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Con el pasar de los días mejoraba el pie de Yess y empeoró la cabeza de Claudio; ella empezó a caminar poco a poco y él a quedarse más quieto, quejándose de lo insoportables que se le hacían las migrañas constantes. Así que empezamos a turnarnos para acompañar a Diego en sus salidas en busca de comida. Y los días que pasaba en el refugio me obsesionaba por mantener el orden o buscar entre los escombros cosas ya inexistentes de utilidad prioritaria... La verdad es que me imaginaba rescatando pedazos rotos de aquella vida de porcelana que había quedado en el pasado en cuestión de un momento, pero solo encontré mi diario con la portada hecha pedazos y mi bolígrafo milagrosamente intacto:

"Diciembre

No sé en realidad que pasó mi querido diario. Acabas de ser rescatado de entre las cenizas y escombros de lo que fue mi hogar... no puedo decirte que te he extrañado porque sinceramente no he tenido tiempo para eso, pero me alegra verte: Tu si podrás comprender que en medio de tanta tragedia me asusta que quizás Ronnie ya no esté con vida, aunque abrigo una esperanza, querido diario, porque aún no se cumplen sus palabras... él me lo dijo una mañana en un sueño, que nos veríamos; y no se puede ir de este mundo sin cumplir su promesa.

Aquí solo quedamos cinco, ¡los demás están muertos, amigo, muertos! Y los que quedamos luchamos por vivir aunque aun no entiendo para qué... creo que el instinto de supervivencia puede más que la ansiedad, el dolor y el desconcierto.

Las discusiones sobre irnos o quedarnos se hacen insoportables a veces... no quiero irme... Yess no puede irse, Elena no quiere irse sin Yess, Claudio se desespera por irse y Diego no emite opinión al respecto, ni de esta ni de ninguna otra situación.

Sé que tengo que ir por él, algo me dice que tengo que ir por él, pero si tuvieras con que ver lo que quedó del mundo tal como yo lo veo, mi amigo, te aseguro que estarías tan asustado como yo de dar el primer paso y emprender un viaje incierto en busca de quien ni siquiera sabe que existo. Debería estar siendo rescatada, pero tengo la imperiosa necesidad de rescatarlo.

Lo extraño, querido diario, no tienes idea cuánto. No he pensado mucho en ti pero me has hecho falta, ¿con quién lloraría la incertidumbre de su ausencia? No he podido darme ese lujo, es como si estuviera llorando el dolor ajeno ya; y no porque no me importan los pequeños, los amé mucho... y duele su partida, vaya que sí; pero mi tristeza es solo mía, no me siento con derecho a llorar por Ronnie, y me siento frustrada de ser la única que se esconde a llorar sus penas..."

Sentí una mano de Yess sobre mi hombro y cerré el diario instintivamente.

-Yess, ¿estás mejor? Pudiste salir.

-Quiero ver las tumbas, ¿me acompañas?

-Sí, por supuesto.

Me sequé las lágrimas con la manga poniéndome de pie y le ofrecí mi hombro para ayudarle a caminar hasta el lugar y nos sentamos frente a las improvisadas cruces en silencio un rato largo y con mi pena alivianada sostuve su mano durante los accesos de rabia y le ofrecí mi hombro en los momentos de llanto, hasta que pareció haber llorado todas las lágrimas disponibles y dijo:

-Deberíamos poner piedras alrededor por si lloviera, para que no se mueva la tierra.

-Si podríamos...-Le dije con algo de entusiasmo en la voz al entender que mi amiga daba un paso en el proceso del duelo.

Así que pusimos manos a la obra y para cuando Elena y Diego llegaron del recorrido diario, había en cada tumba una pila alargada de escombros y un nombre escrito con lápiz labial.

Claudio dormía increíblemente calmado, después de varios días de hacerlo entre gemidos de dolor y pesadillas, así que entramos en el mayor silencio posible y cenamos algo antes de prepararnos para dormir. El día había sido agotador pero productivo en comparación con los anteriores, al menos para la mayoría de nosotros. Y como si la idea de las piedras hubiera sido premonitoria, había empezado a llover.

Dejamos recipientes afuera para juntar agua y al entrar empapados, cansados pero momentáneamente felices Claudio había despertado:

-Elena, nos vamos.

-¿A dónde mi amor? -Preguntó Elena desconcertada. –Es de noche y llueve.

-Ahora no, es obvio. – Dijo él. – Solo estoy diciendo que nos vamos, así que no te ilusiones con quedarte mucho tiempo más.

-Claudio, es un poco tarde, - lo increpé.- Hablamos mañana del asunto. Todos estamos cansados.

-¡Mañana un carajo! – Gritó Elena con una furia que hasta ese momento creo que todos al igual que yo desconocíamos.- ¡Estás loco! O nos vamos todos o nos quedamos todos. ¿Qué vamos a hacer solos allá afuera?

-Ok. – Dijo Claudio con tono calmado.- Si así es como se van a hacer las cosas pongámoslo a votación.

-Yo estoy de acuerdo...- Comentó Yess

- ¿Con cuál parte?- Preguntamos nosotras casi al unísono mientras la mirábamos desconfiadas.

- Con lo de ponerlo a votación. – Respondió.- Nunca tuvimos líder y eso no tiene por qué cambiar. ¿No creen?

-Es verdad. – Comentó Elena.- Pero...

-Pero ¿qué tal si dormimos?- La interrumpí. – Pensamos nuestras decisiones individuales, y mañana planteamos entre todos las posibilidades.

-Me duele la cabeza.- Dijo Claudio.

-¿Y te quieres ir en esas condiciones?- Le reprochó su esposa, que ahora parecía sentirse a sus anchas en el rol de ser la dueña de la palabra. – Morena tiene razón, hay que pensarlo. Además, en caso que decidamos irnos tendríamos que estar en condiciones de caminar y tú no lo estas y tampoco Yess puede desplazarse lo suficiente aún.

Diego dormía en el sofá cuando nos quedamos en silencio, su voz aún estaba bajo los escombros y sinceramente creo que hasta esa noche noté que ninguno de los cuatro se había tomado un momento para desenterrarla. Creo que habíamos dado por hecho que no podríamos contar con su opinión y por esa razón nadie se había propuesto conseguirla. Me sentí otra vez culpable, esta vez por Diego... mi amigo había sido antes un poeta y tenía magia en las manos cuando tocaba su guitarra, reía con frecuencia de sus desaciertos mientras componía una canción y su entendimiento acerca de la vida estaba más allá de lo que yo podía comprender. Él me había enseñado a entender la música y no solo al mero hecho de escuchar sinfonías ajustadas a una letra vana de amor, y luego me ayudó a elegir los géneros que me identificaban. Él fue mi primer ídolo y ahora no tenía voz.

Entonces elegí su canción y la convertí en una nana que calmara el dolor de Claudio.

"En mi mundo hay mucho más

mucho más que siete maravillas,

hay amor que es mi gran salvación,

hay amigos que siempre me invitan

a enterrar el dolor y la angustia

y caminar por senderos de flores...

hay mil luces a mí alrededor

y miradas que todo lo funden

hay caricias que devuelven la fe...

mil lugares a donde volver

y abrazos que esperan por mí

hay mil cosas que quiero vivir..."

Pero en la oscuridad absoluta mientras todos dormían surcando sus pesadillas o soñando un mundo mejor, me desvelé pensando en la propuesta, pidiendo al santo que estuviera dispuesto a escuchar mi plegaria que me proveyera de coraje para ir a buscarlo; porque debía hacerlo, pero la incertidumbre era más fuerte que la necesidad y hasta el miedo era insólitamente más grande que mi amor por él.

Voy a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora