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La pequeña se quedó dormida con la cabeza apoyada en mis piernas mientras le acariciaba el pelo. La tapé con mi desvencijado abrigo y miré las estrellas como tantas noches... a pesar del cansancio, dormir no era una opción para mi mente divagante. Por primera vez en mucho tiempo alguien más ocupaba mis pensamientos y no era precisamente Ronnie.

No podríamos cruzar con la niña; el riesgo ya era enorme sin ella, y no podíamos dejarla sola. "¿Y si vuelvo y le pido a...? No, no van a quedarse con ella, Lili y Julio no tienen la menor idea de cómo cuidar a una criatura y Tadeo no es capaz de cuidarse a sí mismo. Sin contar con que cuando les hable a los chicos de la idea de volver a caminar durante tres días para dejar a Emilia, ahora, cuando ya estamos tan cerca..." No... no quise ni pensarlo; lo hacía, seguí pensando hasta quedarme dormida.

La niña estaba sentada a mi lado cuando desperté, bebiendo y dibujando algo en las cenizas.

-¿Dormiste bien Emilia? –Le pregunté.

Me miró sin responder y las huellas del llanto en su cara su cara sucia me estrujaron el alma.

Yess parloteaba mas allá y milagrosamente conseguía la atención de los demás por lo que decidí unírmeles para saber de qué se trataba.

-¿Qué pasó chicos? –Pregunté.

-La situación requiere un sacrificio. –Dijo Claudio.- No podemos llevarla.

-No podemos dejarla. – Dije.

-No tenemos alternativa.

-Está sola, Yess ¿Qué hubieras hecho si no fuera Emilia?...

-¡Pero lo es! –Yess lloraba... me sentí culpable.

-Perdóname; pero piénsalo de esta manera, si tus hijos estuvieran aquí... -No pude contener las lágrimas.

La imagen de Rubén y Laureano pasó por mi mente, me imaginé caminando con ellos todo ese tiempo; no habrían sobrevivido... "¿Y si lo hubieran hecho? ¿Si se hubieran salvado? Si la pequeña Emilia se salvó ¿Por qué no hubieran podido sobrevivir ellos?"

-Pensemos en otra opción. – Diego me sacó de mis pensamientos.

Secándome las lágrimas con el puño dije:

-Yo creo que hay otra opción, pero no van...

-Ni lo sueñes... - Claudio pareció leer mis pensamientos. – No llegamos hasta aquí para retroceder, más aun, ya perdimos un día.

-¡¿Un día?! ¡¿Nada más que un día?! –Me exalté. -¡Hemos perdido todo, Claudio, todo! ¿Acaso tienes idea de la hora o la fecha de hoy? ¿Sabes qué hay del otro lado? ¿Alguien nos espera allá? ¿O tienes que llegar a algún lugar?...

No quise escuchar respuesta, Claudio siempre tenía una para todo, así que di la vuelta para ir a hacerle compañía a Emilia, pero ya tenía reemplazo. Yess conversaba con ella y le enseñaba a jugar tatetí. Me uní a ellas y Elena me siguió.

-Emilia, dime ¿Aun quieres ir con nosotros? -Pregunté.

Se encogió de hombros sin responder y Yess me miró acusadora, por lo que no insistí con mi interrogatorio.

-¿Sabes? Tenemos unos amigos que pueden cuidarte un tiempo, si quieres. –Le decía Yess. –Pero tienes que decirnos qué quieres hacer.

-Los soldados van a dispararles a ustedes también...

Lloró en los brazos de Yess unos momentos y rogó:

-No crucen, no quiero que mueran...

Nos miramos unas a otras y Elena dijo:

Voy a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora