Narra Eliza:
- No deberías haberte enfrentado a él-dice con la cabeza baja.
- ¿Qué tal un "Gracias Eliza por haberme ayudado cuando todos se reían de mí"?
- Ahora la tomará contigo. Jordan puede hacer de tu vida un infierno.
- A mí lo que diga un niñato como él me la suda. No voy a dejar que se salga con la suya, nada de lo que pueda hacer me afecta. Deberías aplicarte el cuento. No dejes que se metan contigo por tu peso.
- La culpa es mía, si no comiese tanto...
- ¿Que la culpa es tuya? Si te gusta comer, ¿por qué ibas a dejar de hacerlo? ¿Para ser aceptada socialmente por unos pocos? Aunque ahora no lo creas, no todo el mundo es tan superficial como Jordan, por muy guapo que sea acabará solo. La belleza es solo una ilusión. Todos nos consumimos. Lo importante no es el exeterior, lo que todos pueden ver, si no lo que nosotros escogemos enseñar, nuestra esencia-miro el reloj- Y ahora si me disculpas, no quiero perderme también la segunda clase.
- Has cambiado.
- Podría decirse así, ahora soy unos centímetros más alta, he aunmentado mi talla de sujetador, pero mis rasgos siguen siendo los mismos.
- No me refiero a físicamente, has cambiado, ya no eres como antes.
- Gracias...supongo-Me toca Historia Contemporánea. Un muermo de clase con el profesor más amargado que cruzará las puertas de este instituto. El Señor Smith, cuando entro en clase me mira por encima de las gafas, arruga su gran nariz y frunce su arrugado ceño.
- Llega tarde Señorita Cummings.
- Ya.
- ¿No tiene nada que decir?
- Perdón por el retraso, ¿puedo pasar?
- Retrasa-escucho gritar a Austin Buttler desde la última fila, subcamitán del equipo de football famoso por su característico y peculiar estilo del humos. Y cuando digo peculiar me refiero a penoso. La clase entera se ríe, da igual que el chiste no sea gracioso, mientras salga de sus labios las carcajadas están aseguradas.
- Silencio! Silencio!-grita. Me siento en la primera fila, el único sitio que queda libre está al lado de Jordan, probablemente él también ha llegado tarde. La clase pasa lentamente, oigo la voz de profesor pero suena lejana. Y de repente lo noto, un olor prutrefacto que me produce arcadas. Al parecer no soy la única que lo huele, Jordan y yo arrugamos la nariz de forma exagerada.
- ¿Me están haciendo la burla?-pregunta el profesor. Ninguno de los dos responde.
- Apesta-dice Jordan.
- ¡Váyanse ahora mismo al aula de castigo!
- No, no, no es usted el que apesta-intenta explicarse- Alguien se ha zurrado-pero ya es demasiado tarde, el Señor Smith nos da con la puerta en las narices.
- Enhorabuena genio.
- Podrías haberme ayudado-dice a la defensiva. Levanta las cejas y pone cara de asco.
- Si tanto asco te doy limítate a no mirarme-camino rápido hacia la cafetería, corren rumores de que en el baño de chicos hay una pequeña ventana por donde escaparse. Es hora de averiguar si es cierto.
- ¿A dónde vas?
- Voy a escaparme. No todos somos el capitán de football, si me anotan en el aula de los castigados llamarán a mis padres. ¿Por qué? ¿Vas a chivarte?
- ¿Qué me ofrecer a cambio de guardar tu secreto?-le echo el corte de manga y me voy. No tengo tiempo para perder con estupideces.
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Huracán.
Teen FictionEl verano. Menos de tres meses de sol, playa y vacaciones. Pero el verano no es solo una estación cualquiera sinónimo de descanso, también es época de cambios, de experimentar, de mejorar y aprender. En dos meses pasó de ser tímida y callada a rebel...