Pero no es el único, hoy tiene un brillo especial. Puede que sea el sol... Puede que sea la victoria...

O la elegancia natural de ellos, acostumbrados a ser la élite del instituto. Si no formas parte de su selecto club intentas buscar defectos, pero una vez que estás dentro notas su elegancia, su seguridad. Suena estúpido pero te han sentir superior, te suben el ego.

Por eso gustan tanto, no es solo el hecho de que estén buenos y jueguen al football. No es solo que sean populares y guapos. Es la forma en la que se mueven, seguros, decididos. Se sienten bien con ellos mismos.

Subo a la parte trasera del coche de Jordan con Cameron. Me gustaría que Meghan estuviese aquí, no solo por su compañía, ella desea esto más que yo.

- Cameron, está todo bien?-pregunto.

- Sí-sale del coche rápido y con paso enfadado.

- Qué le has hecho?-me pregunta Austin.

- Nada...-lo persigo, está sentado sobre la hierba con la mirada perdida, tiene una cerveza en la mano. Me siento a su lado y da un trago.

- Qué quieres?

- Qué te pasa?

- Nada.

- Dímelo.

- Follaste con un tío esa noche.

- Sí, se llama Francisco.

- Te gusta?

- Sí.

- Lo quieres?

- Sí.

- Entonces por qué dormiste después con Jordan?

- Porque no había sitio...

- No me jodas Eliza! Si de verdad hubieses querido habrías encontrado otro sitio cómodo en el que dormir-no respondo, tiene razón, se supone que lo odio pero actuo como si fuésemos amigos...-Te sigue gustando?

- No.

- No crees que es guapo?

- Por favor Cameron! Claro que sí! Pero eso no significa nada.

- No te atrae?

- No-me mira fijamente.

- Lo sabía!-exclama- Él tenía razón! Siempre te gustará! Todo da igual!

- Te lo ha dicho él?

- Tal vez nos puedas engañar a los demás, pero Jordan es más listo de lo que parece.

- Tenemos que acabar con esta farsa.

- A qué te refieres?

- A lo de ser novios. Se nos ha ido de las manos.

- Tienes razón-da otro trago y me levanto.

Me siento completamente fuera de lugar. Así que bebo, y bebo, y bebo.

- Deja de beber pringada.

- Así que te preocupas por mí...

- Tengo que llevarte en mi coche, no quiero que vomites dentro.

- Si tanto me odias podrías dejarme aquí-me caigo al suelo y él me ayuda a levantarme.

- No te odio, no eres tan importante. Me eres indiferente como la gran mayoría.

- A mí no me lo parece.

- Eso es porque estás obsesionada conmigo.

- Qué te hace creer eso?

- Sé que quieres follarme.

- Tengo a Francisco.

- Aún no consigo entender que vio en ti... Quiero decir, ahora claramente has cambiado-dice observándome de arriba a abajo con detenimiento- Pero antes eras una niñata, y en el fondo lo sigues siendo.

- Por qué?-pregunto enfadada. Estoy gritando demasiado, culpa del alcohol.

- Porque aunque hago que te odio sigues muriéndote por un beso mío-se acerca a mí, noto su respiración contra mi cara.

-Tus señales son contradictorias.

- Podría besarte ahora y no te apartarías.

- Por qué ibas a querer besarme ahora?

- Porque estás demasiado borracha para recordarlo.

Me besa. Oh, dios, maldita sea. Me besa. Sus labios son suaves, su lengua es una experta. Siento el calor de su cuerpo. Es una sensación extraña, como si me envolviese. Un torbellino de emociones. No necesito adaptarme a su ritmo porque estamos completamente sincronizados. Es como si ya lo hubiésemos hecho, miles de veces, en otras vidas. Como si nuestros labios se conociesen a la perfección aunque es la primera vez que se tocan.

Maldito alcohol, esto es algo que merece ser recordado.


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Eliza en multimedia.

Huracán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora