No pude evitar saludarte. Estabas tan guapa que las palabras salieron solas.
Debí parecerte patético.
"Hola, em, estás muy guapa, pero no es que te haya visto alguna vez fea, em, es que me gustas tanto, quiero decir, em, eres preciosa".
Ese momento se quedará grabado en mi memoria. No por el gran ridículo que hice, ni por ser la primera vez que hablábamos. La forma en la que me susurraste gracias conseguiría cautivar al más frívolo de los hombres. Y tú sonrisa inspiraría al más hipócrita y negado de los poetas, pero ni el mejor de los compositores conseguiría escribir una obra que hiciese justicia a la mirada que me echaste.
Aunque los demás encuentran tu exceso de dulcura repulsivo y tu inocencia aburrida, a mí me tienes embrujado.
Te cuelas en todos mis sueños.
Y desde que te conozco también sueño despierto.
Eres la razón por la que sonrío en clase de matemáticas mientras la señora Brooks explica geometría.
Eres mi constante distracción cuando juego al football, a este paso no conseguiré entrar en el equipo.
No llevo ni tres meses en este instituto y cada rincón me recuerda a ti.
Pero tengo miedo, miedo de destrozarte, de romperte, te herirte. Sé que lo acabaré haciendo, pero creo que no podrás recuperarte. La dulcura que me enamora será nuestra perdición.
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Huracán.
Teen FictionEl verano. Menos de tres meses de sol, playa y vacaciones. Pero el verano no es solo una estación cualquiera sinónimo de descanso, también es época de cambios, de experimentar, de mejorar y aprender. En dos meses pasó de ser tímida y callada a rebel...