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Mi casa, como en el cuento de "La Bella Durmiente", se había quedado estancada en el tiempo, porque así me gustaba vivir, porque me gustaban mis muebles, porque cuidaba mis cosas y, a excepción de Roger, mi pobre gato que envejecía inevitablemente, todo se mantenía en perfecto funcionamiento, todo resplandecía como si el espacio sintiera mi felicidad, en especial en aquel noviembre. Temía al imaginar que como en el cuento todo estuviera de cabeza al despertarme... si en mis más locas fantasías me decía "que ya sonaría el despertador y Ronnie estaría ahí, Ronnie sería parte de tu vida. Vamos, que a pesar de todo no es tan mal sueño, mientras tanto explora este mundo... mientras tanto duerme..."

Me senté en la cama angustiada aquel sábado, empapada en transpiración y mi gordo Roger abrigándome los pies lo que me provocaba más calor aun... Lo eché sin miramientos y el pobre animalito se movió muy despacio y fatigado haciendo oído sordo a mis gritos de:

-¡Bájate gordo! ¿Qué haces aquí? Vete a dormir al sofá.

Le tiré todas las frazadas encima para que se moviera rápido, pero por más voluntad que tenía no podía; me levanté descalza, lo alcé y lo saqué al patio por la puerta de la cocina y volví a la cama desvelada. Por el crepúsculo todavía no eran ni las seis de la mañana, "un mal chiste, despierta a esta hora un sábado, ¿qué tiene el mundo en contra de que yo duerma un par de horas extra, Señor?"

Como al parecer el Señor estaba ocupado en algo más importante que mi descanso, prendí la tele, hice zapping y como cada sábado terminé mirando algún programa cultural que no recuerdo ni voy a recordar, y no porque no sea capaz de hacerlo, sino porque quería conciliar el sueño, no me interesaba la tele, tenía que dormir porque la salida se iba a volver desgastante y olvidable si además de la falta de ganas que nos invadía a todos excepto a Yess, salía con sueño.

"Desde detrás del enorme cortinado escuchaba los gritos desesperados en respuesta al:

-¡Buenas noches mi gente! ¿Están listos?- Ronnie era el ser más carismático en el escenario y fuera de él.

La música empezaba tenue... iba a ser un lento de esos que veinte años después derretían el corazón de fanáticas, fanáticos y aunque no lo reconocieran en muchos casos hasta de no fanáticos. La previa era un solo de baterías potente y el juego de luces iluminaba a los músicos y coristas mientras él saludaba a cada miembro del club de fans ordenados en una sola fila... yo era la última y hubiera querido quedarme en el refugio de sus brazos para siempre:

-Te veo al final del concierto.- Me habló en secreto soltándome.

Salió al escenario poniéndose el protector en el oído y mientras duraba la presentación y los primeros acordes dos personas con uniformes de seguridad nos guiaban en fila india por detrás del escenario hacia abajo y al extremo izquierdo y nos indicaban ubicarnos en las dos primeras filas desde donde lo vi unos instantes, encandilada por las luces..."

El sol me dio en la cara, miré el celular con un ojo semi abierto y sonreí a la foto de Ronnie en la mesita de luz:

-Te veo al final del concierto, mi amor...

Eran más de las diez de la mañana, dos llamadas perdidas de Yess...

Sms recibido: "Llámame, estoy despierta."

Me levanté y le abría a Roger pero no entró, "raro". Le puse la comida y el agua cerca de la puerta de la cocina y fui al baño, la temperatura era inusualmente alta, el servicio meteorológico del celular decía: "22° Parcialmente soleado", y deduje que mi amiga querría que la acompañe a la playa. "Demasiado pronto para playa, querida Yess... ni lo sueñes." Pensé mientras me metía a la ducha con la puerta del baño abierta; me preocupaba que Roger no viniera atraído por el alimento como tenía por costumbre y con la puerta cerrada no oía la música por culpa de aquella estúpida promesa.

Voy a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora