Se había dado cuenta de que alguien había estado en su casa al instante cuando el entró.
Habían unas latas de cerveza en la mesa de descanso y barro al lado de los muebles, el olor en el ambiente era de humo.
Reviso su casa por completo, encontrándolo en perfecto estado.
La persona que había entrado no había rebuscado.
No quería las pruebas, no quería nada acerca del asesino.
Lo quería a él.
Y eso provocó un dolor contante en la cabeza del asesino, quien rebuscó en su cajón encontrando un paquete de cigarrillos sin fumar. Había extrañado esa manera de relajación; que con él rubio no lo necesito.
Se sentó en su mueble de su cuarto de música, colocando un disco de vinilo en su tocadiscos.
Ahora solo le faltaba esperar, para conocer o saber algo acerca de la persona que estaba acosándolo.
Su cuerpo estaba cansado, sus párpados se cerraban y su mente se relajaba con el olor y sabor del tabaco en él.
Encontró a Jannet.
Se encontraba empacando sus maletas de una manera rápida.
Cuando la castaña encontró la mirada verde, su cuerpo se paralizó. No pensó que eso pasaría.
De sus labios salieron balbuceos que el asesino no logró captar.
—¿Qué haces?
—M-Michael, yo... yo- Me voy.
Los ojos del asesino se empaparon y las promesas que la castaña hizo venían y daban vuelta en su cabeza
—Pero-Me prometiste que no lo harías... que no me abandonarías.
—Lo siento mucho, Mikey
La castaña cogió su única maleta y se paró al lado del asesino tratando de despedirse del chico confundido.
—Déjame explicarte-
—Solo vete.
Se había despertado de golpe sintiendo su corazón latir demasiado rápido. Sus manos estaban adormecidas y su rostro pálido. Aún no amanecía, el cielo se encontraba de un negro aterrador aún.
Sacó despacio el disco de vinilo, lo limpió y volvió a guardar, antes de salir a revisar a sus perros.
Solo había prendido una luz, que era la que se encontraba en la cocina, e iluminaba perfecto al jardín.
Salió.
Y frunció el ceño de inmediato al encontrar uno de sus perros tirados en el césped. Avanzó rápidamente encontrando a su perro con la boca llena de espuma blanca.
Su respiración se aceleró y acaricio el pelaje sin brillo de su perro mirando hacia todos los lados.
Avanzó unos pasos viendo algo raro en su parrilla de carnes.
Levanto lentamente la tela espesa que cubría el bulto, y encontró a su otro perro con un destornillador atravesado en el cuello.
El asesino saltó del susto y la impresión, frunció el ceño.
Y pegado en la pared se encontraba una nota.
"—X"
Eso era obra de la misma persona que estaba detrás de él, era obvio.
Su cuerpo se empezaba a llenar de preocupación, su mente se estaba llenando de pánico y miedo en solo un instante. ¿Cómo se supone que debería reaccionar a eso?
Tenía pruebas suficientes y pistas relevantes. Pero esas cartas no eran suficientes para su partida.
Bajó a su sótano y trajo con él una palana.
Enterró a sus queridos perros en su mismo jardín, cubiertos con unas sábanas blancas.
Ahora no tenía esas armas blancas que utilizaba para su protección.
Ahora si podíamos decir, que el asesino estaba completamente solo.
Pasó las siguientes horas sentado en el sillón de su sala, con las luces completamente apagadas y un cigarrillo entre sus dientes.
Ver a sus perros muertos lo había desconcertado y había asesinado por completo cualquier esperanza de sobrevivir.
Estaba tratando con un psicópata, que sabía cuándo, cómo, dónde atacar.
Y tenía que cuidar a su rubio, a ese niño que no había visto hace más de dos semanas.
Así que lo único que haría de ahora en adelante era tratar de no involucrar al rubio en lo más mínimo.
Porque podía tolerar cualquier cosa, menos que lastimen a su rubio.
***
Sonrió ampliamente y luego soltó una carcajada al recordar la cara que había puesto el asesino al ver a sus perros muertos.
Sus lindos cuchillos afilados y las notas se encontraban en su maleta de cuero negro, ordenados.
Lo único que tenía en su cabeza era matar, pero matar solo al asesino. El único que abrió esa pasión tan oscura en él.
Sus manos jugueteaban suavemente con las notas que aún tenía sin mandar mientras sus ganas se hacían más grandes, había estado esperando eso por tanto.
Lo había estado siguiendo, incluso el asesino había visto su rostro.
Su mente solo proyectaba y proyectaba la cruel maldad que tuvo él al matar al amor de su vida. Y había grabado cada uno de sus movimientos que ahora le servirían.
Era un completo demente que sabía cómo planear sus movimientos de una manera perfecta.
Se sentía orgulloso de haber estado observándolo todos estos últimos años y que el asesino no se diera cuenta.
Sabía de cada asesinato del asesino, él también sabía quién eran. Pero él no quería esa clase de venganza.
Sus piernas fueron silenciosas mientras caminaban hacía la casa en donde el asesino se encontraban.
La nota la llevaba en las manos, perfectamente lisa, blanca y con los recortes de letras que se esmeraba demasiado en perfeccionarlas.
Sus dedos largos eran ágiles y con tan solo un movimiento el ruido de la hoja deslizando, metió la hoja doblada debajo de la puerta oscura.
"Estamos cerca.
—X"
***
No se había dado cuenta de la nota, había cerrado todo. Se había encerrado por completo. No podía controlar los nervios que tenía.
Su cuerpo aún estaba inmóvil y sentado en el sillón del cuero más grueso. Sus dedos apretaban sus labios con fuerzas y su mandíbula estaba tensa.
Los pensamientos dentro de él, variaban constantemente. Su rubio no estaba y eso lo calmaba.
Pero lo extrañaba y eso era jodidamente jodido para él.
Sus manos se deslizaron por sus rodillas y las apretó fuertemente antes de volver a revisar su casa.
Tenía un gran nudo en la espalda y un peso en el pecho.
Sus días estaban contados y sus horas se estaban pasando.
Tomó una lata de cerveza y pasó las manos por su cabello.
Su mano se posó en su cabeza cuando observó la nota debajo de su puerta. No quería verla, no quería abrirla.
Pero no podía ignorarla.
Leyó la nota y la arrugó de inmediato.
Eso lo estaba volviendo loco, lo estaba enfermando con cada cosa fuera de lo normal que sucedía.
Pero eso era lo que esa persona quería conseguir. Y ya lo estaba haciendo.
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The Killer [Muke Clemmings]
RomanceEra un asesino que unos ojos azules terminaron matándolo.