Capítulo 25

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Nunca he tenido la facilidad para expresarme al 100%. Esa era una de mis tantas condenaciones, podía pensar en mil cosas y sentir solo una; el amor que dentro de mi florecía por Axel, acompañado de un miedo constante, un miedo que tampoco podía contarle.

Este peso se trataba de aquellos que te ahogan al respirar, que te hunden hasta el punto en el que ya no puedes más y sientes que morirás, pero también se trataba de aquellos que no podía hablar.

De aquellos que debía fingir.

Porque, siempre que veo a Axel noto lo feliz que es y me pregunto si yo podría darle esa misma felicidad correspondida, Axel me ama ¿Y mi amor es suficiente para él? Axel me cuida ¿Pero como puedo cuidar de alguien mas si mi vida depende de un hilo constantemente?

¿Merece a alguien tan frágil emocionalmente? ¿A esto también lo condenaría para toda una vida?

¿Cuantas veces debo tocar un poco la muerte para saber que estoy viva? Hay vacíos sin un fondo preciso, hay puertas cerradas que jamás serán abiertas y sentimientos que nos persiguen sin importar que corra lo mas lejos de ellos.

¿Cómo sé cuando vamos a morir? Y si ya lo estoy ¿Por qué se sigue sintiendo así? La diferencia se encuentra en un hilo delgado por el que todos caminamos, pero una diferencia que marcaba mis pasos y a lo largo de la vida se convierten en danzas entre la vida y la muerte.

Solo que... cuando la melodía acaba mis pasos se confunden y mezclan ambos acompañantes.

¿Por qué la vida se sentía tan muerta? como una rosa marchitada y sin pétalos.

Ayuda ¿Merezco este dolor? ¿De dónde proviene? ¿Desde cuando me consume? Me ahogo de nuevo como en tantas noches solitarias, por favor no me dejen caer, siento que mi alma se separa de mi cuerpo y no podré volver.

Ayuda, ya no sé que hacer, mis brazos ya sanaron pero mis heridas los marcaron, mis ojos se hincharon y las debilidades regresaron. Ayúdame, antes de que pueda perderme, o antes de que mi voz se apague.

Ayuda ¿Por qué la muerte reflejaba la ausencia de colores y sentimientos que nos hacen humanos?

Supongo que la respuesta siempre estuvo y estará en mis pies, en las pisadas que den en mis danzas, en mis presentaciones, en las sonrisas que ocultaron mi dolor por tantos años.

Supongo que soy una cobarde, supongo que si esta noche no regreso a casa ha sido porque el miedo ha ganado esta batalla que he luchado por tantos años, que el miedo a no pasar por más que una vida común y que pronto olvidarán me consumió hasta dejar una sola hoja de un árbol marchito que intentaba florecer, una hoja que hoy está por caer.

Así que, si algún día encuentran este diario;lo siento si hoy no me puedo quedar, ayer luché, hoy me cansé.

Lo siento Axel, si no me puedes entender, pero cariño, me alegra que no lo hagas.

Lamento no resistir más y lamento no seguir aquí para ti.

Lamento dejarte solo en el camino que ambos formamos.

Lamento que nuestro tiempo se haya acabado.

Y lamento los corazones que romperé y el dolor que expandiré, pero ya no puedo más, esta noche es mi final.

Y si algún día me encuentras otra vez, recuérdalo, yo siempre, siempre estaré aquí, como en la primera vez; Como en the night we met.

Como en Aquella noche nuestra.

Soy consciente de las ocasiones en las que dije que no sentía nada, que mi alma no podía estar mas quebrada y mi cuerpo mas desgastado.

Que mi mente no podía estar mas perturbada.

Y que el dolor me había torturado con cada una de sus letras.

Pero ni cada segundo de mis días y todo esto combinado podría representar una cuarta parte de lo que siento ahora, de lo que pasa dentro de mi cabeza ahora, porque ni yo podría describirlo.

Solo me he visto como en tercera persona, tomar el pomo de la puerta, girarlo e ignorar las indicaciones de todos lo que me pedían seguir en cama por mi estado. No recuerdo mas que tomar nuevamente el coche y entrar a la puerta de este.

No recuerdo más que las llamadas perdidas que sonaban una tras otra mientras mi pie pisaba el acelerador del coche y me alejaba cada vez más del hospital.

Los recuerdos siguen siendo vagos porque no sé cuanto tiempo he pasado frente al volante en estado de shock, con todas mis emociones paralizadas y una larga fuente de lágrimas que no paraban de recorrer el mismo camino por mis mejillas.

No entendía nada de lo que estaba sucediendo.

No entendía, simplemente no lo hacía.

Y no podía aceptar que ella...

¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo fui tan ciego? ¿Cómo no me di cuenta? Pude ayudarla, pude salvarla, era mi tarea, era mi deber, era mi responsabilidad, era todo lo que debía hacer y por ser un simple ciego lo dejé escapar, la perdí. Merecía este dolor, merecía sufrir su ausencia por perder su presencia y merecía cada fragmento de mi cuerpo que ahora, destrozado, yacía en el suelo.

Merecía pasar toda una vida llena de miseria por no apreciarla cuando pude.

Por pensar que con amarla intensamente, con pensarla, con escucharla y apoyarla sería suficiente; no lo era, se haberlo sido Violet seguiría aquí, en mis brazos, feliz.

¿Por qué? ¿Por qué una decisión así? ¿Por qué?

¿Que hice mal? ¿Como no me puedo culpar? Si una vida llena de bendiciones, prosperidad y amor eterno te prometí y no te lo pude dar.

¿Por qué no me dediqué a escucharte más? A darle mas importancia a las noches en las que no podías dormir. Quizás tú solo querías silencio y no canciones de una voz inexperta.

¿Por qué no me dediqué a apreciar más tu rostro? El enamoramiento me cegó y me centré en cada rasgo en tu rostro ¿Qué me faltó para entender el sufrimiento por el que pasabas?

¿Qué me faltó?

¿Qué necesitabas?

¿Por qué me dejaste así?

¿Por qué no pude discernir lo que pasaba?

¿Por qué no sólo entendí?

¿Por qué?

Habían respuestas que jamás recibiría y mi cuerpo tampoco podía asimilarlo, no podía comprenderlo y mis emociones eran como un suplicio de condena que estaba dispuesto a pagar como castigo.

Y lo haría de cualquier forma.

Aunque ya nada importara y la culpa fuese mi aflicción más grande, no podía pensar ni sentir nada más mientras el coche giraba conmigo dentro y las luces se apagaran, dejándome desolado en un silencio del que no estaba seguro si podría salir.

Aquella Noche NuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora