Capítulo 13

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Me encuentro en una vasta extensión, soñando. La luz titila, como si estuviera en una interminable oscuridad, con destellos de colores. No tengo cuerpo, y mi mente me hace volar a través de este extraño trance.

Puedo escuchar murmullos, risas, interferencias en el sonido que me hacen preguntarme con la poca consciencia que me queda; ¿En dónde estoy? Pero soy incapaz de contestar. Mis ojos pesan y por alguna razón me aferro a la idea de no despertar, por mas que algo me jale a la realidad y me impulse a abrir los ojos, a entender.

—¿Axel? —una voz femenina me llama, puedo sentirlo a poca distancia y en ese mismo espacio los mismos murmullos acompañados de la misma risa que antes había escuchado.

Lo ignoré hasta que sentí el tacto cálido que recibió mi hombro, parpadeo dos veces y abro los ojos, me cuesta mantenerlos así, pero el momento lo amerita.

Observo a Gia justo a mi lado y detrás de ella otras bailarinas que no pueden evitar disimular su risita burlona al notar lo perdido que me encontraba. Claro que, luego de observar el lugar y mirarlas no me fue difícil reconocer el estudio de ballet en el que estaba Violet, de pronto el viaje de anoche aparece en mis recuerdos, ya todo tenía mas sentido.

—Hola, Gia —Opto por saludarla y pronto ese saludo llega a las demás chicas que la acompañan.

—Pensé que jamás te volvería a ver aquí, es una sorpresa encontrarte, sin duda, más cuando fuiste el primero en llegar.

Sí, podía quedar como un loco en muchas circunstancias y esta al parecer no sería la excepción.

—Disculpen que haya entrado así, realmente no recuerdo bien como es que llegué —Dije, mi cabeza dolía en verdad, no tenía tiempo de pensar en una excusa coherente.

—De hecho, entendemos muy bien, y ya que saludaron a Axel, creo que pueden dejarnos solos —Gia mira por encima de sus hombros a sus compañeras, quienes se van aburridas y entre pequeños abucheos susurrados. Gia solo emite un suspiro antes de sentarse a mi lado—. Discúlpalas, suelen ser algo imprudentes.

—Supongo que este es su estudio, no puedo demandar mucho aquí —le sonrío levemente, ella corresponde de la misma manera hasta que simplemente se desvanece su sonrisa, al igual que el ambiente tranquilo en el que ambos nos encontrábamos, su rostro expresaba su profundo desánimo, no tenía que ser el hombre mas inteligente para saber lo que haría y eso hizo que todo mi cuerpo se tensara.

Había recibido muchas palabras de consuelo y no quería más porque las personas nunca, nunca entenderían que cada palabra era como una nueva piedra que golpeaba a mi corazón sin parar.

—Axel, creo que nunca pude darte mi sentido pésame, estuve en el funeral pero tú...

—No estuve. Lo sé, te agradezco por tus buenas intenciones, sé que mi prometida te admiraba mucho.

—¿Bromeas? Yo era quien admiraba a Violet, ella era como una melodía perfecta cuando subía al escenario y empezaba a danzar, ella sabía como cautivar al público sin hacer un mínimo esfuerzo...—mi mirada se condujo a Gia, ella observaba el escenario con una sonrisa similar a la que dibujaron mis labios al entender lo que hallaba en ese lugar.

—Sé a lo que te refieres, lo sé muy bien —murmuro.

—Y ustedes dos...—ella corta sus propias palabras, se detiene unos segundos, como si buscara las palabras ideales antes de pronunciarlas—, Eran más que una melodía, la química, el amor que ambos expresaban por el otro, las miradas que le dedicabas a Violet mientras danzaba allá arriba... era simplemente hermoso. Y no hablar de todas las veces que tuvimos que aguantarnos a Violet hablando de ti todo el día y de lo mucho que adoraba escucharte tocar el piano —su risa la interrumpe, la mía también sale por alguna razón, ignorando a las lágrimas y el ardor de mis ojos—. Fui afortunada de ser testigo del amor que ustedes tenían.

Aquella Noche NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora