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"23 de diciembre, casa de Petra

Querido diario:

Perdí la noción del tiempo en ese maldito hospital, junto con la razón de mis desmayos. El monstruo dice que debo volver. Me siento vulnerable. No imaginé nunca que mi cuerpo me traicionaría tan próxima a mi meta.

No quiero ser mal agradecida, sé que fue por mi bien, o acaso ellos así lo creen, pero a solo dos días de Navidad las cosas no están como deberían... quiero ver a los chicos. Extraño a Diego y Elena y ni siquiera tuve tiempo de comprar algo bonito para ellos.

En el peor de los casos hubiera imaginado pasar sin ellos estas fiestas, querido diario; pero aquí estoy en un cuarto de servicio, obligada a guardar reposo y sin los que amo, sin desear más que ver sus sonrisas.

Pero algo hermoso sucedió mientras estuve internada, algo que tiene que ver con Ronnie... ya te contaré...

La medicación es una mierda... quiero contártelo todo, pero necesito dormir..."

Al despertar la penumbra lo envolvía todo y las sombras en el dormitorio se me hacían tenebrosas... Desesperé... los segundos previos al reconocimiento, parecían de esos momentos eternos en que se hace imperante reaccionar en busca de auxilio y el miedo ahoga el grito...

Estaba sola. Cerré los ojos. Forcé la memoria. Encendí la luz. No podía distinguir. Mi cabeza estalló. Creo que grité...

Recordé el calendario entre el delirio y el sudor. Me llevé la mano a la cabeza. Sentí las vendas de gaza y las lágrimas y la angustia se fundieron en una sola cosa. Era 23 de diciembre, Navidad estaba demasiado cerca para suponer que en aquellas condiciones me dejarían ir al campamento. Extrañaba mucho, estaba recién operada de un mal que no sabía que existía y jamás me había sentido tan sola.

Apagué la luz y traté de calmarme; el silencio se hacía aterrador. Entre la tristeza y el miedo balbucee nuestra canción. "¿Sabes lo que hiciste desgraciado? Me dejaste sola, ¡Sola! Prometiste no dejarme nunca Tadeo, y yo te creí. ¡TE ODIO!... ¿A quién le miento? Soy tan torpe, jamás podría odiarte. Te amo."Pero no conseguía centrar mis pensamientos en nada bello, el miedo ahora anulaba mi capacidad de buscar un sueño donde refugiarme. Sudaba. Cerré los ojos y esperé que todo pasara; sentía que mis capacidades de soñar se habían perdido, mi corazón valiente ahora estaba asustado.

Petra llegó esa noche, el escándalo me despertó y quise ir a saludarla pero no tenía fuerzas, quería saber de mis amigos... "Perdón chicos, perdón por todo..."

A veces, cuando deseas muy fuerte, se hace realidad y dependiendo de la creencia, o cultura se llama a ese fenómeno de diferentes maneras, yo no sé cómo llamarlo; no me detuve a pensar en ello cuando sentí abrirse la puerta de mi habitación y al encender la luz en mi mesita de noche vi parada en el umbral a Elena. Desde ese instante supe que mis sentidos no se equivocaban, que existía aquel punto de conexión con los seres amados, y que probablemente no tenía que ver con lo paranormal, sino con un fenómeno físico; porque ahí estaba ella, radiante, sonriéndome con ese gesto dulce y apaciguado que hasta entonces era un misterio para mi alocado espíritu que solo se aquietó ante su figura, su mano sobre la mía y esa mirada cordial.

Su abrazo tierno y cuidado me hizo notar la fragilidad de mi situación por un instante, me incorporé despacio y se sentó a mi lado sin soltar mi mano.

-¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor que hace diez minutos. –Le respondí. -¿Dónde está Claudio?

-En la sala con tus jefes. Pero cuéntame de ti, ¿Cómo están tus cosas?

-Creo que mis "cosas" tendrán que esperar ahora. –Dije bajando la mirada con tristeza. –Recibí un mensaje de Ronnie, en Facebook... pero...

Voy a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora