Capítulo 12

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Mi sexto viaje se cumple justo ahora, mis pies aterrizan en un lugar en el que se halla oscuridad. Era como mirar un espejo, correr hacia el y al atravesarlo cumplir los anhelos de mi corazón, eran una de las tantas sensaciones de estos viajes. Solo que ahora mi mente se encontraba lo suficientemente perdida y ocupada en el entorno en donde me encontraba, traté de descifrarlo, escuchar, observar con la poca luz que se colaba por las ventanas, pero no dejaban rastro o pistas, entonces decidí empezar a caminar.

Atravesé algunas puertas y estas me condujeron a lo que parecían eran vestidores, con eso bastó para entender en donde me encontraba.

—Disculpa ¿Eres parte del personal?—preguntó un chico a paso rápido que clavó sus ojos en mi.

—Soy una visita...—Es lo único que se me ocurre.

—Las visitas guárdalas para navidad, espero que al volver ya no estés aquí —me advirtió, señalando con el dedo acusador y siguiendo con su camino.

Mi vista se dispersó por el lugar, las bailarinas de ballet se desplazaban de un lugar a otro, hallando su lugar y preparándose para salir. Todas lucían perfectamente arregladas y listas, sólo que mi atención ya estaba en una de ellas.

Violet me halló al mismo tiempo con la mirada, su sonrisa fue como un regalo acompañado con el destello de sus ojos.

—¡Si viniste! —No dudó en correr a mis brazos emocionada, lo recibí sin sorpresa alguna, la calidez me rodeó y la felicidad de pronto ya no se sentía como una desconocida— Pensé que a Bill se le olvidaría avisarte, quise hacerlo yo misma pero todo surgió a última hora —Sus ojos no tardaron en llegar al ramo colorido de flores que había traído en ese momento, su expresión fue tan dulce como lo recordaba— ¿Son para mi?

Reí por el sonrojo instantáneos que cobraron sus mejillas.

—Gracias por invitarme a tu recital —Deposité las flores en sus manos a medida que hablaba, allí me di la tarea de observarla.

Vestía con un traje blanco y ligero, un corpiño y una falda. Sus zapatos están cubiertos por medias blancas, su cabello está recogido en un moño, para mantenerse fuera de su rostro durante el baile. Su peinado es simple y discreto que resalta su rostro y su completa belleza. Y, por supuesto, noté una pequeña orquídea violeta que decoraba su cintura y su moño, era la descripción de la belleza misma.

—En verdad quería que estuvieras aquí —Me dice contenta.

—Sí, yo también quería venir.

—¿Estás seguro? —Violet levanta ambas cejas.

—Oh sí, yo he ido a muchos recitales de Ballet, son... encantadores —No me molesto en ocultar la ironía, ella se ríe, divertida y atrapando mi mentira.

—Ya lo creo, no has de conocer nada sobre esto ¿No es así?

—Realmente no, pero ya que tu estás involucrada no me molesta para nada aprender —me sincero. Ella no espera en tomar mi mano y acercarme a sus compañeras, o más bien, al borde del telón para ver al escenario, donde se muestra el inicio del espectáculo.

—Este es uno de mis favoritos —Susurra a mi lado, debo inclinarme un poco para poder escucharla, mientras que ella deja su mano libre apoyada en mi hombro.

Del otro extremo del escenario encuentro a una chica que va avanzando y guiándose por el reflector, en su rostro se observa una concentración absoluta y una fiereza inquebrantable. Sus ojos brillan de determinación, y su mirada se dirige al público. Es evidente que está concentrada en cada uno de sus movimientos, y en transmitir la historia de la pieza a través de su baile. Cada uno de sus movimientos transmite una intensidad y una expresión emotiva única, que hace que todos queden atrapados solo hasta que el piano empieza a tocar una melodía encantadora.

Aquella Noche NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora