Título: Revelación.
Palabras: 1200.Enji Todoroki bufó, la vena de su frente resaltaba de una manera extraña y pensó que si volviera a los buenos años de su juventud tendría un severo brote de acné en el rostro. Pero era lo que menos le preocupaba, su principal preocupación era que su retoñito Natsuo estaba actuando demasiado raro para su gusto y no exactamente porque el adolescente fuera... una caja de sorpresas, sino que percibía su mirada como dos filosas tijeras que se clavaban en su espalda.
Tétrico. Un escalofrío bajó por su espalda y sintió las orejas calientes, no por su habilidad, supuso que alguien estaría hablando sobre él. Sin embargo, con todos los inconvenientes que surgían en su trabajo eran suficientes para mantener su cabeza concentrada en otras cosas y no maquinando las posibles causas de ese comportamiento que le eran ajenos, quizás solo atravesaba una lucha interna contra sí mismo, preguntándose sobre los nuevos cambios que su padre manifestaba... o que tenía una madrastra un par de años mayor que él.
A pesar de que recibió un mensaje desconocido con unas amenazas siguió su día normal, echando de menos la dulce presencia de (Nombre), quien se encontraba patrullando por las calles junto a Hawks. Porque sí, le había hecho prometer a su hombre de confianza que en su ausencia la cuidara. Sintió un sentimiento alojarse en la boca de su estómago, agradable y revoltoso, así que observó las bonitas flores que brotaron de la planta, decidiendo si aquello era lo mejor o quedaría como un tonto cursi enamorado.
Negó varias veces, dispersando los pensamientos negativos y continuó escribiendo con hábiles movimientos la tarjeta que incluiría en ese pequeño detalle, el cual según él, era muy insignificante para lo que merecía su tierna novia. Aunque ella estaría más que fascinada por ese gesto.
Sonrió ampliamente, mordiéndose el labio inferior y suspiró, sabiendo que estaba bastante jodido. La amaba más de lo que demostraba—. Espero que no se de cuenta del poder que ejerce sobre mí.
La joven no podía ocultarle nada a Todoroki, era como intentar tapar el sol con un solo dedo y desafiar al héroe número uno; suspicaz, inteligente, analítico. Nada se escapaba de sus orbes turquesas que prometían respuestas a los misterios imperantes en el universo, tan hermosos como los de un príncipe de Disney, revelando los sentimientos de ese corazón a través de esos cristales que conducían al alma del mayor. No obstante, (Nombre), dudaba de sí, creyendo que tal vez no sería una buena mujer para el pelirrojo, a pesar de que ya todo estaba hecho, la noticia recorrió hasta los rincones más paupérrimos de Japón y del mundo, no podía tolerar que la derrota se cerniera sobre ella.
Abrió la puerta de su oficina, hallándose en medio el dueño de su amor. El semblante sosegado le sorprendió, porque vislumbraba un inevitable debate de Endeavor cuando señaló una carta encima del escritorio y que poseía grabado el nombre de su hijo con un título bastante comprometedor para su gusto, pasando por alto los retoños coloridos en la maceta en el alféizar de la ventana. Él conocía de su molestia a las personas que las cortaban, dejándolas morir a los pocos días por la carencia de su fuerte raíz arraigada a la tierra y por eso le encantaba, viendo como pétalos chispeaban de tonalida vibrante la sobria habitación.
—"Perdón por las palabras hirientes que solté sin darte tregua para que explicaras tu sentir, fui un idiota al creer que una mujer como tú solamente deseaba estar con mi padre por mero capricho y necesidad de fama" —citó Enji, los vestigios de su sagaz personalidad reluciendo en el tenso momento—. Se extendió mucho en la descripción breve, supongo que debe ser más importante lo que escribió adentro de ella.
—Cielo, yo... —murmuró la muchacha, la boca se le secó y sintió los nervios causando estragos en su anatomía por la penetrante mirada del profesional en su menuda complexión.
—Me enteré hace menos de tres horas que mi hijo tenía una atracción hacia ti, no sé como nació, puede ser esa la respuesta a porque se comportaba tan distante y misterioso estos días... como si realmente le hubiese quitado una añoranza que guardaba de los ojos del resto —espetó, sus párpados cayendo y las pestañas tupidas cubriendo esos irises azules que amaba—. ¿Soy un mal padre, no?
La fémina se apresuró en acercarse al varón, acariciando sus tonificados brazos, llevando las falanges contrarias a su rostro para que la tocase y no titubeara, lo que más le asustaba es que echara por la borda ese inmenso sentimiento que revoloteaba en su interior. Por primera vez en tanto tiempo, (Nombre) atisbó las lágrimas retenidas cristalizar su campo de visión y enterró su cara en el cuello masculino, sintiéndose de forma abrupta una culpable.
—No lo eres, no eres adivino para estar enterado de los deseos ajenos. Son cosas que suceden —las oraciones salían de su boca con dificultad al darse cuenta que él no correspondía a sus muestras de cariño—. Enji, eres un buen padre, cometes errores como todos... yo...
—Si lo fuera no estaríamos en esta situación —soltó conciso, peinando los mechones ébano de la femenina para que los hipos desaparecieran. Lloraba y eso le dolía infinitamente en el pecho—. He tomado malas decisiones, lo sé, pero me hace sentir terrible que mi hijo halla estado involucrado en esto.
—Yo pensaba contarte cuando encontrara el instante propicio y adecuado para ello, no es algo sencillo de abordar —explicó la de suave tez, apretando el traje del hombre cuando analizó el peso de sus palabras—. ¿Te retractas de haber empezado esto conmigo? ¿De lo que hemos vivido juntos?
Las gotas perlaron sus mejillas, su nariz estaba roja y la voz se le cortaba con cada frase que decía. Terror, decepción, tristeza; una combinación apremiante que le impedía respirar tranquilamente. Mientras que el de la cicatriz sujetaba su delicado semblante, limpiando el rastro de su amargura y enfocó esos bonitos irises que le mantenían con los pies en la tierra, pero viviendo un sueño del que jamás quería despertar.
—Me temo que nunca lo haría —confesó, los pulmones de (Nombre) inflándose del oxígeno que le faltaba segundos antes—, esta vez todo es diferente porque veo en ti la luz que siempre busqué y estoy dispuesto a quedarme una vida entera.
Ella sonrió entre lágrimas, sorbiendo la nariz como una niña pequeña que se lastima la rodilla y es atendida por su respondable. Asintió vehemente, conmocionada por las diáfanas emociones que bajan a cántaros—. Gracias por eso, yo, la verdad, pensé que romperías conmigo.
—No agradezcas, soy yo quien debe hacerlo —respondió, seguro de sí mismo. Abrazándola, besándole la frente, los párpados, los pómulos y de último, los labios colorados—. Porque a pesar de encontrarme roto, amargado, triste y sin rumbo, te atreviste a amarme aunque muchos pudieran decir lo peor de ti.
Aspiró la fragancia varonil que llevaba, acurrucándose sentada en su regazo para que la consintiera con miles de cariños y besos dulces regados por su faz. Era una carga menos con la que lidiar, así que sonrió sin que nada la detuviera, haciéndole cosquillas con la barba de dos días que tenía y le dio la más sincera mirada de amor romántico que podría ofrecerle a alguien.
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Mírame ↳ Enji Todoroki
FanficEscenarios donde el flamante héroe número uno y tú viven diversas circunstancias, todas bajo el desarrollo de un sentimiento. 🔥BNHA Fanfiction / Personaje x Lectora. 🔥Partes cortas / Drabbles. 🔥Cover and banner by @orpheus_s