XXVI.

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One Shot / AU! Sin Quirks.
Palabras: 750.

🚩

— ¿De qué quiere hablar, jefe? —cuestionaste.

El aire acondicionado de la sala privada en el ostentoso restaurante erizaba tu piel o tal vez era la vista panorámica de la ciudad con la imponente figura del Todoroki frente a ti, con su pulcra camisa blanca, la chaqueta de vestir colgada en la silla, sus vibrantes orbes turquesas analizando tu rígida postura mientras dabas un trago a tu Bloody Mary para aliviar los nervios.

—Llámame por mi primer nombre cuando estemos solos, en este momento somos colegas, no jefe y empleada —dijo naturalmente, entrelazando sus manos en la mesa, alzando una ceja con la pícara sonrisa que pocas veces habías presenciado.

A este punto tus mejillas eran de la misma tonalidad carmesí de su cabello, un llamativo color encendido bajo las luces artificiales de las numerosas bombillas del techo y aclaraste tu garganta que se secó de repente, no entendiste en qué instante se instaló esa tensión sexual en el ambiente y te sentiste desfallecer cuando te pidió por segunda vez que "Enji" saliera de tus labios para referirte a él. Eso seguramente borraba los límites que debían existir en su relación laboral, pero después de todo, ahora eran un hombre y una mujer compartiendo unas bebidas, escuchando música instrumental, esperando que cualquiera de los dos rompiera ese silencio tajante que te enloquecía.

—De acuerdo, Enji. Te percibo muy distinto esta noche, ¿algo especial que haya cambiado tu actitud a la defensiva de costumbre? —interrogaste y él volvió a sonreír, no podía negar que eras bastante perspicaz y le fascinaba.

—Creo que deberías saber porqué estás aquí, ya sabes, tú fuiste la que escribió esos correos diciendo lo caliente que soy y como te encantaría que te tomara en mi escritorio en tu hora de descanso —sus palabras parecían salidas de una película erótica, de eso no cabía duda, y la seguridad que tuvo al expresarlas casi te hace desmayar.

Su sonrisa no titubeó, como un padre que atrapa a su hijo en una travesura divertida y lo encara con las manos en la masa. Tus manos apretaron los bordes de la falda tubo negra que llevabas, intentando no chillar porque conocías esas palabras de un lugar en específico y no querías pensar que había leído esas vergonzosas conversaciones con tu mejor amiga por correo electrónico en la computadora de la oficina. Las comisuras de su boca se mantenían arriba, formando unas atractivas comillas en su boca y las cuales iban a la perfección con el resto de sus masculinas facciones marcadas por la experiencia.

Tragaste fuerte, preparando la perorata sin sentido que escupirías por el pánico haciendo ruido en tu cabeza—. Pero, señor, en ningún momento yo...

—Enji. Recuérdalo. 

—Bien, Enji, realmente no sabía que esos correos llegaron a sus manos y me causa angustia porque el último así fue enviado desde hace unas semanas —dijiste, tus mejillas ardían en furia y combinaban con el color de tu esmalte de uñas—. Sé que esto puede poner en juego mi trabajo y hacerme lucir muy poco profesional, pero la verdad es que solo es un desliz.

Él no dejó de verte en ningún instante, sujetando tus manos sobre la mesa y alejándote de la dulce bebida alcohólica. Lo que jamás imaginaste, ni en tus más locas fantasías, es que el susodicho depositara un suave beso en el dorso de ellas, quitándote el aliento con sus orbes turquesas que transmitían una especie de... ¿adoración y devoción hacia ti? Aunque eso no podía tener ningún sentido, era tu jefe, un hombre hecho y derecho que sabe lo que quiere, y que tú no llevabas ni una oportunidad con alguien que tuviese esas cualidades.

Enji pareció leer la línea de tus pensamientos veloces, murmurando tu nombre mientras seguía sonriendo, ahora deslizando sus gruesos dedos por los mechones desordenados de tu cabello. Y detallando el bonito anillo de rubíes que te había obsequiado al firmar la renovación de su contrato cuatro meses atrás. Le parecía casi absurdo, conociendo lo inteligente y sagaz que era, que no se diera cuenta lo mucho que estaba enamorado de ella.

—Quiero que sepas que busqué la manera de hacer las cosas bien, y eso me llevó tiempo, así que esperé el momento indicado para confesar todos estos sentimientos que no me dejaban pensar —afirmó, su semblante serio le corroboraba la sinceridad en su declaración y casi sintió que el corazón se le salía del pecho—. Más que algo carnal, quiero que seas mi pareja.

Un grito resonó en el área privada.

Mírame ↳ Enji Todoroki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora