Capítulo 24

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Tranquilidad, eso siento. Siento como una ola de paz sube por encima de mi, como si estuviera sumergido en ella. Es una ola de la cual no quiero salir.

Mi respiración tiene un ritmo mas leve del habitual y mi carga ya no está, ha desaparecido.

Casi no siento mi propio cuerpo, nada se escucha, todo es sereno, amable, delicado.

Era un estado que había olvidado, y que probablemente volvería a olvidar en cuanto abriera los ojos y me encontrase con la luz, el foco que permanecía arriba de mí. Escuchara los pasos de las enfermeras, las voces de los pasillos.

¿En verdad quería hacerlo?

La pregunta llegó cuando mis ojos ya estaban abiertos, pero no me quejé, ni discutí, el problema realmente se encontraba en mi cabeza mientras mi cuerpo parecía solo una apariencia física, un saco que acorralaba mi alma.

¿Y ahora? ¿Dónde se encontraba mi alma?

Quizás en unos de los rincones del hospital, escapando de cuerpo.

O quizás solo estaba aquí y mi mente solo fantaseaba con ese pensar.

Quizás era la última alternativa que tenía, el único motivo y distracción que me hacía seguir vivo.

Mi vista se dispersa, lo primero que llama mi atención es una mariposa, de colores vibrantes y llamativos, como el violeta, el azul y el celeste, ella revoloteaba, libre, feliz. Sus alas se mostraban cada segundo y cuando las cerraba para seguir su vuelo seguían siendo igual de hermosas, incluso sin ser notorias.

La perseguí con la mirada hasta que llegó a la ventana y un golpeteo amigable se escuchó en la puerta de la habitación. No obstante, el oficial Neira apareció bajo el marco de la puerta, mirándome con lástima que no supo disimular; una mirada que estaba acostumbrado a recibir.

—Joven, Stone —él se inclina, mostrando un respeto que yo no era digno de recibir, pero que entendía por la posición en la que ambos nos encontramos en algún momento. Lo miro, asintiendo con la cabeza y limitándome a decir algo—. Hemos revisado el auto del accidente donde su prometida, Violet Reynolds se vio implicada.

Dejé que mis parpados cayeran y la imagen proyectada del accidente frente a mis ojos me perturbó, movió mi corazón, como si alguien metiera su mano dentro de mi y lo sacara sin más. 

El olor, el humo, la impotencia que me abrazaba en el suelo de la carretera.

Todo volvió a mi de golpe en un recuerdo ausente y pesado.

—Hemos encontrado algo que quizás usted quiera leer y por respeto, he dejado de leer luego de la primera página —menciona, extendiendo su brazo para acercarme la libreta azul que antes había visto.

Era el diario de Violet.

Un objeto que alguna vez llamó mi atención, porque sabía que ahí estaba la fuente de muchos pensamientos que Violet nunca habló, que prefirió guardar y evitar, un objeto que ignoré por el respeto a su privacidad, un objeto que había olvidado completamente y que ahora me era confiado.

Lo recibí con mi mano derecha, lo coloqué arriba de mi estómago y antes de abrirlo cerré los ojos para susurrar algo audible solo para ambos —Con tu permiso leeré, Violet.

Mis dedos separaron las páginas de la libreta, me encontré con la firma de mi prometida en la primera hoja y algunas decoraciones de colores que le había puesto, seguramente estando distraída y totalmente pensativa, pues los rasgos de cada trazo eran poco precisos. Era algo que ella solía hacer.

Tomé un respiro, sabía que las lágrimas llegarían en cualquier momento.

Y aún más cuando empecé a leer.

Pocas son las ocasiones en las que el frío del invierno me recibe con amabilidad, esta no era una de ellas. Al contrario, el frío cada día tocaba mi piel en busca de arrebatarme un poco mas de ella. Un poco mas de mí.

¿Eso suena lógico?

Podría serlo, pero mi mente estaba muy ocupada como para pensarlo constantemente y tener una respuesta. Pocas veces hallaba la paz que necesitaba para seguir avanzando, paso por paso, mi alma se consumía y arrastraba a mi cuerpo, como un simple abrigo, eran en esas tardes donde Axel y yo sumabamos un capítulo mas a nuestra historia, me gustaba verlo sonreír, me gustaba que con cada mirada me hiciera sentir amada. Y, normalmente eso siempre robaba mi atención, hasta que me preguntaba si él también sentía ese calor mutuo, esas miradas mutuas, ese sentimiento recíproco que con seguridad estaba presente, pero que se aferraba a mi, como si no pudiera expresarlo o sacarlo, como si no pudiera amarlo libremente

¿Él merece algo así? ¿Se dará cuenta de lo mucho que lo amo? ¿imaginará las noches en las que me quedo dormida enumerando cada cosa que amaba de él? ¿Tenía la habilidad de leer mi mente con tan solo observarme desde lejos? a veces tenía el presentimiento de que sí, pero no me bastaba, últimamente nada lo hacía.

Últimamente la vida había perdido un poco de sentido, o quizás nunca lo tuvo, quizás solo me he engañado por vrebres momentos, cuando siempre he pensado que mi lugar no pertenece a este plano terrenal.

¿Por qué me siento mas viva cuando duermo? ¿Por qué encuentro un lugar en la brisa?

¿Por qué me gustaría ser tan sincera, tan profunda y tan nostálgica como una canción? ¿Tan fugaz como un cometa?

Quizás es porque lejos de la comodidad de mis sentimientos, se encontraba una gran fosa vacía, oscura, carente de todo lo que algunos llamarían vida.

¿Y qué era para mi? Un solo destello que hallaba en las noches, en las cenas de familia que mi madre siempre organizaba, en las presentaciones, en cada pirueta, salto; en cada escena que compartía en el escenario para finalizar en una lluvia de aplausos. Y... por supuesto, en los ojos grisáceos de Axel, en su cabello castaño y en esa sonrisa que siempre me recibía sin alguna excepción. Esa era mi vida entera, en ser la hija de alguien, la bailarina de un estudio y la prometida de un joven que me amaba tanto como yo a él.

Pero nunca me sentí merecedora de algo como eso.

Nunca pude ser lo suficientemente sincera, exponer mi caos, salir a la luz con mis fantasmas para que alguien me ayudara.

Siempre me escondí en la sonrisa que a todos les regalaba, una sonrisa que me perforaba el alma cada vez más y he llegado a mi punto de quiebre.

Así que, si algún día encuentran esto. Si algún día me encuentran, no sientan lástima por mí, al contrario, empieza a comprender mis actos y el por qué ya no estoy aquí.

Extrañar es un sentimiento profundo que con el paso del tiempo se convierte en algo más intenso.

Irónico  ¿Cierto?

Porque todos hemos extrañado algo algunas vez, todos hemos añorado con todas nuestras fuerzas recuperar aquel tesoro perdido que... en su momento, no tenía un valor determinado.

Extrañamos esos tiempos, cuándo éramos niños y todo parecía ser más sencillo.

Extrañamos una nueva experiencia y la sensación nueva de vivirla.

Extrañamos a un ser querido y sus brazos acogedores.

Extrañamos respirar con mas ganas, extrañamos cuándo el inicio de algo ya no existe porque ya fue marcado su fin.

Extrañamos la primera vez que escuchamos una canción, las emociones nostalgicas, vibrantes y encantadoras que se disparaban en nuestro cuerpo.

Extrañar, en la gran mayoría de ocasiones duele y cuesta. Pero no estamos obligados a hacerlo, no para siempre.

Soy Violet Reynolds y espero ser recordada, pero no extrañada.

Aquella Noche NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora